¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el circo político, y esta vez José Miguel Villalobos, el abogado del presidente Chaves, se mandó una bochornosa. En medio de un mitin en San Carlos, el hombre soltó unas frases que levantaron polvareda y dejaron a muchos con la boca abierta. Resulta que, para promover a Laura Fernández, la candidata presidencial de Pueblo Soberano, decidió hacer una comparación... digamos, peculiar, con la exprimedienta Laura Chinchilla.
Para ponerle contexto a la cosa, Villalobos estaba buscando a toda costa darle un empujón a la campaña de Fernández, tratando de convencer al electorado de que esta sí sabe gobernar. Argumentaba que la gente andaba asustada de votar por otra Laura, evocando recuerdos, probablemente no muy buenos, del paso de Chinchilla por Casa Amarilla. Pero en lugar de simplemente destacar las virtudes de Fernández, eligió la vía de la comparación directa, dejando claro que, según él, una Laura fue 'mala' y la otra, bueno, 'buena'. ¡Menudo despiche!
Las palabras textuales fueron estas: “Ya era hora de que este pueblo le dijera no todas las mujeres gobiernan como Laura Chinchilla. Cuando decían ‘¿cómo es posible volver a elegir otra mujer que se llame Laura?’ y yo les decía: había una Laura la mala, ahora tenemos una Laura buena.” ¡Imagínate el ambiente ahí en San Carlos! Se escucharon algunos aplausos, otros murmullos incómodos, y varios descargando hombros. Parece que no todos estaban convencidos de la estrategia.
Pero eso no es todo, porque el candidato aprovechó la ocasión para reafirmar su cercanía con el presidente Chaves, presentándose como su defensor personal y legal. Con una sonrisa de oreja a oreja, dijo sentirse inmensamente orgulloso de ser conocido como "el abogado del presidente Rodrigo Chaves". Aseguró que defenderlo ha sido uno de los mayores honores de su carrera, resaltando la valentía, la decencia, el poder y la popularidad de su representado. ¡Un fervor admirable, vamos! Claramente, el abogado no se anda con rodeos al mostrar su apoyo al mandatario.
Y hablando de rodeos, los analistas políticos ya están dando vueltas alrededor de este episodio. Algunos señalan que la comparación con Chinchilla pudo haber sido contraproducente, ya que evoca inevitablemente recuerdos negativos asociados a la gestión de la exprimedienta. Otros creen que la intención era precisamente generar polémica y atraer la atención hacia la campaña de Fernández, una jugada arriesgada pero quizás efectiva para romper la monotonía de la contienda electoral. Lo cierto es que la polémica está servida y el debate en redes sociales no cesa.
En cuanto a Laura Fernández, ella no se ha pronunciado directamente sobre las declaraciones de Villalobos, aunque sus asesores han emitido comunicados indirectos enfatizando la importancia de enfocarse en propuestas y soluciones, evitando detractores y confrontaciones innecesarias. Parece que prefieren mantenerse al margen de la controversia, esperando que el revuelo se calme pronto. Pero, sinceramente, con este tipo de declaraciones, difícil que la cosa se tranquilice tan rápido.
Más allá de la polémica, este incidente nos plantea interrogantes importantes sobre el papel de los discursos políticos en Costa Rica y la forma en que se construye la imagen de los candidatos. ¿Es ético comparar a un político con otro, especialmente si la comparación implica juicios de valor negativos? ¿De qué manera influyen estos discursos en la percepción pública de los candidatos y en la toma de decisiones de los votantes? Son preguntas que ameritan reflexión, especialmente en tiempos de polarización política.
En fin, la campaña sigue tomando tintes cada vez más coloridos y polémicos. Y ahora, para cerrar el círculo, quiero saberles a ustedes: ¿creen que la comparación de Villalobos fue una estrategia inteligente o un error garrafal? ¿Cómo creen que afectarán estas declaraciones la campaña de Laura Fernández y las chances de Pueblo Soberano en las próximas elecciones?
Para ponerle contexto a la cosa, Villalobos estaba buscando a toda costa darle un empujón a la campaña de Fernández, tratando de convencer al electorado de que esta sí sabe gobernar. Argumentaba que la gente andaba asustada de votar por otra Laura, evocando recuerdos, probablemente no muy buenos, del paso de Chinchilla por Casa Amarilla. Pero en lugar de simplemente destacar las virtudes de Fernández, eligió la vía de la comparación directa, dejando claro que, según él, una Laura fue 'mala' y la otra, bueno, 'buena'. ¡Menudo despiche!
Las palabras textuales fueron estas: “Ya era hora de que este pueblo le dijera no todas las mujeres gobiernan como Laura Chinchilla. Cuando decían ‘¿cómo es posible volver a elegir otra mujer que se llame Laura?’ y yo les decía: había una Laura la mala, ahora tenemos una Laura buena.” ¡Imagínate el ambiente ahí en San Carlos! Se escucharon algunos aplausos, otros murmullos incómodos, y varios descargando hombros. Parece que no todos estaban convencidos de la estrategia.
Pero eso no es todo, porque el candidato aprovechó la ocasión para reafirmar su cercanía con el presidente Chaves, presentándose como su defensor personal y legal. Con una sonrisa de oreja a oreja, dijo sentirse inmensamente orgulloso de ser conocido como "el abogado del presidente Rodrigo Chaves". Aseguró que defenderlo ha sido uno de los mayores honores de su carrera, resaltando la valentía, la decencia, el poder y la popularidad de su representado. ¡Un fervor admirable, vamos! Claramente, el abogado no se anda con rodeos al mostrar su apoyo al mandatario.
Y hablando de rodeos, los analistas políticos ya están dando vueltas alrededor de este episodio. Algunos señalan que la comparación con Chinchilla pudo haber sido contraproducente, ya que evoca inevitablemente recuerdos negativos asociados a la gestión de la exprimedienta. Otros creen que la intención era precisamente generar polémica y atraer la atención hacia la campaña de Fernández, una jugada arriesgada pero quizás efectiva para romper la monotonía de la contienda electoral. Lo cierto es que la polémica está servida y el debate en redes sociales no cesa.
En cuanto a Laura Fernández, ella no se ha pronunciado directamente sobre las declaraciones de Villalobos, aunque sus asesores han emitido comunicados indirectos enfatizando la importancia de enfocarse en propuestas y soluciones, evitando detractores y confrontaciones innecesarias. Parece que prefieren mantenerse al margen de la controversia, esperando que el revuelo se calme pronto. Pero, sinceramente, con este tipo de declaraciones, difícil que la cosa se tranquilice tan rápido.
Más allá de la polémica, este incidente nos plantea interrogantes importantes sobre el papel de los discursos políticos en Costa Rica y la forma en que se construye la imagen de los candidatos. ¿Es ético comparar a un político con otro, especialmente si la comparación implica juicios de valor negativos? ¿De qué manera influyen estos discursos en la percepción pública de los candidatos y en la toma de decisiones de los votantes? Son preguntas que ameritan reflexión, especialmente en tiempos de polarización política.
En fin, la campaña sigue tomando tintes cada vez más coloridos y polémicos. Y ahora, para cerrar el círculo, quiero saberles a ustedes: ¿creen que la comparación de Villalobos fue una estrategia inteligente o un error garrafal? ¿Cómo creen que afectarán estas declaraciones la campaña de Laura Fernández y las chances de Pueblo Soberano en las próximas elecciones?