¡Aguante, pura vida! Aquí les va la jugada: el Inder le metió turbo al turismo inclusivo en Pérez Zeledón, regalándole un paquetazo de equipamiento que promete cambiarle la cara al cantón. Ya saben, antes era un brete pa’ las personas con movilidad reducida querer disfrutar de la naturaleza, pero parece que ahora sí estamos avanzando, diay.
La movida es que invirtieron unos ¢73,6 millones –una buenaza de lana– en comprar 10 sillas tipo Joelette para adultos (y cinco pa’ los más chikitos), además de 20 pasarelas retráctiles. Estas Joelette, esas máquinas de una sola rueda y súper resistentes, van a permitir que la gente con limitaciones pueda irse de excursión por los senderos, catarata arriba, montaña abajo, ¡a full! Antes era casi imposible, qué torta.
Según cuentan, este no es un plan que salió de la nada; le pusieron empeño varias partes. Trabajaron con la Universidad Nacional, Conapdis (la Comisión Nacional para la Persona con Discapacidad), la municipalidad de Pérez Zeledón y varias organizaciones locales que siempre andan luchando porque el turismo sea pa’ to’los. Digamos que se armó un frente común pa’ hacer bien las cosas, y eso siempre se aprecia.
Y ojo, que esto no es solo un acto de buena voluntad. El estudio previo –donde participaron esos expertos de la U– reveló que el turismo en Pérez Zeledón está creciendo a pasos agigantados, pero todavía hay muchas brechas por tapar. Mucha informalidad, poca formación de la gente que trabaja en el sector, y muy pocos lugares adaptados para personas con discapacidad. Este proyecto busca solucionar eso, maquina.
La idea es que ahora los negocios turísticos del cantón –desde los que ofrecen tours por senderos y cataratas hasta los restaurantes y puestecitos artesanales– puedan ofrecer experiencias mucho más completas e inclusivas. Así, no tienen que invertir sumas enormes de dinero en adaptar sus instalaciones; el Inder ya les facilita el equipamiento. ¡Qué carga quitarles esa preocupación!
La Asociación Centro de Vida Independiente Morpho será la encargada de administrar estos nuevos implementos, asegurándose de que lleguen a quienes realmente los necesitan. Esto significa que habrá un control más cercano y se evitará que el material se vaya al traste, espero. Se necesita disciplina para que funcione todo como debería, diay.
Muchos ven esto como un paso importantísimo para convertir a Pérez Zeledón en un destino turístico modelo, donde todos, sin excepción, puedan sentirse bienvenidos y disfrutar de la belleza natural de nuestro país. Sin embargo, algunos se preguntan si este es solo el comienzo o si realmente se hará un esfuerzo sostenido por promover la inclusión en todos los aspectos del turismo. Habrá que estar pendientes, chunches.
Ahora, diganme ustedes, ¿creen que esta iniciativa del Inder es suficiente para transformar el turismo en Pérez Zeledón y hacerlo verdaderamente inclusivo? ¿O necesitamos medidas más profundas para garantizar que las personas con discapacidad tengan acceso pleno a todas las oportunidades?
La movida es que invirtieron unos ¢73,6 millones –una buenaza de lana– en comprar 10 sillas tipo Joelette para adultos (y cinco pa’ los más chikitos), además de 20 pasarelas retráctiles. Estas Joelette, esas máquinas de una sola rueda y súper resistentes, van a permitir que la gente con limitaciones pueda irse de excursión por los senderos, catarata arriba, montaña abajo, ¡a full! Antes era casi imposible, qué torta.
Según cuentan, este no es un plan que salió de la nada; le pusieron empeño varias partes. Trabajaron con la Universidad Nacional, Conapdis (la Comisión Nacional para la Persona con Discapacidad), la municipalidad de Pérez Zeledón y varias organizaciones locales que siempre andan luchando porque el turismo sea pa’ to’los. Digamos que se armó un frente común pa’ hacer bien las cosas, y eso siempre se aprecia.
Y ojo, que esto no es solo un acto de buena voluntad. El estudio previo –donde participaron esos expertos de la U– reveló que el turismo en Pérez Zeledón está creciendo a pasos agigantados, pero todavía hay muchas brechas por tapar. Mucha informalidad, poca formación de la gente que trabaja en el sector, y muy pocos lugares adaptados para personas con discapacidad. Este proyecto busca solucionar eso, maquina.
La idea es que ahora los negocios turísticos del cantón –desde los que ofrecen tours por senderos y cataratas hasta los restaurantes y puestecitos artesanales– puedan ofrecer experiencias mucho más completas e inclusivas. Así, no tienen que invertir sumas enormes de dinero en adaptar sus instalaciones; el Inder ya les facilita el equipamiento. ¡Qué carga quitarles esa preocupación!
La Asociación Centro de Vida Independiente Morpho será la encargada de administrar estos nuevos implementos, asegurándose de que lleguen a quienes realmente los necesitan. Esto significa que habrá un control más cercano y se evitará que el material se vaya al traste, espero. Se necesita disciplina para que funcione todo como debería, diay.
Muchos ven esto como un paso importantísimo para convertir a Pérez Zeledón en un destino turístico modelo, donde todos, sin excepción, puedan sentirse bienvenidos y disfrutar de la belleza natural de nuestro país. Sin embargo, algunos se preguntan si este es solo el comienzo o si realmente se hará un esfuerzo sostenido por promover la inclusión en todos los aspectos del turismo. Habrá que estar pendientes, chunches.
Ahora, diganme ustedes, ¿creen que esta iniciativa del Inder es suficiente para transformar el turismo en Pérez Zeledón y hacerlo verdaderamente inclusivo? ¿O necesitamos medidas más profundas para garantizar que las personas con discapacidad tengan acceso pleno a todas las oportunidades?