Maes, agárrense porque la campaña presidencial, aunque parezca lejana, ya empezó a calentar motores y Laura Fernández no se anduvo por las ramas este fin de semana. La candidata del rodriguismo, que viene con un discurso durísimo en temas de seguridad, se sentó a hablar con Otto Guevara y, para serles franco, dejó caer un par de bombas que todavía están haciendo eco. El titular de la entrevista lo dice todo: según ella, nuestro sistema penal actual es básicamente un chiste mal contado que solo sirve para darle palmaditas en la espalda a los delincuentes. Una afirmación que, diay, a más de uno le va a resonar en medio del caos que vivimos.
Aquí es donde la vara se pone realmente densa. Fernández no se quedó en la típica palabrería política de “hay que mejorar la seguridad”. No, mae. Ella se fue a lo personal, a la fibra sensible. Contó la historia de un señor llamado Carlos, un tata cuyo único hijo fue asesinado por unos menores de edad. ¿Y la parte que te revuelve el estómago? Que los responsables ya andan libres, como si nada. Es en este punto donde el discurso de Fernández explota y uno entiende su línea de ataque. "¿Cómo puede ser que un homicida... esté libre?", se pregunta. Y la verdad, es una pregunta que muchísimos en este país nos hacemos todos los días. Es un despiche de sistema que un papá tenga que vivir sabiendo que los que le quitaron “su tesoro más grande” andan por la calle.
La crítica de Fernández es un misil directo a la forma en que se han construido las leyes en Costa Rica por años. Ella básicamente dice que generaciones de políticos y “tomadores de decisiones” se han jalado la torta de crear un marco legal tan garantista para el criminal que se les olvidó por completo la víctima. Habla de "prerrogativas para favorecer a asesinos", y aunque suena súper fuerte, es el sentimiento que se percibe en la calle cuando vemos noticias de tipos con 20 pasadas que siguen delinquiendo. La candidata lo califica de “absoluta barbaridad”, y con la ola de violencia que no para, su mensaje cae en tierra fértil. La gente está harta, asustada y, sobre todo, sedienta de que alguien ponga orden de una vez por todas.
Pero bueno, criticar es la parte fácil del brete. ¿Cuál es la solución que propone? Según la nota, Fernández habla de “reformas profundas del Estado”. Su plan incluye fortalecer al Poder Judicial, asegurarle independencia real a la Fiscalía para que pueda investigar sin presiones y, ojo a esto, darle más músculo e independencia a la Sala IV. En resumen, su receta es desmantelar lo que ella considera un sistema pro-criminal y reconstruirlo con un enfoque en la víctima y el castigo efectivo. Es la bandera de “mano dura” ondeando con fuerza, una estrategia que sabemos que conecta con el miedo y la frustración de la gente, especialmente cuando parece que las balaceras son el pan de cada día.
Al final, lo que tenemos es el arranque de una narrativa que sin duda va a marcar la próxima campaña. Laura Fernández se está posicionando como la figura de autoridad que viene a arreglar el desorden, usando un lenguaje directo y casos humanos que pegan durísimo. Deja de lado los discursos floreados para hablarle al ciudadano de a pie que tiene miedo de salir a la calle. Ahora, la pregunta del millón para nosotros en el foro, maes... Más allá de si uno es rodriguista o no, ¿creen que este discurso de mano dura y reforma total es la medicina que ocupa el país para salir de este hueco de inseguridad? ¿O es puro populismo penal que suena bien, pero que en la práctica es difícil de aplicar y podría traer otros problemas? Abro debate.
Aquí es donde la vara se pone realmente densa. Fernández no se quedó en la típica palabrería política de “hay que mejorar la seguridad”. No, mae. Ella se fue a lo personal, a la fibra sensible. Contó la historia de un señor llamado Carlos, un tata cuyo único hijo fue asesinado por unos menores de edad. ¿Y la parte que te revuelve el estómago? Que los responsables ya andan libres, como si nada. Es en este punto donde el discurso de Fernández explota y uno entiende su línea de ataque. "¿Cómo puede ser que un homicida... esté libre?", se pregunta. Y la verdad, es una pregunta que muchísimos en este país nos hacemos todos los días. Es un despiche de sistema que un papá tenga que vivir sabiendo que los que le quitaron “su tesoro más grande” andan por la calle.
La crítica de Fernández es un misil directo a la forma en que se han construido las leyes en Costa Rica por años. Ella básicamente dice que generaciones de políticos y “tomadores de decisiones” se han jalado la torta de crear un marco legal tan garantista para el criminal que se les olvidó por completo la víctima. Habla de "prerrogativas para favorecer a asesinos", y aunque suena súper fuerte, es el sentimiento que se percibe en la calle cuando vemos noticias de tipos con 20 pasadas que siguen delinquiendo. La candidata lo califica de “absoluta barbaridad”, y con la ola de violencia que no para, su mensaje cae en tierra fértil. La gente está harta, asustada y, sobre todo, sedienta de que alguien ponga orden de una vez por todas.
Pero bueno, criticar es la parte fácil del brete. ¿Cuál es la solución que propone? Según la nota, Fernández habla de “reformas profundas del Estado”. Su plan incluye fortalecer al Poder Judicial, asegurarle independencia real a la Fiscalía para que pueda investigar sin presiones y, ojo a esto, darle más músculo e independencia a la Sala IV. En resumen, su receta es desmantelar lo que ella considera un sistema pro-criminal y reconstruirlo con un enfoque en la víctima y el castigo efectivo. Es la bandera de “mano dura” ondeando con fuerza, una estrategia que sabemos que conecta con el miedo y la frustración de la gente, especialmente cuando parece que las balaceras son el pan de cada día.
Al final, lo que tenemos es el arranque de una narrativa que sin duda va a marcar la próxima campaña. Laura Fernández se está posicionando como la figura de autoridad que viene a arreglar el desorden, usando un lenguaje directo y casos humanos que pegan durísimo. Deja de lado los discursos floreados para hablarle al ciudadano de a pie que tiene miedo de salir a la calle. Ahora, la pregunta del millón para nosotros en el foro, maes... Más allá de si uno es rodriguista o no, ¿creen que este discurso de mano dura y reforma total es la medicina que ocupa el país para salir de este hueco de inseguridad? ¿O es puro populismo penal que suena bien, pero que en la práctica es difícil de aplicar y podría traer otros problemas? Abro debate.