¡Ay, Dios mío! ¿Se imaginan llegar al hospital y en lugar de sentir el susto pegajoso de la camilla, andar dando vueltas en una moto eléctrica? Pues resulta que en el Hospital Monseñor Sanabria de Puntarenas están haciendo exactamente eso, y pa' qué les digo, ¡qué cargada de buenas noticias!
Como saben, llevar a un niño al quirófano es un brete para cualquiera, tanto pa' él como pa' los papás. Ese ambiente frío, el olorcito a hospital... te hiela el alma a cualquiera, máxime si eres un pajarito asustadizo. Por eso, la clínica decidió meterle mano a la cosa y buscar una manera de quitarle un poquito de ese miedo.
Y vaya que encontraron la solución: ¡vehículos eléctricos de juguete! Sí, así como lo escucharon. Red Motors, la compañía que vende BMW y otras cositas así, donó cuatro jueguetes de lujo, dos motitos y dos camionetas, todas hechas pa' que los peques andén paseando mientras los llevan al área de procedimientos. ¿Se imaginan la cara de esos niños? ¡A full de emoción, diay!
Según Nohelia Alfaro, la encargada de mercadeo de Red Motors, la intención es simple: “Queremos que los niños vean esto como una aventura, no como una torta. Que lleguen al quirófano tranquilos y alegres, pa' que el doctor pueda hacer su magia sin problemas”. Y honestamente, ¿quién puede culparlos? Un mae siempre quiere ver sonrisitas en la carita de los más pequeños.
El hospital calcula que esta chispa beneficiará a más de 134 operaciones al año, y eso, mis amigos, es una barbaridad. ¡Imagínense cuántos sustos estamos evitando! Randall Álvarez, el director del hospital, bien lo dijo: “Los hospitales no tienen por qué ser lugares aterradores. Con estas pequeñas cosas podemos hacer que la experiencia sea más llevadera y menos traumática”.
Y ojo, que esto no es la primera vez que el Monseñor Sanabria hace algo así. Ya en el 2016 lograron conseguir un carrito pa' los niños gracias a donaciones y rifas, echándole ganas pa' mejorar el servicio. Esto demuestra que tienen la visión clara de que la salud va de la mano con el bienestar emocional, y eso vale oro.
Los estudios dicen que andar en estos jueguetes reduce la ansiedad de los niños y de sus familias. Menos estrés significa que cooperan mejor, necesitan menos calmantes y, en general, viven una experiencia hospitalaria más tranquila. ¡Es una maravilla cómo algo tan sencillo puede tener tanto impacto! Claramente, esto es más que una simple donación; es una muestra de amor y preocupación por nuestros peques.
Ahora dime tú, ¿crees que iniciativas como esta deberían implementarse en todos los hospitales del país? ¿Sería posible encontrar más empresas dispuestas a apoyar estas causas nobles y ayudar a transformar la experiencia de los niños en el sistema de salud costarricense?
Como saben, llevar a un niño al quirófano es un brete para cualquiera, tanto pa' él como pa' los papás. Ese ambiente frío, el olorcito a hospital... te hiela el alma a cualquiera, máxime si eres un pajarito asustadizo. Por eso, la clínica decidió meterle mano a la cosa y buscar una manera de quitarle un poquito de ese miedo.
Y vaya que encontraron la solución: ¡vehículos eléctricos de juguete! Sí, así como lo escucharon. Red Motors, la compañía que vende BMW y otras cositas así, donó cuatro jueguetes de lujo, dos motitos y dos camionetas, todas hechas pa' que los peques andén paseando mientras los llevan al área de procedimientos. ¿Se imaginan la cara de esos niños? ¡A full de emoción, diay!
Según Nohelia Alfaro, la encargada de mercadeo de Red Motors, la intención es simple: “Queremos que los niños vean esto como una aventura, no como una torta. Que lleguen al quirófano tranquilos y alegres, pa' que el doctor pueda hacer su magia sin problemas”. Y honestamente, ¿quién puede culparlos? Un mae siempre quiere ver sonrisitas en la carita de los más pequeños.
El hospital calcula que esta chispa beneficiará a más de 134 operaciones al año, y eso, mis amigos, es una barbaridad. ¡Imagínense cuántos sustos estamos evitando! Randall Álvarez, el director del hospital, bien lo dijo: “Los hospitales no tienen por qué ser lugares aterradores. Con estas pequeñas cosas podemos hacer que la experiencia sea más llevadera y menos traumática”.
Y ojo, que esto no es la primera vez que el Monseñor Sanabria hace algo así. Ya en el 2016 lograron conseguir un carrito pa' los niños gracias a donaciones y rifas, echándole ganas pa' mejorar el servicio. Esto demuestra que tienen la visión clara de que la salud va de la mano con el bienestar emocional, y eso vale oro.
Los estudios dicen que andar en estos jueguetes reduce la ansiedad de los niños y de sus familias. Menos estrés significa que cooperan mejor, necesitan menos calmantes y, en general, viven una experiencia hospitalaria más tranquila. ¡Es una maravilla cómo algo tan sencillo puede tener tanto impacto! Claramente, esto es más que una simple donación; es una muestra de amor y preocupación por nuestros peques.
Ahora dime tú, ¿crees que iniciativas como esta deberían implementarse en todos los hospitales del país? ¿Sería posible encontrar más empresas dispuestas a apoyar estas causas nobles y ayudar a transformar la experiencia de los niños en el sistema de salud costarricense?