¡Ay, Dios mío! Otra vez con esto, diay. Resulta que ayer, lunes, la policía penitenciaria de La Reforma se mandó una buena cogida al detener a un funcionario, don Cascante, de nombre, tratando de meterle un celular, un chip y un cargador a la cárcel. ¿Se imaginan? Un mae que trabaja cuidando la seguridad, intentando burlarla. ¡Qué sal!
Este señor, que lleva 18 años trabajando en el cuerpo policial, laboraba precisamente en la Unidad Canina, la que debería estar olfateando estas cosas, ¡no facilitándolas! Según fuentes internas, el decomiso ocurrió cuando Cascante estaba portando los dispositivos escondidos en una bolsa del pantalón, dentro de un envoltorio de tape negro. Así, bien tapadito, pa' que nadie se diera cuenta. Pero bueno, parece que no salió como él esperaba.
Lo curioso de este caso, y es que nos hace rasparnos la cabeza, es la frecuencia con la que estos incidentes ocurren. No es la primera vez que encontramos celulares, chips y demás “chuches” dentro de La Reforma. Y eso, además de poner en riesgo la seguridad de todos, demuestra una falla grave en los protocolos de control y vigilancia. Uno se pregunta, ¿cómo es posible que alguien con tanto tiempo de experiencia se atreva a hacer semejante jueguetito?
Este decomiso marca el número 38 de funcionarios del Ministerio de Justicia y Paz que han sido puestos a disposición del Ministerio Público por actos de corrupción. ¡Eso sí que es una lista larga! Y ahí no solo entran casos de ingreso de teléfonos, también hay denuncias por cohechos, venta de privilegios a los privados de libertad, e incluso extorsión. ¡Una torta, vamos! Esto pinta feo, muy feo.
Y ojo, porque estos casos no solo afectan la imagen del sistema penitenciario, sino que también impactan directamente en la seguridad nacional. Con teléfonos dentro de las cárceles, los reclusos pueden seguir operando sus negocios ilícitos, coordinar atracos, intimidar a testigos y hasta planear fugas. ¡Un brete el que tenemos encima!
Algunos expertos señalan que la corrupción en el sistema penitenciario es un reflejo de problemas más profundos en la sociedad costarricense, como la desigualdad económica, la impunidad y la falta de oportunidades. Otros, simplemente culpan a la falta de controles efectivos y a la escasa fiscalización de las actividades de los funcionarios. Lo cierto es que la situación requiere de medidas urgentes y contundentes.
Ahora, claro, la opinión pública está que arde. Muchos exigen sanciones ejemplares para los funcionarios corruptos, mientras que otros piden una revisión profunda del sistema penitenciario y de los protocolos de seguridad. También hay quienes cuestionan la capacidad del gobierno para enfrentar este problema de manera efectiva. Y vaya que tienen razón, porque si seguimos así, la cosa se va a ir al traste.
En fin, este nuevo incidente nos deja pensando... ¿Será que necesitamos una reforma completa del sistema penitenciario, con personal altamente capacitado, controles más estrictos y una cultura organizacional basada en la ética y la transparencia? ¿O creen que el problema radica en la falta de voluntad política para tomar decisiones difíciles y enfrentar a los corruptos, sin importar quiénes sean? Déjenme saber qué piensan ustedes en los comentarios, ¡esta vara necesita ser discutida!
	
		
			
		
		
	
				
			Este señor, que lleva 18 años trabajando en el cuerpo policial, laboraba precisamente en la Unidad Canina, la que debería estar olfateando estas cosas, ¡no facilitándolas! Según fuentes internas, el decomiso ocurrió cuando Cascante estaba portando los dispositivos escondidos en una bolsa del pantalón, dentro de un envoltorio de tape negro. Así, bien tapadito, pa' que nadie se diera cuenta. Pero bueno, parece que no salió como él esperaba.
Lo curioso de este caso, y es que nos hace rasparnos la cabeza, es la frecuencia con la que estos incidentes ocurren. No es la primera vez que encontramos celulares, chips y demás “chuches” dentro de La Reforma. Y eso, además de poner en riesgo la seguridad de todos, demuestra una falla grave en los protocolos de control y vigilancia. Uno se pregunta, ¿cómo es posible que alguien con tanto tiempo de experiencia se atreva a hacer semejante jueguetito?
Este decomiso marca el número 38 de funcionarios del Ministerio de Justicia y Paz que han sido puestos a disposición del Ministerio Público por actos de corrupción. ¡Eso sí que es una lista larga! Y ahí no solo entran casos de ingreso de teléfonos, también hay denuncias por cohechos, venta de privilegios a los privados de libertad, e incluso extorsión. ¡Una torta, vamos! Esto pinta feo, muy feo.
Y ojo, porque estos casos no solo afectan la imagen del sistema penitenciario, sino que también impactan directamente en la seguridad nacional. Con teléfonos dentro de las cárceles, los reclusos pueden seguir operando sus negocios ilícitos, coordinar atracos, intimidar a testigos y hasta planear fugas. ¡Un brete el que tenemos encima!
Algunos expertos señalan que la corrupción en el sistema penitenciario es un reflejo de problemas más profundos en la sociedad costarricense, como la desigualdad económica, la impunidad y la falta de oportunidades. Otros, simplemente culpan a la falta de controles efectivos y a la escasa fiscalización de las actividades de los funcionarios. Lo cierto es que la situación requiere de medidas urgentes y contundentes.
Ahora, claro, la opinión pública está que arde. Muchos exigen sanciones ejemplares para los funcionarios corruptos, mientras que otros piden una revisión profunda del sistema penitenciario y de los protocolos de seguridad. También hay quienes cuestionan la capacidad del gobierno para enfrentar este problema de manera efectiva. Y vaya que tienen razón, porque si seguimos así, la cosa se va a ir al traste.
En fin, este nuevo incidente nos deja pensando... ¿Será que necesitamos una reforma completa del sistema penitenciario, con personal altamente capacitado, controles más estrictos y una cultura organizacional basada en la ética y la transparencia? ¿O creen que el problema radica en la falta de voluntad política para tomar decisiones difíciles y enfrentar a los corruptos, sin importar quiénes sean? Déjenme saber qué piensan ustedes en los comentarios, ¡esta vara necesita ser discutida!