¡Ay, Dios mío, qué vaina! Parece que nos estamos tragando el mundo entero, literalmente. Un nuevo reporte de la CCSS ha soltado la bomba: la obesidad en Costa Rica ha llegado a niveles alarmantes y, encima, está multiplicando por tres los problemas de salud que nos pueden mandar al hospital. Hablando claro, si estás gordito, tienes muchísimas más chances de tener presión alta, azúcar por las nubes y colesterol disparado.
El estudio, que le pusieron un nombre larguísimo – Multimorbilidad y Obesidad en Costa Rica: Resultados de la Vigilancia Nacional de Factores de Riesgo Cardiovascular 2025 –, básicamente dice que tenemos un problemón a cuestas, y no precisamente de músculos. Lo hicieron unos técnicos de la CCSS revisando datos de hace unos cuantos años, de cuando aún no andábamos todos pegándole al celular como ahora, así que ahí hay que pensar un poquito….
Los números no mienten, diay. Según la investigación, si tienes obesidad, corres tres veces más riesgo de sufrir hipertensión, diabetes y dislipidemia (colesterol alto). Eso significa que la enfermedad viene de paso y no te deja ni respirar tranquilo. Y ojo, que esto no es solo un dolor de cabeza médico, sino que además pone al sistema de salud contra la pared, gastando varas de plata en tratar gente que podría estar sana si se cuidara un pochito.
El epidemiólogo Roy Wong McClure, que parece sacado de una novela, nos explica que alrededor del 30% de las personas con sobrepeso sufren de estas tres enfermedades juntas. ¡Imagínate! Mientras tanto, si tienes un peso normal, apenas el 13%. Esa diferencia es abismal y nos da que pensar. Esto no es broma, es pura realidad y nos toca enfrentarla con los tacos puros y el batido de frutas, o lo que sea que tengamos a mano.
Pero la cosa pinta aún peor. Resulta que seis de cada diez personas con obesidad ya tienen alguna de estas condiciones, mientras que en la población sana solo es el caso de cuatro de cada diez. Ese es un dato que duele, ¿eh? No solo por nosotros mismos, sino por nuestros hijos y nietos que vienen corriendo detrás de nosotros comiendo pan dulce y galletas.
Y, para colmo, la combinación más común entre los obesos es hipertensión y dislipidemia, que es una dupla letal para el corazón. La doctora Diana Paniagua Hidalgo, otra experta que nos va iluminando, insiste en que hay que detectar a tiempo esas parejas peligrosas y empezar a tomar cartas en el asunto desde la primera tanda en el centro de salud. Porque prevenir siempre es mejor que lamentar, ¿verdad?
Las estadísticas son escalofriantes: ¡más de un tercio de la población adulta costarricense sufre de obesidad! Y eso equivale a más de un millón de personas. Las mujeres son las más afectadas, con un 55%, y los jóvenes de entre 20 y 64 años también están metidos de lleno en este brete. Aunque los mayordomos digan que es problema de la juventud, el hecho es que muchos adultos también se han dejado llevar por la pereza y la comida rápida, y ahora están pagando las cuentas.
Así que, ¿qué hacemos ahora, compas? La CCSS está tratando de echar pa’ lante con campañas de concienciación, promoviendo la comida sana y el ejercicio, pero al final del día la responsabilidad es nuestra. Y pensando en todo esto, me pregunto... ¿creemos realmente que Costa Rica, conocida por su Pura Vida y sus paisajes hermosos, está dispuesta a enfrentar este desafío de salud pública y cambiar hábitos para un futuro más sano o simplemente seguiremos viendo cómo la obesidad nos consume lentamente?
El estudio, que le pusieron un nombre larguísimo – Multimorbilidad y Obesidad en Costa Rica: Resultados de la Vigilancia Nacional de Factores de Riesgo Cardiovascular 2025 –, básicamente dice que tenemos un problemón a cuestas, y no precisamente de músculos. Lo hicieron unos técnicos de la CCSS revisando datos de hace unos cuantos años, de cuando aún no andábamos todos pegándole al celular como ahora, así que ahí hay que pensar un poquito….
Los números no mienten, diay. Según la investigación, si tienes obesidad, corres tres veces más riesgo de sufrir hipertensión, diabetes y dislipidemia (colesterol alto). Eso significa que la enfermedad viene de paso y no te deja ni respirar tranquilo. Y ojo, que esto no es solo un dolor de cabeza médico, sino que además pone al sistema de salud contra la pared, gastando varas de plata en tratar gente que podría estar sana si se cuidara un pochito.
El epidemiólogo Roy Wong McClure, que parece sacado de una novela, nos explica que alrededor del 30% de las personas con sobrepeso sufren de estas tres enfermedades juntas. ¡Imagínate! Mientras tanto, si tienes un peso normal, apenas el 13%. Esa diferencia es abismal y nos da que pensar. Esto no es broma, es pura realidad y nos toca enfrentarla con los tacos puros y el batido de frutas, o lo que sea que tengamos a mano.
Pero la cosa pinta aún peor. Resulta que seis de cada diez personas con obesidad ya tienen alguna de estas condiciones, mientras que en la población sana solo es el caso de cuatro de cada diez. Ese es un dato que duele, ¿eh? No solo por nosotros mismos, sino por nuestros hijos y nietos que vienen corriendo detrás de nosotros comiendo pan dulce y galletas.
Y, para colmo, la combinación más común entre los obesos es hipertensión y dislipidemia, que es una dupla letal para el corazón. La doctora Diana Paniagua Hidalgo, otra experta que nos va iluminando, insiste en que hay que detectar a tiempo esas parejas peligrosas y empezar a tomar cartas en el asunto desde la primera tanda en el centro de salud. Porque prevenir siempre es mejor que lamentar, ¿verdad?
Las estadísticas son escalofriantes: ¡más de un tercio de la población adulta costarricense sufre de obesidad! Y eso equivale a más de un millón de personas. Las mujeres son las más afectadas, con un 55%, y los jóvenes de entre 20 y 64 años también están metidos de lleno en este brete. Aunque los mayordomos digan que es problema de la juventud, el hecho es que muchos adultos también se han dejado llevar por la pereza y la comida rápida, y ahora están pagando las cuentas.
Así que, ¿qué hacemos ahora, compas? La CCSS está tratando de echar pa’ lante con campañas de concienciación, promoviendo la comida sana y el ejercicio, pero al final del día la responsabilidad es nuestra. Y pensando en todo esto, me pregunto... ¿creemos realmente que Costa Rica, conocida por su Pura Vida y sus paisajes hermosos, está dispuesta a enfrentar este desafío de salud pública y cambiar hábitos para un futuro más sano o simplemente seguiremos viendo cómo la obesidad nos consume lentamente?