¡Ay, Dios mío! Esto sí que está pesado, pura torta. Parece que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tiene un brete más grande que cualquier otra cosa que le haya pasado últimamente. El exdiputado Jorge Dengo soltó la bomba hace unos días, y ahora todos estamos hablando –y preocupándonos– de las listas de espera. No es una simple molestia, resulta que la cantidad de gente que se va de este mundo esperando una cirugía en la Caja duplica, ¡duplica!, las víctimas de homicidio en Costa Rica en casi tres años. ¡Qué nivel!
Y ojo, esto no es un invento ni una exageración. Dengo presentó datos contundentes, números que dan escalofríos. En 2023 tuvimos 907 asesinatos, en 2024 fueron 880, y hasta octubre de 2025 vamos sumando 709. Pero, señoras y señores, entre 2023 y enero de 2025 –ojo, ¡menos tiempo que los homicidios!– murieron 5,793 personas esperando una cirugía en la CCSS. ¡Más de cinco mil personas! Imagínate la carga que eso representa para las familias.
No quiero minimizar la gravedad de la inseguridad, claro que no. Todos sabemos que la delincuencia nos come vivo, que el miedo se siente en cada esquina. ¡Es una vara bien dura! Pero si miramos estos números fríos, nos damos cuenta de que nuestro propio sistema de salud, el que debería cuidarnos, está fallando de manera catastrófica. Mientras gritamos por más policías y penas más duras para los delincuentes, miles de personas mueren lentamente porque no pueden acceder a una cirugía a tiempo. ¡Qué descaro!
Lo que más molesta es el silencio administrativo. Que nadie haga ruido, que sigamos discutiendo teorías sobre quién es el malo y cómo solucionar la inseguridad, mientras la gente muere de enfermedades tratables. Es como si a la CCSS le diera igual, como si estuvieran acostumbrados a ver cómo la vida de los pacientes se va al traste. ¡Qué pena ajena!
Y no estoy culpando a los trabajadores de la CCSS, eh. Sé que muchos de ellos se esfuerzan al máximo, pero están atados de manos por un sistema burocrático que parece diseñado para frustrar a la gente. Ahí entra en juego esos sindicatos que siempre quieren proteger sus fuerzos, y los mandos medios que se agarran a sus curules con uñas y dientes. ¡Una junta directiva y una gerencia haciendo el cafetal! Eso es lo que le pasa a nuestra querida Caja.
Dengo no anduvo con rodeos y apuntó directamente a esas fallas internas. Dijo que la autonomía de la CCSS se ha convertido en una excusa para la ineficiencia, que hay demasiada política y poca gestión. Es una crítica directa, y aunque duele escucharla, creo que tiene mucha razón. Tenemos que dejar de darle largas a este problema y empezar a buscar soluciones reales.
Ahora, con las elecciones acercándose, esto es una vara que los candidatos deberían tomarse muy en serio. Prometer parques nuevos y carreteras más anchas está bien, pero si no resuelven la crisis de la salud pública, ¿qué van a lograr? Necesitamos líderes que tengan la valentía de enfrentar esta realidad incómoda y que propongan medidas concretas para mejorar el acceso a la atención médica. Que se pongan las pilas, porque la gente está harta de promesas vacías.
Bueno, pues ahí lo tienen. Un panorama sombrío, pero que necesita salir a la luz. ¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que la CCSS puede revertir esta situación o estamos condenados a seguir viendo cómo la vida de los costarricenses se pierde en interminables listas de espera? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, que esto necesita una conversación seria!
Y ojo, esto no es un invento ni una exageración. Dengo presentó datos contundentes, números que dan escalofríos. En 2023 tuvimos 907 asesinatos, en 2024 fueron 880, y hasta octubre de 2025 vamos sumando 709. Pero, señoras y señores, entre 2023 y enero de 2025 –ojo, ¡menos tiempo que los homicidios!– murieron 5,793 personas esperando una cirugía en la CCSS. ¡Más de cinco mil personas! Imagínate la carga que eso representa para las familias.
No quiero minimizar la gravedad de la inseguridad, claro que no. Todos sabemos que la delincuencia nos come vivo, que el miedo se siente en cada esquina. ¡Es una vara bien dura! Pero si miramos estos números fríos, nos damos cuenta de que nuestro propio sistema de salud, el que debería cuidarnos, está fallando de manera catastrófica. Mientras gritamos por más policías y penas más duras para los delincuentes, miles de personas mueren lentamente porque no pueden acceder a una cirugía a tiempo. ¡Qué descaro!
Lo que más molesta es el silencio administrativo. Que nadie haga ruido, que sigamos discutiendo teorías sobre quién es el malo y cómo solucionar la inseguridad, mientras la gente muere de enfermedades tratables. Es como si a la CCSS le diera igual, como si estuvieran acostumbrados a ver cómo la vida de los pacientes se va al traste. ¡Qué pena ajena!
Y no estoy culpando a los trabajadores de la CCSS, eh. Sé que muchos de ellos se esfuerzan al máximo, pero están atados de manos por un sistema burocrático que parece diseñado para frustrar a la gente. Ahí entra en juego esos sindicatos que siempre quieren proteger sus fuerzos, y los mandos medios que se agarran a sus curules con uñas y dientes. ¡Una junta directiva y una gerencia haciendo el cafetal! Eso es lo que le pasa a nuestra querida Caja.
Dengo no anduvo con rodeos y apuntó directamente a esas fallas internas. Dijo que la autonomía de la CCSS se ha convertido en una excusa para la ineficiencia, que hay demasiada política y poca gestión. Es una crítica directa, y aunque duele escucharla, creo que tiene mucha razón. Tenemos que dejar de darle largas a este problema y empezar a buscar soluciones reales.
Ahora, con las elecciones acercándose, esto es una vara que los candidatos deberían tomarse muy en serio. Prometer parques nuevos y carreteras más anchas está bien, pero si no resuelven la crisis de la salud pública, ¿qué van a lograr? Necesitamos líderes que tengan la valentía de enfrentar esta realidad incómoda y que propongan medidas concretas para mejorar el acceso a la atención médica. Que se pongan las pilas, porque la gente está harta de promesas vacías.
Bueno, pues ahí lo tienen. Un panorama sombrío, pero que necesita salir a la luz. ¿Ustedes qué piensan? ¿Creen que la CCSS puede revertir esta situación o estamos condenados a seguir viendo cómo la vida de los costarricenses se pierde en interminables listas de espera? ¡Déjenme sus opiniones en el foro, que esto necesita una conversación seria!