Diay, maes, ¿han visto esos anuncios que de la nada aparecen en redes sociales prometiendo el oro y el moro? Ya saben, esos que juran curar desde la calvicie hasta el mal de amores con una pastilla. Bueno, parece que ahora le tocó el turno a la audición. La vara es que el Ministerio de Salud acaba de pegar el grito al cielo por un producto llamado Otoryx, unas tabletas que andan por ahí vendiéndose en internet como la solución definitiva para “restaurar la audición”. El problema es que este chunche no tiene registro sanitario, o sea, es más ilegal que pasarse un semáforo en rojo en pleno San José. Salud fue clarísimo: venderlo o comprarlo es un riesgo y está prohibido.
Uno lee la supuesta lista de ingredientes y suena casi a té de abuelita para la gripe: que eucalipto, tomillo, romero, Gingko biloba y un montón de vitaminas. Suena tuanis, ¿verdad? El detalle, y aquí es donde la cosa se pone fea, es que al no tener registro, esa lista podría ser más cuento chino que otra cosa. El Ministerio de Salud no tiene ni la más remota idea de qué es lo que de verdad trae esa pastilla, ni en qué cochera la fabricaron, ni cómo la guardan o la transportan. Podría traer cualquier cosa, desde aserrín hasta ingredientes peligrosos. Es un despiche total en términos de control de calidad y un boleto de primera clase para jalarse una torta con la salud.
Y aquí es donde los vendedores de este brete se jalan la torta más grande, la que pone en riesgo a la gente. Lo promocionan con el clásico gancho de “100% natural” y “cero efectos secundarios”. ¡Qué va! Esa es la carnada de siempre para que la gente baje la guardia. Uno piensa “diay, si es natural, ¿qué tan malo puede ser?” y ¡zaz! Ahí es donde está el peligro. El Ministerio advierte que meterse cualquier chunche de estos al cuerpo sin supervisión puede terminar en un salado: desde reacciones alérgicas hasta interacciones gachas con otros medicamentos que uno esté tomando. La promesa de una solución fácil puede terminar saliendo carísima, y no precisamente en plata.
Para que vean que la vara no es jugando, la Ley General de Salud de este país es súper estricta. Prohíbe de cabo a rabo vender, importar o siquiera usar productos que no tengan el visto bueno del Ministerio. Y a quien se le ocurra hacer negocio con esto, se expone a que le cierren el chante y le caiga una multa que lo va a dejar temblando, sin contar las posibles broncas penales. El brete de la gente de Salud es justamente evitar estas situaciones, pero necesitan que nosotros como consumidores también nos pongamos las pilas y no caigamos en la primera publicidad bonita que veamos en Facebook o en cualquier página web de dudosa reputación.
Entonces, ¿qué hacemos si nos topamos con esta maravilla? Simple: ni se le ocurra comprarla y mucho menos tomarla. Si por mala suerte ya se jaló la torta y la compró, no la bote a la basura; llévela al Área Rectora de Salud más cercana para que ellos se encarguen. Y la próxima vez que vea un producto “milagroso”, primero respire profundo y después métase a la página de registrelo.go.cr a ver si de verdad existe. Es un toque, no se dura nada y le puede ahorrar un problemón. La salud no es un juego y en internet, lamentablemente, abunda la gente que quiere hacer plata a costa de la desesperación de otros.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Han visto anuncios de este Otoryx o de otros productos "milagro" parecidos por ahí? ¿Qué es lo más raro que les han tratado de vender por redes sociales? ¡Cuenten, para estar todos avisados y no caer en la trampa!
Uno lee la supuesta lista de ingredientes y suena casi a té de abuelita para la gripe: que eucalipto, tomillo, romero, Gingko biloba y un montón de vitaminas. Suena tuanis, ¿verdad? El detalle, y aquí es donde la cosa se pone fea, es que al no tener registro, esa lista podría ser más cuento chino que otra cosa. El Ministerio de Salud no tiene ni la más remota idea de qué es lo que de verdad trae esa pastilla, ni en qué cochera la fabricaron, ni cómo la guardan o la transportan. Podría traer cualquier cosa, desde aserrín hasta ingredientes peligrosos. Es un despiche total en términos de control de calidad y un boleto de primera clase para jalarse una torta con la salud.
Y aquí es donde los vendedores de este brete se jalan la torta más grande, la que pone en riesgo a la gente. Lo promocionan con el clásico gancho de “100% natural” y “cero efectos secundarios”. ¡Qué va! Esa es la carnada de siempre para que la gente baje la guardia. Uno piensa “diay, si es natural, ¿qué tan malo puede ser?” y ¡zaz! Ahí es donde está el peligro. El Ministerio advierte que meterse cualquier chunche de estos al cuerpo sin supervisión puede terminar en un salado: desde reacciones alérgicas hasta interacciones gachas con otros medicamentos que uno esté tomando. La promesa de una solución fácil puede terminar saliendo carísima, y no precisamente en plata.
Para que vean que la vara no es jugando, la Ley General de Salud de este país es súper estricta. Prohíbe de cabo a rabo vender, importar o siquiera usar productos que no tengan el visto bueno del Ministerio. Y a quien se le ocurra hacer negocio con esto, se expone a que le cierren el chante y le caiga una multa que lo va a dejar temblando, sin contar las posibles broncas penales. El brete de la gente de Salud es justamente evitar estas situaciones, pero necesitan que nosotros como consumidores también nos pongamos las pilas y no caigamos en la primera publicidad bonita que veamos en Facebook o en cualquier página web de dudosa reputación.
Entonces, ¿qué hacemos si nos topamos con esta maravilla? Simple: ni se le ocurra comprarla y mucho menos tomarla. Si por mala suerte ya se jaló la torta y la compró, no la bote a la basura; llévela al Área Rectora de Salud más cercana para que ellos se encarguen. Y la próxima vez que vea un producto “milagroso”, primero respire profundo y después métase a la página de registrelo.go.cr a ver si de verdad existe. Es un toque, no se dura nada y le puede ahorrar un problemón. La salud no es un juego y en internet, lamentablemente, abunda la gente que quiere hacer plata a costa de la desesperación de otros.
Ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿Han visto anuncios de este Otoryx o de otros productos "milagro" parecidos por ahí? ¿Qué es lo más raro que les han tratado de vender por redes sociales? ¡Cuenten, para estar todos avisados y no caer en la trampa!