¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de nuevo con el presupuesto, y parece que la Contraloría le ha dado un buen quite al Gobierno. Marta Acosta, la jefa de la Contraloría, salió con las pilas cargadas en la Asamblea Legislativa, poniendo encima de la mesa varias cositas que no pintaban tan bonitas en los papeles. Se armó un buen bronco ahí, mándale saludos.
El quid de la cuestión es que este tercer presupuesto extraordinario, que propone el Gobierno, viene cargadito de observaciones. Según Acosta, el problema principal es que se anda proyectando un aumento importante en los aguinaldos del MEP. ¡Imagínate!, dicen que sería el mayor incremento presupuestario. Parece que quieren resolver todos los problemas de golpe, pero a qué precio, diay?
Pero eso no es todo, porque la Contraloría también metió lupa a las cuentas del Ministerio de Hacienda. Resulta que han bajado las expectativas de los ingresos, casi medio punto porcentual del Producto Interno Bruto (PIB), ¡y eso no es moco de pito! Con menos plata entrando y más gastando, el resultado es obvio: más deuda acumulada. Y como si fuera poco, mencionaron que la forma en que se presupuestan las cosas no está siendo técnica, o sea, que andan jugando con los números y eso nunca es bueno. Se rifaron cubriendo cada detalle, pa' que no haya sorpresas desagradables después.
Además, hay una brecha considerable entre lo que estima la CCSS y lo que Hacienda asigna al Régimen No Contributivo (RNC). Eso, obviamente, genera incertidumbre y puede afectar a las personas que más lo necesitan. No sé ustedes, pero me da qué pensar que así estamos manejando las finanzas del país, ¡qué vara!
Y para rematar, la Contraloría advirtió que si se están destinando muchos recursos al sector seguridad en el último día del año, podría haber problemas en la ejecución. Como que le están diciendo al Gobierno: “Ojo, mae, no hagan tonteras”. Es como cuando te dejan la comida lista justo antes de irte a trabajar, ¡qué estrés!
Acosta no se anduvo con rodeos: apuntó directamente a la tendencia a la baja en la carga tributaria, que ya está rondando el 13% del PIB. Ese dato, como bien dijo ella, es motivo de preocupación seria. Nos recuerda que necesitamos urgentemente hablar de cómo vamos a seguir pagando las cuentas, y que esto no es un juego. En vez de pelearse por quitarle acá y agregarle allá, deberíamos ponernos a pensar en cómo cambiaremos nuestro modelo financiero para enfrentar los desafíos sociales y económicos que tenemos por delante. ¡Esto va en serio, mi gente!
La Contralora enfatizó que el panorama actual es de un presupuesto desequilibrado desde sus cimientos, una situación que lamentablemente se repite constantemente. Por eso, sugirió que el debate no debería girar en torno a recortar ciertas partidas, sino en analizar cuánto más se pretende endeudar el país para cubrir sus necesidades imprescindibles. Y ante esta realidad, preguntó: ¿Qué acciones debemos consensuar como sociedad para adaptar nuestro sistema de financiamiento a los retos apremiantes que enfrentamos?” Parece que quiere que abramos los ojos y veamos que esto no se soluciona con un parche rápido.
En fin, la Contraloría puso el dedo en la llaga, mostrando que hay mucho por hacer en materia fiscal. Ahora, la pelota está en el tejado de los diputados y del gobierno. Pero dime, tú qué opinas: ¿crees que el Gobierno realmente escuchará las recomendaciones de la Contraloría o seguiremos viendo los mismos problemas año tras año?
El quid de la cuestión es que este tercer presupuesto extraordinario, que propone el Gobierno, viene cargadito de observaciones. Según Acosta, el problema principal es que se anda proyectando un aumento importante en los aguinaldos del MEP. ¡Imagínate!, dicen que sería el mayor incremento presupuestario. Parece que quieren resolver todos los problemas de golpe, pero a qué precio, diay?
Pero eso no es todo, porque la Contraloría también metió lupa a las cuentas del Ministerio de Hacienda. Resulta que han bajado las expectativas de los ingresos, casi medio punto porcentual del Producto Interno Bruto (PIB), ¡y eso no es moco de pito! Con menos plata entrando y más gastando, el resultado es obvio: más deuda acumulada. Y como si fuera poco, mencionaron que la forma en que se presupuestan las cosas no está siendo técnica, o sea, que andan jugando con los números y eso nunca es bueno. Se rifaron cubriendo cada detalle, pa' que no haya sorpresas desagradables después.
Además, hay una brecha considerable entre lo que estima la CCSS y lo que Hacienda asigna al Régimen No Contributivo (RNC). Eso, obviamente, genera incertidumbre y puede afectar a las personas que más lo necesitan. No sé ustedes, pero me da qué pensar que así estamos manejando las finanzas del país, ¡qué vara!
Y para rematar, la Contraloría advirtió que si se están destinando muchos recursos al sector seguridad en el último día del año, podría haber problemas en la ejecución. Como que le están diciendo al Gobierno: “Ojo, mae, no hagan tonteras”. Es como cuando te dejan la comida lista justo antes de irte a trabajar, ¡qué estrés!
Acosta no se anduvo con rodeos: apuntó directamente a la tendencia a la baja en la carga tributaria, que ya está rondando el 13% del PIB. Ese dato, como bien dijo ella, es motivo de preocupación seria. Nos recuerda que necesitamos urgentemente hablar de cómo vamos a seguir pagando las cuentas, y que esto no es un juego. En vez de pelearse por quitarle acá y agregarle allá, deberíamos ponernos a pensar en cómo cambiaremos nuestro modelo financiero para enfrentar los desafíos sociales y económicos que tenemos por delante. ¡Esto va en serio, mi gente!
La Contralora enfatizó que el panorama actual es de un presupuesto desequilibrado desde sus cimientos, una situación que lamentablemente se repite constantemente. Por eso, sugirió que el debate no debería girar en torno a recortar ciertas partidas, sino en analizar cuánto más se pretende endeudar el país para cubrir sus necesidades imprescindibles. Y ante esta realidad, preguntó: ¿Qué acciones debemos consensuar como sociedad para adaptar nuestro sistema de financiamiento a los retos apremiantes que enfrentamos?” Parece que quiere que abramos los ojos y veamos que esto no se soluciona con un parche rápido.
En fin, la Contraloría puso el dedo en la llaga, mostrando que hay mucho por hacer en materia fiscal. Ahora, la pelota está en el tejado de los diputados y del gobierno. Pero dime, tú qué opinas: ¿crees que el Gobierno realmente escuchará las recomendaciones de la Contraloría o seguiremos viendo los mismos problemas año tras año?