¡Ay, mael! Esto sí que le pone saborcito a la Navidad. El Hospital Nacional de Niños se vistió de gala anoche con el encendido de su tradicional árbol navideño, dejando a los pequeños pacientes y sus familias boquiabiertos. Se armó un buen ambiente, diay, me dio hasta cosquillas ver esas caritas iluminadas.
Como siempre, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) se sumó a la piñata, colaborando en este evento que ya es una tradición más vieja que el Cerro de la Muerte. Este año no fue la excepción; el árbol, que les dicen que tardaron dos semanitas en instalarlo, es una verdadera chimba. Está cargadísimo de luces LED y figuras 3D que parecen sacadas de un cuento de hadas. ¡Se nota el cariño puesto!
Mauricio Guzmán, el jefe del alumbrado público de la CNFL, nos contó que el personal ya empieza a planear estas cosas desde principios de año. “Es una ilusión para nosotros poder hacer esto cada año”, comentó Guzmán, visiblemente emocionado. Parece que este brete es importante para ellos, y eso se nota en el resultado final, que quedó chingón.
Y ni hablar de las actividades navideñas que organizaron para que las familias disfrutaran juntas. Hubo juegos, risas, música… ¡todo para levantarles el ánimo! El hospital, que a veces puede ser un lugar triste, se transformó en un oasis de alegría y esperanza. Uno se olvidaba por un momentito de las preocupaciones.
Este encendido de árbol, vamos a ser honestos, es una vara que la gente espera con ansias cada año. No importa si estás pasando por un momento difícil, el ver esas luces brillantes y sentir el espíritu navideño te da un empujoncito para seguir adelante. Eso sí es espíritu tico, diay.
Las sorpresas no terminaron ahí. Al parecer, este año hubo algunas figuras 3D nuevas y otras luces especiales que dejaron a muchos con la boca abierta. Parece que quisieron superarse y, créanme, lo lograron. Se rumora que hay un reno inflable gigante, ¡qué tunis!
Pero más allá de las luces y las decoraciones, lo que realmente importó fue el mensaje de esperanza y unión que transmitió el evento. En medio de un mundo tan complicado, es bueno tener momentos así, donde podamos conectar con nuestros seres queridos y recordar que siempre hay motivos para celebrar. Uno necesitaba este respiro, qué chimba.
En fin, la magia navideña llegó al Hospital Nacional de Niños y dejó huella en el corazón de todos. Ahora dime, ¿cuál ha sido tu recuerdo más especial de la Navidad en estos tiempos difíciles y crees que iniciativas como esta ayudan a fortalecer el tejido social costarricense?
Como siempre, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) se sumó a la piñata, colaborando en este evento que ya es una tradición más vieja que el Cerro de la Muerte. Este año no fue la excepción; el árbol, que les dicen que tardaron dos semanitas en instalarlo, es una verdadera chimba. Está cargadísimo de luces LED y figuras 3D que parecen sacadas de un cuento de hadas. ¡Se nota el cariño puesto!
Mauricio Guzmán, el jefe del alumbrado público de la CNFL, nos contó que el personal ya empieza a planear estas cosas desde principios de año. “Es una ilusión para nosotros poder hacer esto cada año”, comentó Guzmán, visiblemente emocionado. Parece que este brete es importante para ellos, y eso se nota en el resultado final, que quedó chingón.
Y ni hablar de las actividades navideñas que organizaron para que las familias disfrutaran juntas. Hubo juegos, risas, música… ¡todo para levantarles el ánimo! El hospital, que a veces puede ser un lugar triste, se transformó en un oasis de alegría y esperanza. Uno se olvidaba por un momentito de las preocupaciones.
Este encendido de árbol, vamos a ser honestos, es una vara que la gente espera con ansias cada año. No importa si estás pasando por un momento difícil, el ver esas luces brillantes y sentir el espíritu navideño te da un empujoncito para seguir adelante. Eso sí es espíritu tico, diay.
Las sorpresas no terminaron ahí. Al parecer, este año hubo algunas figuras 3D nuevas y otras luces especiales que dejaron a muchos con la boca abierta. Parece que quisieron superarse y, créanme, lo lograron. Se rumora que hay un reno inflable gigante, ¡qué tunis!
Pero más allá de las luces y las decoraciones, lo que realmente importó fue el mensaje de esperanza y unión que transmitió el evento. En medio de un mundo tan complicado, es bueno tener momentos así, donde podamos conectar con nuestros seres queridos y recordar que siempre hay motivos para celebrar. Uno necesitaba este respiro, qué chimba.
En fin, la magia navideña llegó al Hospital Nacional de Niños y dejó huella en el corazón de todos. Ahora dime, ¿cuál ha sido tu recuerdo más especial de la Navidad en estos tiempos difíciles y crees que iniciativas como esta ayudan a fortalecer el tejido social costarricense?