¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de cabeza otra vez. Resulta que Gilbert Bell Fernández, mejor conocido como “Macho Coca”, un tipo que empezó en el negocio de la pesca y la construcción por acá en Guanacaste, ahora tiene al FBI pisándole los talones. Parece que sus propiedades y sus cuentas bancarias, que de repente empezaron a crecer como mochas, no eran tan limpias como aparentaban. Lo quieren extraditar a Estados Unidos por cargos serios de tráfico de drogas, ¡una verdadera torta!
Según los americanos, este señor andaba liderando una banda que enviaba cocaína desde Costa Rica hasta territorio gringo. No precisamente pa’ fumarla en la playa, sino pa’ cosas más turbias, dicen. El Tribunal del Distrito Sur de Nueva York ya pidió formalmente su entrega, alegando que Bell hacía tratos con agentes encubiertos, incluyendo una muestra de la droga y negociaciones para mandar unos 700 kilos de cocaína directo a Nueva York. ¡Imagínate la bronca que eso le habrá dado al DEA!
Pero la cosa no termina ahí, chunches. El pobre “Macho Coca” ya estaba metido en otro brete bastante serio: el robo de combustibles. Desde el 2018, varios investigadores lo han vinculado a estas operaciones ilegales, donde supuestamente se aprovechaban de los subsidios de Incopesca para meterle mano al gas y venderlo a precios más bajos en el mercado negro. Dicen que tenía varias embarcaciones y recibía estos subsidios, cosa que levantó sospechas desde hace tiempo.
Hace poco, en noviembre del 2023, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo puso en su lista negra de OFAC, lo que significa que todos sus activos fueron congelados y cualquier transacción con él quedó bloqueada. Esta lista, señores míos, es pa' gente muy seria: narcotraficantes, terroristas, tipos que se lavan plata… Pa’ que entiendan la gravedad de la vara, nomás digámosles que el mae ya está en la cúspide del problema, agarradito de manos.
Y recuerden que lleva un año detenido en prisión preventiva por este caso del robo de combustible. Estaba pensando que tal vez le iban a dar salida pronto, pero ahora con esta solicitud de extradición de Estados Unidos, parece que va a estar echaito pa’ atrás por mucho tiempo. Se jaló una torta bien grande, como se dice por acá, tratando de hacer negocios turbios y ahora tiene que rendir cuentas ante dos países. ¡Qué sal!
El perfil del hombre es interesante, diay. Empezó siendo un humilde pescador, luego se aventuró en la construcción, y de pronto, ¡zas!, sus ingresos empezaron a dispararse. Conseguía licencias de pesca, tenía barcos, recibía esos subsidios de Incopesca… Todo parecía ir de maravilla hasta que los radares comenzaron a detectar movimientos extraños. Las primeras investigaciones apuntaron a irregularidades en proyectos de construcción en terrenos estatales, pero luego salió a relucir el asunto del narcotráfico y la legitimación de capitales.
Ahora bien, no podemos negar que “Macho Coca” representa una figura compleja en nuestra sociedad. Un ejemplo de cómo alguien puede partir de abajo y, aparentemente, alcanzar el éxito económico. Pero también nos sirve como advertencia de que la ambición desmedida y los atajos pueden llevar a un destino muy amargo. Este caso levanta muchas preguntas sobre la vigilancia de los subsidios, el control de las actividades pesqueras y la lucha contra el crimen organizado en Costa Rica.
¿Ustedes qué opinan, compañeros? Con tanto escándalo alrededor de este caso, ¿creen que las autoridades deberían revisar a fondo todos los beneficiarios de los subsidios de Incopesca para evitar que esto vuelva a pasar, o simplemente es un caso aislado de un mae que se fue a la onda demasiado rápido?
Según los americanos, este señor andaba liderando una banda que enviaba cocaína desde Costa Rica hasta territorio gringo. No precisamente pa’ fumarla en la playa, sino pa’ cosas más turbias, dicen. El Tribunal del Distrito Sur de Nueva York ya pidió formalmente su entrega, alegando que Bell hacía tratos con agentes encubiertos, incluyendo una muestra de la droga y negociaciones para mandar unos 700 kilos de cocaína directo a Nueva York. ¡Imagínate la bronca que eso le habrá dado al DEA!
Pero la cosa no termina ahí, chunches. El pobre “Macho Coca” ya estaba metido en otro brete bastante serio: el robo de combustibles. Desde el 2018, varios investigadores lo han vinculado a estas operaciones ilegales, donde supuestamente se aprovechaban de los subsidios de Incopesca para meterle mano al gas y venderlo a precios más bajos en el mercado negro. Dicen que tenía varias embarcaciones y recibía estos subsidios, cosa que levantó sospechas desde hace tiempo.
Hace poco, en noviembre del 2023, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo puso en su lista negra de OFAC, lo que significa que todos sus activos fueron congelados y cualquier transacción con él quedó bloqueada. Esta lista, señores míos, es pa' gente muy seria: narcotraficantes, terroristas, tipos que se lavan plata… Pa’ que entiendan la gravedad de la vara, nomás digámosles que el mae ya está en la cúspide del problema, agarradito de manos.
Y recuerden que lleva un año detenido en prisión preventiva por este caso del robo de combustible. Estaba pensando que tal vez le iban a dar salida pronto, pero ahora con esta solicitud de extradición de Estados Unidos, parece que va a estar echaito pa’ atrás por mucho tiempo. Se jaló una torta bien grande, como se dice por acá, tratando de hacer negocios turbios y ahora tiene que rendir cuentas ante dos países. ¡Qué sal!
El perfil del hombre es interesante, diay. Empezó siendo un humilde pescador, luego se aventuró en la construcción, y de pronto, ¡zas!, sus ingresos empezaron a dispararse. Conseguía licencias de pesca, tenía barcos, recibía esos subsidios de Incopesca… Todo parecía ir de maravilla hasta que los radares comenzaron a detectar movimientos extraños. Las primeras investigaciones apuntaron a irregularidades en proyectos de construcción en terrenos estatales, pero luego salió a relucir el asunto del narcotráfico y la legitimación de capitales.
Ahora bien, no podemos negar que “Macho Coca” representa una figura compleja en nuestra sociedad. Un ejemplo de cómo alguien puede partir de abajo y, aparentemente, alcanzar el éxito económico. Pero también nos sirve como advertencia de que la ambición desmedida y los atajos pueden llevar a un destino muy amargo. Este caso levanta muchas preguntas sobre la vigilancia de los subsidios, el control de las actividades pesqueras y la lucha contra el crimen organizado en Costa Rica.
¿Ustedes qué opinan, compañeros? Con tanto escándalo alrededor de este caso, ¿creen que las autoridades deberían revisar a fondo todos los beneficiarios de los subsidios de Incopesca para evitar que esto vuelva a pasar, o simplemente es un caso aislado de un mae que se fue a la onda demasiado rápido?