¡Upe, compas! Se puso color de hormiga brava en la Asamblea Legislativa con la renuncia de Stephan Brunner, el primer vicepresidente. Parecía trámite sencillo, pero mae, ¡casi se jalan una torta de campeonato! Resulta que la bronca se armó por si la renuncia solo se “conocía” o si se tenía que votar. Rodrigo Arias, el presi de la Asamblea, dijo que había que votar, basándose en el 121 de la Constitución. ¡Y ahí fue donde la mula botó a Genaro!
Diay, Pilar Cisneros, jefa de fracción del chavismo, saltó como leche hervida. Dijo que la renuncia era unilateral, que Arias se la estaba jugando de mandamás con una decisión “arbitraria y antojadiza”, y que lo único que correspondía era que la Asamblea la “conociera” y el TSE le quitara las credenciales a Brunner. Hasta sacó a relucir las renuncias de Kevin Casas y Laura Chinchilla en tiempos de Óscar Arias, como si fuera la biblia. Pero el directorio legislativo le dijo: “¡N’ombre, doña Pilar, por ahí no es!”.
Arias, con toda la pachorra del mundo, le respondió a Cisneros que la política “es cambiante” (¡obvio!) y que la Constitución es clarita en que las renuncias de los Supremos Poderes se votan. Pusieron a votación la apelación de Cisneros, y ¡zas!, le dieron vuelta con 25 votos en contra. El chavismo, Nueva República, el PLP y un puñado del PUSC querían que se revocara la decisión de Arias, pero no les alcanzó el arroz.
Antes de la votación, a cada diputado le dieron 15 minutos para hablar sobre la vara. La mayoría dijo que solo había que “conocer” la renuncia de Brunner y seguir con otros temas más importantes. Pero Gloria Navas, la diputada independiente, se plantó y dijo que no, que había que votar según la Constitución y la jurisprudencia. “Conocer es avocarse al conocimiento y tomar una decisión. Al señor (Brunner) no le vamos a negar que se vaya, porque me parece que es un Gobierno inútil”, mandó a decir doña Gloria, ¡sin pelos en la lengua!
Vanessa Castro, del PUSC, también aprovechó para sacar los trapitos al sol. Criticó que se estuviera perdiendo el tiempo con este despiche en vez de hablar de las denuncias y causas abiertas contra Brunner. “Es un señor vicepresidente que si van a la calle nadie sabe quién es”, dijo Castro. Y mae, ¡se destapó! Recordó las denuncias por financiamiento electoral ilegal, el asunto de la póliza para jerarcas del Ejecutivo, y la recomendación de destituir a toda la junta directiva del BNCR. “Que se vaya y que se vayan todos los demás”, remató, ¡con ganas de prenderle fuego al rancho!
Al final, la Asamblea aceptó la renuncia de Brunner por unanimidad. Ahora el TSE se encarga de quitarle las credenciales. ¡Y bueno, mae, qué le vamos a hacer! A ver qué torta nos sale ahora. ¿Ustedes qué opinan de todo este merequetengue? ¿Creen que Brunner hizo bien en renunciar o que simplemente se rajó?
Diay, Pilar Cisneros, jefa de fracción del chavismo, saltó como leche hervida. Dijo que la renuncia era unilateral, que Arias se la estaba jugando de mandamás con una decisión “arbitraria y antojadiza”, y que lo único que correspondía era que la Asamblea la “conociera” y el TSE le quitara las credenciales a Brunner. Hasta sacó a relucir las renuncias de Kevin Casas y Laura Chinchilla en tiempos de Óscar Arias, como si fuera la biblia. Pero el directorio legislativo le dijo: “¡N’ombre, doña Pilar, por ahí no es!”.
Arias, con toda la pachorra del mundo, le respondió a Cisneros que la política “es cambiante” (¡obvio!) y que la Constitución es clarita en que las renuncias de los Supremos Poderes se votan. Pusieron a votación la apelación de Cisneros, y ¡zas!, le dieron vuelta con 25 votos en contra. El chavismo, Nueva República, el PLP y un puñado del PUSC querían que se revocara la decisión de Arias, pero no les alcanzó el arroz.
Antes de la votación, a cada diputado le dieron 15 minutos para hablar sobre la vara. La mayoría dijo que solo había que “conocer” la renuncia de Brunner y seguir con otros temas más importantes. Pero Gloria Navas, la diputada independiente, se plantó y dijo que no, que había que votar según la Constitución y la jurisprudencia. “Conocer es avocarse al conocimiento y tomar una decisión. Al señor (Brunner) no le vamos a negar que se vaya, porque me parece que es un Gobierno inútil”, mandó a decir doña Gloria, ¡sin pelos en la lengua!
Vanessa Castro, del PUSC, también aprovechó para sacar los trapitos al sol. Criticó que se estuviera perdiendo el tiempo con este despiche en vez de hablar de las denuncias y causas abiertas contra Brunner. “Es un señor vicepresidente que si van a la calle nadie sabe quién es”, dijo Castro. Y mae, ¡se destapó! Recordó las denuncias por financiamiento electoral ilegal, el asunto de la póliza para jerarcas del Ejecutivo, y la recomendación de destituir a toda la junta directiva del BNCR. “Que se vaya y que se vayan todos los demás”, remató, ¡con ganas de prenderle fuego al rancho!
Al final, la Asamblea aceptó la renuncia de Brunner por unanimidad. Ahora el TSE se encarga de quitarle las credenciales. ¡Y bueno, mae, qué le vamos a hacer! A ver qué torta nos sale ahora. ¿Ustedes qué opinan de todo este merequetengue? ¿Creen que Brunner hizo bien en renunciar o que simplemente se rajó?
