¡Ay, Dios mío, qué bacano esto! La Universidad Nacional, pa’ darle duro, ha culminado un programa de cinco años bien rifado pa’ echarle una mano a la educación intercultural y recuperar las lenguas originarias en lugares como Boruca, Curré y Talamanca. Como dicen por ahí, ‘pa’l pueblo, pa’l pueblo’, y este programa le va a dar caña a mantener viva nuestra cultura.
Este proyecto, liderado por la División de Educación Rural (DER), busca proteger nuestras raíces y formar maestros que puedan enseñar estas lenguas ancestrales. No es un secreto que muchas culturas han quedado medio abandonadas, pero la U está poniendo manos a la obra para cambiar eso y asegurarnos de que nuestros nietos sepan de dónde vienen. Imaginen poder conversar con sus abuelos en el idioma de siempre, ¡qué orgullo!
El programa, llamado PPAA (Programa de Apoyo Permanente a Escuelas Indígenas), nació con la intención clara de apoyar al sistema educativo nacional en materia de inclusión de los pueblos originarios. Se puso a trabajar de la mano con las direcciones regionales del Ministerio de Educación Pública (MEP) y los Consejos Locales de Educación Indígena (CLEI). ¡Y vaya que se fajaron! Han hecho un trabajo digno de admirar, echándole ganas para que todo salga bien.
Lo interesante de este programa es que no se quedaron solo en teoría; se metieron de lleno en la práctica. Hicieron acompañamiento a los profesores, crearon material educativo nuevo, organizaron viajes académicos, llevaron a cabo talleres en las comunidades y hasta se conectaron con gente de otros países que trabajan en cosas similares. ¡Qué nivel! Un esfuerzo colaborativo de lujo.
En Boruca y Curré, por ejemplo, lanzaron el proyecto Upshigrajdin Di Tegat Yet, que significa algo así como ‘Enseñemos el idioma brunka’. Este proyecto engloba a los maestros de lengua y cultura, supervisores y autoridades locales. ¡Todo el mundo trabajando juntos para resucitar el idioma brunca! Lo cual es importantísimo, porque una lengua es mucho más que palabras, es historia, es tradición, es la forma de ver el mundo de un pueblo entero.
Después de varios años de trabajo intenso, lograron producir un documental de casi media hora que muestra cómo se desarrolla el proceso de enseñanza del brunka y un estudio académico que analiza los avances logrados. Estos materiales son evidencia de que el equipo de la U realmente se comprometió con esta causa, construyendo conocimientos de manera conjunta con las comunidades. ¡Eso sí que es hacer las cosas bien!
Pero la faena no termina ahí. En Talamanca, continuaron el Plan Piloto Namu Wokir, que ya había tenido éxito en el pasado. Ahí realizaron talleres, evaluaron el progreso de los estudiantes, planificaron las clases y promovieron la educación intercultural. Además, tuvieron encuentros con la comunidad para discutir problemas relacionados con el idioma, la cultura y el rendimiento escolar. ¡Un brete de actividades!
Ahora, con el programa llegando a su fin, preparan un libro que resume todas las experiencias y logros alcanzados. También están creando documentos y presentaciones para compartir sus hallazgos con otros investigadores y educadores. Y para rematar, el equipo de la U presentó sus investigaciones en un congreso en Londres. ¡Imagínense, representando a Costa Rica y mostrando nuestro trabajo al mundo! Entonces, digo yo, ¿creen que es suficiente con que el gobierno siga hablando de diversidad cultural o necesitamos seguir invirtiendo en programas como este para que nuestras lenguas originarias no se vayan al traste?
Este proyecto, liderado por la División de Educación Rural (DER), busca proteger nuestras raíces y formar maestros que puedan enseñar estas lenguas ancestrales. No es un secreto que muchas culturas han quedado medio abandonadas, pero la U está poniendo manos a la obra para cambiar eso y asegurarnos de que nuestros nietos sepan de dónde vienen. Imaginen poder conversar con sus abuelos en el idioma de siempre, ¡qué orgullo!
El programa, llamado PPAA (Programa de Apoyo Permanente a Escuelas Indígenas), nació con la intención clara de apoyar al sistema educativo nacional en materia de inclusión de los pueblos originarios. Se puso a trabajar de la mano con las direcciones regionales del Ministerio de Educación Pública (MEP) y los Consejos Locales de Educación Indígena (CLEI). ¡Y vaya que se fajaron! Han hecho un trabajo digno de admirar, echándole ganas para que todo salga bien.
Lo interesante de este programa es que no se quedaron solo en teoría; se metieron de lleno en la práctica. Hicieron acompañamiento a los profesores, crearon material educativo nuevo, organizaron viajes académicos, llevaron a cabo talleres en las comunidades y hasta se conectaron con gente de otros países que trabajan en cosas similares. ¡Qué nivel! Un esfuerzo colaborativo de lujo.
En Boruca y Curré, por ejemplo, lanzaron el proyecto Upshigrajdin Di Tegat Yet, que significa algo así como ‘Enseñemos el idioma brunka’. Este proyecto engloba a los maestros de lengua y cultura, supervisores y autoridades locales. ¡Todo el mundo trabajando juntos para resucitar el idioma brunca! Lo cual es importantísimo, porque una lengua es mucho más que palabras, es historia, es tradición, es la forma de ver el mundo de un pueblo entero.
Después de varios años de trabajo intenso, lograron producir un documental de casi media hora que muestra cómo se desarrolla el proceso de enseñanza del brunka y un estudio académico que analiza los avances logrados. Estos materiales son evidencia de que el equipo de la U realmente se comprometió con esta causa, construyendo conocimientos de manera conjunta con las comunidades. ¡Eso sí que es hacer las cosas bien!
Pero la faena no termina ahí. En Talamanca, continuaron el Plan Piloto Namu Wokir, que ya había tenido éxito en el pasado. Ahí realizaron talleres, evaluaron el progreso de los estudiantes, planificaron las clases y promovieron la educación intercultural. Además, tuvieron encuentros con la comunidad para discutir problemas relacionados con el idioma, la cultura y el rendimiento escolar. ¡Un brete de actividades!
Ahora, con el programa llegando a su fin, preparan un libro que resume todas las experiencias y logros alcanzados. También están creando documentos y presentaciones para compartir sus hallazgos con otros investigadores y educadores. Y para rematar, el equipo de la U presentó sus investigaciones en un congreso en Londres. ¡Imagínense, representando a Costa Rica y mostrando nuestro trabajo al mundo! Entonces, digo yo, ¿creen que es suficiente con que el gobierno siga hablando de diversidad cultural o necesitamos seguir invirtiendo en programas como este para que nuestras lenguas originarias no se vayan al traste?