Bueno, pues ahí va, mi gente. Laura Fernández llegó a Limón, y vaya recibimiento… Un montón de gente, pancartas, el rollo completo. Pero la pregunta que flota en el aire, como la niebla en Veragüitas, es si esta vez sí van a hacer caso a los limonenses o si es la misma vaina de siempre: promesas que se quedan en el papel reciclado.
La candidata, respaldada por el Pueblo Soberano y una banda de políticos reconocidos –Gamboa, Cisneros, toda la planilla–, soltó la bomba de un plan que suena ambicioso: una marina y terminal de cruceros que, según sus cálculos, podría levantarle el polvo a la economía local generando unas 20 mil plazas de empleo. ¡Veinte mil!, pa’ Limón eso es como ganarle la lotería…
Pero vamos a ser honestos, ¿cuántas veces hemos escuchado esa cifra mágica? Ya tuvimos otros proyectos que prometían el cielo y la tierra y terminaron siendo un brete, un problema más. Uno recuerda el aeropuerto internacional, que todavía anda medio medio; o la pesca industrial, que más que ayudar, trajo problemas ambientales y económicos. Entonces, uno se queda pensando: ¿esta vez será diferente?
Para tratar de convencer a los escépticos, Fernández también lanzó la idea de una Zona Franca en Liverpool, buscando copiar el modelo del área metropolitana. Esto, dicen, podría atraer inversión extranjera y darle un empuje al sector productivo. Además, prometieron reubicar la pista del aeropuerto y construir un hospital nuevo, dos necesidades urgentes que llevan años rondando como fantasmas.
Y claro, la preocupación por la inseguridad, porque nadie puede negar que Limón necesita un respiro. La candidata hizo hincapié en evitar que los jóvenes caigan en manos del narcotráfico, declarando que “los jóvenes limonenses no tienen que ser el caldo de cultivo de los narcotraficantes”. Suena lindo en el discurso, pero la calle es dura y las soluciones reales necesitan más que palabras bonitas.
Ahora, analizando un poco la movida política, parece que Fernández está buscando consolidar el voto costero, echándole ganas a la base del Pueblo Soberano en la región. Están aprovechando los logros de la administración actual, mencionando cosas como el Ebáis de Limón o el Centro Cívico por la Paz, pero también hay quien murmura que es pura campaña, tratando de pegarle brillo a una situación que no es fácil.
Edgar Campbell, candidato a diputado, aseguró que la provincia quedaría “en buenas manos” a partir de 2026, pero eso es fácil decirlo desde la tarima. Lo importante es ver si cumplen con lo que prometen. Porque aquí en Limón, uno ya sabe que las promesas electorales, a veces, se evaporan más rápido que la brisa del mar.
Entonces, mi gente, la pelota está en la cancha. Laura Fernández ha lanzado sus cartas, pero ahora toca ver si realmente tiene el músculo y la voluntad para llevar adelante esos proyectos. Con tantas promesas incumplidas en el pasado, ¿creen que esta vez sí veremos cambios reales en Limón? ¿Les da esperanzas este plan o piensan que es más de lo mismo? Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensa el foro sobre esto.
La candidata, respaldada por el Pueblo Soberano y una banda de políticos reconocidos –Gamboa, Cisneros, toda la planilla–, soltó la bomba de un plan que suena ambicioso: una marina y terminal de cruceros que, según sus cálculos, podría levantarle el polvo a la economía local generando unas 20 mil plazas de empleo. ¡Veinte mil!, pa’ Limón eso es como ganarle la lotería…
Pero vamos a ser honestos, ¿cuántas veces hemos escuchado esa cifra mágica? Ya tuvimos otros proyectos que prometían el cielo y la tierra y terminaron siendo un brete, un problema más. Uno recuerda el aeropuerto internacional, que todavía anda medio medio; o la pesca industrial, que más que ayudar, trajo problemas ambientales y económicos. Entonces, uno se queda pensando: ¿esta vez será diferente?
Para tratar de convencer a los escépticos, Fernández también lanzó la idea de una Zona Franca en Liverpool, buscando copiar el modelo del área metropolitana. Esto, dicen, podría atraer inversión extranjera y darle un empuje al sector productivo. Además, prometieron reubicar la pista del aeropuerto y construir un hospital nuevo, dos necesidades urgentes que llevan años rondando como fantasmas.
Y claro, la preocupación por la inseguridad, porque nadie puede negar que Limón necesita un respiro. La candidata hizo hincapié en evitar que los jóvenes caigan en manos del narcotráfico, declarando que “los jóvenes limonenses no tienen que ser el caldo de cultivo de los narcotraficantes”. Suena lindo en el discurso, pero la calle es dura y las soluciones reales necesitan más que palabras bonitas.
Ahora, analizando un poco la movida política, parece que Fernández está buscando consolidar el voto costero, echándole ganas a la base del Pueblo Soberano en la región. Están aprovechando los logros de la administración actual, mencionando cosas como el Ebáis de Limón o el Centro Cívico por la Paz, pero también hay quien murmura que es pura campaña, tratando de pegarle brillo a una situación que no es fácil.
Edgar Campbell, candidato a diputado, aseguró que la provincia quedaría “en buenas manos” a partir de 2026, pero eso es fácil decirlo desde la tarima. Lo importante es ver si cumplen con lo que prometen. Porque aquí en Limón, uno ya sabe que las promesas electorales, a veces, se evaporan más rápido que la brisa del mar.
Entonces, mi gente, la pelota está en la cancha. Laura Fernández ha lanzado sus cartas, pero ahora toca ver si realmente tiene el músculo y la voluntad para llevar adelante esos proyectos. Con tantas promesas incumplidas en el pasado, ¿creen que esta vez sí veremos cambios reales en Limón? ¿Les da esperanzas este plan o piensan que es más de lo mismo? Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensa el foro sobre esto.