¡Ay, patitos! No ganamos, pero tampoco perdimos. Así quedó el sabor de boca tras el empate a cero entre Costa Rica y Honduras en suelo catracho. La verdad, esperábamos un poquito más, pero bueno, un punto siempre es un punto, ¿no?
Vamos por partes, porque esta historia tiene más vueltas que un coco en espiral. Entramos al juego sabiendo que necesitábamos sumar. Ya ven, la Fecha FIFA de septiembre nos dejó con la mosca atrás, complicándonos la vida en estas eliminatorias rumbo al Mundial del 2026. Una derrota allá sería haber puesto la mano en el fuego a que la cosa se pusiera aún más difícil.
Y digo yo, no es fácil ir a visitar a Honduras, precisamente. ¡El Estadio Nacional Francisco Morazán es una olla a presión! Pero la Sele llegó con la mentalidad correcta: aguantar los embistes y aprovechar cualquier oportunidad que se presentara. Como les decía a mis compas, si le sacábamos un empate, ya tendríamos algo entre manos, sobre todo pensando en el partidazo que tenemos en casa contra Nicaragua el próximo lunes.
Desde el pitazo inicial, quedó claro nuestro plan de juego: cerrarle el paso a los hondureños, formar un paredón defensivo y esperar a que ellos cometan un error. Y vaya que funcionó. En la primera mitad, la defensa liderada por el regreso de Kendall Waston fue una muralla. ¡Ni verla! Casi ni tuvieron que sudar la camiseta, salvo algún acercamiento aislado de Rommel Quioto. Keylor Navas, como siempre, atento, aunque poco requerido.
Pero ojo, que esto no significa que estuviéramos jugando a la defensiva por pura flojera. Al contrario, chicos, hicimos un trabajo espectacular en zona baja. Josimar Alcócer, Manfred Ugalde y Alonso Martínez se rifaron buscando balones y recuperando posesión. El problema es que arriba, en ataque, nos faltó puntería, chispa... digamos que dejamos mucho que desear. De hecho, en toda la primera parte, creo que solo tuvimos un par de oportunidades decentes para abrir el marcador, ambas desperdiciadas en tiros libres que enviamos desviados.
La segunda mitad continuó con la misma melodía: Honduras presionaba, nosotros resistíamos y buscábamos alguna escapada. Fue ahí, en los últimos minutos, donde tuvimos las ocasiones más claras. ¡Imagínenselo!: Álvaro Zamora, que entró como cambio, estuvo a punto de mandarla adentro con un cabezazo que se estrelló en el travesaño. ¡Un susto de esos que te dejan helado! Luego, Alcócer y Carlos Mora también probaron suerte, pero el arquero Menjívar respondió bien.
Al final, el marcador se mantuvo en el 0-0. Un empate que nos deja terceros en el grupo, con 3 puntos, sí, pero dependiendo de nosotros mismos para avanzar. Ahora, necesitamos ganar a matar a Nicaragua el lunes para meter presión a Haití y Honduras, que suman 5 puntos cada uno. Si logramos sumar seis y, de paso, sale un empate entre haitianos y hondureños, estaríamos metidos en harina, compadres, con posibilidades reales de clasificar directamente al Mundial. ¡Sería tremendo!
Así que, díganme, ¿creen que con este empate y teniendo que ganar el próximo lunes contra Nicaragua, realmente estamos cerca de asegurar nuestra clasificación al Mundial? ¿Deberíamos cambiar la estrategia y arriesgarnos más en ataque, o mantener esta fórmula defensiva que nos ha dado resultados hasta ahora?
Vamos por partes, porque esta historia tiene más vueltas que un coco en espiral. Entramos al juego sabiendo que necesitábamos sumar. Ya ven, la Fecha FIFA de septiembre nos dejó con la mosca atrás, complicándonos la vida en estas eliminatorias rumbo al Mundial del 2026. Una derrota allá sería haber puesto la mano en el fuego a que la cosa se pusiera aún más difícil.
Y digo yo, no es fácil ir a visitar a Honduras, precisamente. ¡El Estadio Nacional Francisco Morazán es una olla a presión! Pero la Sele llegó con la mentalidad correcta: aguantar los embistes y aprovechar cualquier oportunidad que se presentara. Como les decía a mis compas, si le sacábamos un empate, ya tendríamos algo entre manos, sobre todo pensando en el partidazo que tenemos en casa contra Nicaragua el próximo lunes.
Desde el pitazo inicial, quedó claro nuestro plan de juego: cerrarle el paso a los hondureños, formar un paredón defensivo y esperar a que ellos cometan un error. Y vaya que funcionó. En la primera mitad, la defensa liderada por el regreso de Kendall Waston fue una muralla. ¡Ni verla! Casi ni tuvieron que sudar la camiseta, salvo algún acercamiento aislado de Rommel Quioto. Keylor Navas, como siempre, atento, aunque poco requerido.
Pero ojo, que esto no significa que estuviéramos jugando a la defensiva por pura flojera. Al contrario, chicos, hicimos un trabajo espectacular en zona baja. Josimar Alcócer, Manfred Ugalde y Alonso Martínez se rifaron buscando balones y recuperando posesión. El problema es que arriba, en ataque, nos faltó puntería, chispa... digamos que dejamos mucho que desear. De hecho, en toda la primera parte, creo que solo tuvimos un par de oportunidades decentes para abrir el marcador, ambas desperdiciadas en tiros libres que enviamos desviados.
La segunda mitad continuó con la misma melodía: Honduras presionaba, nosotros resistíamos y buscábamos alguna escapada. Fue ahí, en los últimos minutos, donde tuvimos las ocasiones más claras. ¡Imagínenselo!: Álvaro Zamora, que entró como cambio, estuvo a punto de mandarla adentro con un cabezazo que se estrelló en el travesaño. ¡Un susto de esos que te dejan helado! Luego, Alcócer y Carlos Mora también probaron suerte, pero el arquero Menjívar respondió bien.
Al final, el marcador se mantuvo en el 0-0. Un empate que nos deja terceros en el grupo, con 3 puntos, sí, pero dependiendo de nosotros mismos para avanzar. Ahora, necesitamos ganar a matar a Nicaragua el lunes para meter presión a Haití y Honduras, que suman 5 puntos cada uno. Si logramos sumar seis y, de paso, sale un empate entre haitianos y hondureños, estaríamos metidos en harina, compadres, con posibilidades reales de clasificar directamente al Mundial. ¡Sería tremendo!
Así que, díganme, ¿creen que con este empate y teniendo que ganar el próximo lunes contra Nicaragua, realmente estamos cerca de asegurar nuestra clasificación al Mundial? ¿Deberíamos cambiar la estrategia y arriesgarnos más en ataque, o mantener esta fórmula defensiva que nos ha dado resultados hasta ahora?