¡Ay, pata! Quién lo diría, Melissa decidió echarnos una sopa tremenda. Pese a que ni siquiera nos tocó de lleno, este huracán dejó un reguero de agua que ya nadie olvida. Parece mentira, ¿verdad?, que un huracán lejanito pueda causarte tantos problemas... pero Melissa vino con ganas.
Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), estamos hablando de récords rotos. Siete estaciones de monitoreo en todo el país reportaron su octubre más lluvioso en la historia. ¡Y ojo!, estas estaciones llevan más de diez años tomando datos, así que no hablamos de algún errorcito ocasional. Esto es serio, diay.
La furia de Melissa, que llegó a ser categoría 5 allá en el Caribe, influyó directamente en nuestras nubes. Como bien explica el IMN, “el sistema generó un arrastre de humedad y mantuvo la Zona de Convergencia Intertropical activa”. En otras palabras, Melissa nos trajo su marea de agua y no se anduvo con rodeos. Los números lo confirman: Nicoya con 1.140 mm, Parrita con 988 mm, San José Centro con 708 mm... ¡una locura!
Daniel Poleo, el meteorólogo del IMN, nos aclara que esto no fue un aguacero repentino. Fue una acumulación constante, principalmente durante los últimos días de octubre. “En algunos lugares, como Parrita y Nicoya, los montos históricos se alcanzaron prácticamente en seis días de precipitaciones constantes”, nos dice. Imaginen la bronca de estar ahí, viendo cómo el río se va tragando todo.
Pero, ¿por qué Melissa fue tan intensa? Según Poleo, varios factores se combinaron: la temperatura del mar Caribe un grado por encima del promedio, una debilidad en los vientos alisios y la presencia de un empuje frío al norte. Todo eso le dio la potencia extra para seguir azotando con tanta humedad. ¡Menuda combinación explosiva!
Las consecuencias fueron evidentes: inundaciones en barrios, calles convertidas en ríos, deslizamientos… y más de 2,200 incidentes reportados por los Bomberos. Recuerdo ver fotos de la zona sur sumergida, parecía el fin del mundo. Y digo yo, un mes y medio de lluvia en cinco días... ¡qué torta!
Lo que realmente asusta es la magnitud del fenómeno. Poleo recalca que Melissa fue el tercer ciclón con la presión atmosférica más baja en 170 años de registro. Eso significa que estamos ante un evento extremo, y debemos empezar a tomarlo en cuenta cuando hablemos de cambio climático y preparación ante desastres. No podemos andar pensando que esto solo pasa una vez en la vida, porque parece que estos fenómenos van a ir en aumento. Tenemos que ponernos las pilas, mae.
Ahora, dime tú: ¿crees que Costa Rica está preparada para enfrentar huracanes y lluvias torrenciales de esta magnitud? ¿Deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana y planes de evacuación, o simplemente esperar a que vuelva a pasar y lamentarnos después?
Según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN), estamos hablando de récords rotos. Siete estaciones de monitoreo en todo el país reportaron su octubre más lluvioso en la historia. ¡Y ojo!, estas estaciones llevan más de diez años tomando datos, así que no hablamos de algún errorcito ocasional. Esto es serio, diay.
La furia de Melissa, que llegó a ser categoría 5 allá en el Caribe, influyó directamente en nuestras nubes. Como bien explica el IMN, “el sistema generó un arrastre de humedad y mantuvo la Zona de Convergencia Intertropical activa”. En otras palabras, Melissa nos trajo su marea de agua y no se anduvo con rodeos. Los números lo confirman: Nicoya con 1.140 mm, Parrita con 988 mm, San José Centro con 708 mm... ¡una locura!
Daniel Poleo, el meteorólogo del IMN, nos aclara que esto no fue un aguacero repentino. Fue una acumulación constante, principalmente durante los últimos días de octubre. “En algunos lugares, como Parrita y Nicoya, los montos históricos se alcanzaron prácticamente en seis días de precipitaciones constantes”, nos dice. Imaginen la bronca de estar ahí, viendo cómo el río se va tragando todo.
Pero, ¿por qué Melissa fue tan intensa? Según Poleo, varios factores se combinaron: la temperatura del mar Caribe un grado por encima del promedio, una debilidad en los vientos alisios y la presencia de un empuje frío al norte. Todo eso le dio la potencia extra para seguir azotando con tanta humedad. ¡Menuda combinación explosiva!
Las consecuencias fueron evidentes: inundaciones en barrios, calles convertidas en ríos, deslizamientos… y más de 2,200 incidentes reportados por los Bomberos. Recuerdo ver fotos de la zona sur sumergida, parecía el fin del mundo. Y digo yo, un mes y medio de lluvia en cinco días... ¡qué torta!
Lo que realmente asusta es la magnitud del fenómeno. Poleo recalca que Melissa fue el tercer ciclón con la presión atmosférica más baja en 170 años de registro. Eso significa que estamos ante un evento extremo, y debemos empezar a tomarlo en cuenta cuando hablemos de cambio climático y preparación ante desastres. No podemos andar pensando que esto solo pasa una vez en la vida, porque parece que estos fenómenos van a ir en aumento. Tenemos que ponernos las pilas, mae.
Ahora, dime tú: ¿crees que Costa Rica está preparada para enfrentar huracanes y lluvias torrenciales de esta magnitud? ¿Deberíamos invertir más en sistemas de alerta temprana y planes de evacuación, o simplemente esperar a que vuelva a pasar y lamentarnos después?