¡Ay, Dios mío! Quién lo diría... los puentes peatonales, esos que juramos nos iban a salvar de correr riesgos cruzando la calle, ahora son más peligrosos que cruzar una plaza de toros sin ver. Resulta que el descuido ministerial ha dejado estas estructuras en condiciones deplorables, convirtiéndolas en un verdadero brete para los peatones que los usamos día tras día.
Estos puentes, construidos con la promesa de brindar seguridad y facilitar el tránsito en zonas de alta circulación, pareciera que fueron olvidados por las autoridades competentes. Usuarios de los puentes frente al Parque La Sabana y el Hospital México han denunciado situaciones alarmantes, desde ascensores convertidos en basureros hasta componentes estructurales corroídos por el tiempo y el abandono. Uno se queda pensando, ¿hasta cuándo vamos a tragarnos este tipo de irresponsabilidades?
Lo que realmente da pena es ver cómo la falta de inversión afecta directamente a la población. No estamos hablando de simples mejoras estéticas, sino de cuestiones de seguridad vital. Según estudios realizados por el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la UCR, se han detectado caídas de concreto, aceros de refuerzo oxidados y grietas estructurales preocupantes en varios puntos de las estructuras. ¡Una torta de situación!
Guillermo Carazo, director ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), no se anda con rodeos: “Los puentes pueden ser tomados por personas que puedan cobrar peajes o asaltar, y eso no ayuda a la seguridad vial.” Efectivamente, la inseguridad también se suma a la lista de problemas, creando un ambiente propicio para la delincuencia y generando temor entre los usuarios. Es decir, se supone que el puente es para seguridad, pero terminamos con otra preocupación encima.
Judas Alvarado, usuario frecuente del puente de La Sabana, expresa su frustración: “Algunos ya están fallando, y uno no se siente como muy seguro cuando los utiliza… hace falta que lo pinten, y pues que pongan más visibilidad.” Enid Alvarado añade: “Para mí están fatal… aquí no hay como agarrarse bien, están deteriorados, les falta visibilidad, la señalización, e incluso al bajarse hay zanjas.” Estas voces reflejan la angustia de muchos ciudadanos que se ven obligados a utilizar estas infraestructuras en condiciones precarias.
La situación es especialmente grave para personas con movilidad reducida o adultos mayores, como Isabel Arce, quien asegura: “Esto es una emergencia… por ejemplo, yo que padezco el corazón y tengo que venir a citas, el hecho de subir y bajar estas gradas, me ponen a mí a malísimo”. Imaginen el sufrimiento de estas personas, que dependen de estos puentes para acceder a servicios básicos como atención médica. ¡Qué despache tan grande!
Intentamos contactar al Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) para obtener su versión de los hechos y saber cuáles son sus planes para solucionar este problema, pero parece que prefieren hacerse los dormilones. El Conavi, entidad encargada del mantenimiento, aún no ha respondido a nuestras preguntas. Una lástima que no quieran asumir responsabilidad por este asunto. Se van al traste con tanta negligencia.
Ante esta crítica realidad, nos preguntamos: ¿Hasta cuándo debemos seguir tolerando este abandono gubernamental que pone en riesgo la integridad física de los costarricenses? ¿Será que necesitamos salir a las calles a exigir soluciones o esperar a que alguien se lastime seriamente para que finalmente tomen cartas en el asunto? Compartan sus opiniones y experiencias en el foro. ¿Ustedes qué dicen, qué medidas deberían tomar las autoridades para recuperar la seguridad en nuestros puentes peatonales?
Estos puentes, construidos con la promesa de brindar seguridad y facilitar el tránsito en zonas de alta circulación, pareciera que fueron olvidados por las autoridades competentes. Usuarios de los puentes frente al Parque La Sabana y el Hospital México han denunciado situaciones alarmantes, desde ascensores convertidos en basureros hasta componentes estructurales corroídos por el tiempo y el abandono. Uno se queda pensando, ¿hasta cuándo vamos a tragarnos este tipo de irresponsabilidades?
Lo que realmente da pena es ver cómo la falta de inversión afecta directamente a la población. No estamos hablando de simples mejoras estéticas, sino de cuestiones de seguridad vital. Según estudios realizados por el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la UCR, se han detectado caídas de concreto, aceros de refuerzo oxidados y grietas estructurales preocupantes en varios puntos de las estructuras. ¡Una torta de situación!
Guillermo Carazo, director ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), no se anda con rodeos: “Los puentes pueden ser tomados por personas que puedan cobrar peajes o asaltar, y eso no ayuda a la seguridad vial.” Efectivamente, la inseguridad también se suma a la lista de problemas, creando un ambiente propicio para la delincuencia y generando temor entre los usuarios. Es decir, se supone que el puente es para seguridad, pero terminamos con otra preocupación encima.
Judas Alvarado, usuario frecuente del puente de La Sabana, expresa su frustración: “Algunos ya están fallando, y uno no se siente como muy seguro cuando los utiliza… hace falta que lo pinten, y pues que pongan más visibilidad.” Enid Alvarado añade: “Para mí están fatal… aquí no hay como agarrarse bien, están deteriorados, les falta visibilidad, la señalización, e incluso al bajarse hay zanjas.” Estas voces reflejan la angustia de muchos ciudadanos que se ven obligados a utilizar estas infraestructuras en condiciones precarias.
La situación es especialmente grave para personas con movilidad reducida o adultos mayores, como Isabel Arce, quien asegura: “Esto es una emergencia… por ejemplo, yo que padezco el corazón y tengo que venir a citas, el hecho de subir y bajar estas gradas, me ponen a mí a malísimo”. Imaginen el sufrimiento de estas personas, que dependen de estos puentes para acceder a servicios básicos como atención médica. ¡Qué despache tan grande!
Intentamos contactar al Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) para obtener su versión de los hechos y saber cuáles son sus planes para solucionar este problema, pero parece que prefieren hacerse los dormilones. El Conavi, entidad encargada del mantenimiento, aún no ha respondido a nuestras preguntas. Una lástima que no quieran asumir responsabilidad por este asunto. Se van al traste con tanta negligencia.
Ante esta crítica realidad, nos preguntamos: ¿Hasta cuándo debemos seguir tolerando este abandono gubernamental que pone en riesgo la integridad física de los costarricenses? ¿Será que necesitamos salir a las calles a exigir soluciones o esperar a que alguien se lastime seriamente para que finalmente tomen cartas en el asunto? Compartan sus opiniones y experiencias en el foro. ¿Ustedes qué dicen, qué medidas deberían tomar las autoridades para recuperar la seguridad en nuestros puentes peatonales?
