¡Ay, Dios mío! Se nos está poniendo feíta la cosa acá en Costa Rica, mi gente. Los números no mienten y la realidad es dura: estamos viendo un aumento preocupante en los homicidios, y gran parte de la culpa, según dicen los mandamases de seguridad, es de esos malos andares del narcotráfico. Parece que se les ha complicado el brete, y nosotros estamos pagando la cuenta.
Según los jerarcas del OIJ y el Ministerio de Seguridad Pública, Michael Soto y Mario Zamora, respectivamente, casi el 75% de los homicidios que hemos registrado hasta ahora este 2025 están directamente relacionados con el negocio sucio de las drogas y la pelea entre bandas para controlar los territorios. ¡Eso quiere decir que estamos hablando de unas 630 personas fallecidas por esta maraña!
Zamora, pa' que no le queden resagos, fue claro: estamos viviendo una 'guerra armada' entre estas organizaciones. Ya no se trata solo de vender unos cuantos bultitos en la esquina; estos tipos están buscando dominancia total, y para eso no le guardan nada a nadie. Se pelean por los puntos de venta, por las rutas, por el control del negocio, y ahí es donde la violencia se dispara.
Soto, quien ahorita anda asumiendo el puesto de director interino del OIJ, añadió que somos un 'centro de operaciones regional' para la recepción, almacenamiento y distribución de cocaína. Eso significa que Costa Rica es un eslabón clave en la cadena del narcotráfico internacional, y eso, obviamente, atrae problemas.
Lo bueno, si así se le puede llamar, es que parece que las autoridades están prendidas. Proyectaban cerrar el año con más de mil homicidios, pero gracias al esfuerzo policial, creen que podrían quedarse en unos 875 o 880. Aunque, como bien dice Soto, a nivel país, eso sigue siendo una ‘pésima señal’. ¡Imagínate, mi pana! Más de ochocientas personas perdiendo la vida por un tema tan ruin…
Y no solo eso, sino que los registros de este año prometen ser históricos en otros aspectos. Se esperan cifras récords en cuanto a personas detenidas, armas decomisadas, droga incautada y allanamientos realizados. ¡Un chunche de trabajo duro por parte de la policía!, pero eso tampoco borra el hecho de que la inseguridad sigue siendo un problema grave y complejo. Están jalándose las greñas para mantener la contención, pero necesitan apoyo social para solucionar este brete a largo plazo.
Parece que la muerte de algunos jefes de banda creó un vacío de poder que desencadenó una batalla interna dentro de esas organizaciones. Así lo explica Zamora, mencionando específicamente incidentes violentos en zonas como Alajuelita y Desamparados. Un diay, ¡esto se puso turbio!, sacando a relucir la necesidad de tener líderes fuertes y claros en estas estructuras.
Entonces, mi gente, la pregunta es esta: ¿creemos que las medidas actuales son suficientes para frenar esta escalada de violencia ligada al narcotráfico, o necesitamos un cambio radical en la estrategia de seguridad pública? ¿Y qué papel juega la sociedad civil en combatir esta plaga que nos amenaza a todos? Dejen sus opiniones abajo, quiero saber qué piensan al respecto. ¡Que no se nos vaya al traste la tranquilidad!
Según los jerarcas del OIJ y el Ministerio de Seguridad Pública, Michael Soto y Mario Zamora, respectivamente, casi el 75% de los homicidios que hemos registrado hasta ahora este 2025 están directamente relacionados con el negocio sucio de las drogas y la pelea entre bandas para controlar los territorios. ¡Eso quiere decir que estamos hablando de unas 630 personas fallecidas por esta maraña!
Zamora, pa' que no le queden resagos, fue claro: estamos viviendo una 'guerra armada' entre estas organizaciones. Ya no se trata solo de vender unos cuantos bultitos en la esquina; estos tipos están buscando dominancia total, y para eso no le guardan nada a nadie. Se pelean por los puntos de venta, por las rutas, por el control del negocio, y ahí es donde la violencia se dispara.
Soto, quien ahorita anda asumiendo el puesto de director interino del OIJ, añadió que somos un 'centro de operaciones regional' para la recepción, almacenamiento y distribución de cocaína. Eso significa que Costa Rica es un eslabón clave en la cadena del narcotráfico internacional, y eso, obviamente, atrae problemas.
Lo bueno, si así se le puede llamar, es que parece que las autoridades están prendidas. Proyectaban cerrar el año con más de mil homicidios, pero gracias al esfuerzo policial, creen que podrían quedarse en unos 875 o 880. Aunque, como bien dice Soto, a nivel país, eso sigue siendo una ‘pésima señal’. ¡Imagínate, mi pana! Más de ochocientas personas perdiendo la vida por un tema tan ruin…
Y no solo eso, sino que los registros de este año prometen ser históricos en otros aspectos. Se esperan cifras récords en cuanto a personas detenidas, armas decomisadas, droga incautada y allanamientos realizados. ¡Un chunche de trabajo duro por parte de la policía!, pero eso tampoco borra el hecho de que la inseguridad sigue siendo un problema grave y complejo. Están jalándose las greñas para mantener la contención, pero necesitan apoyo social para solucionar este brete a largo plazo.
Parece que la muerte de algunos jefes de banda creó un vacío de poder que desencadenó una batalla interna dentro de esas organizaciones. Así lo explica Zamora, mencionando específicamente incidentes violentos en zonas como Alajuelita y Desamparados. Un diay, ¡esto se puso turbio!, sacando a relucir la necesidad de tener líderes fuertes y claros en estas estructuras.
Entonces, mi gente, la pregunta es esta: ¿creemos que las medidas actuales son suficientes para frenar esta escalada de violencia ligada al narcotráfico, o necesitamos un cambio radical en la estrategia de seguridad pública? ¿Y qué papel juega la sociedad civil en combatir esta plaga que nos amenaza a todos? Dejen sus opiniones abajo, quiero saber qué piensan al respecto. ¡Que no se nos vaya al traste la tranquilidad!
