¡Duro! El Ministerio de Educación Pública (MEP) y el Consejo de Seguridad Vial (Cosevi) le dieron un buen empujón a la educación vial en nuestras escuelas y colegios. Parece que por fin van a tomar cartas en el asunto con toda esta bronca de accidentes que hemos tenido este año. ¡Y vaya que los hemos tenido!
La cosa va en serio porque a partir del 2026, la malla curricular nacional tendrá un nuevo enfoque. Ya no es un “ahí nomás” lo de la educación vial; ahora, según el Ministro José Leonardo Sánchez, se va a integrar de forma transversal en varias asignaturas. Es decir, no solo en Educación Cívica, sino también en otras materias donde podamos aprender a comportarnos bien en la calle, ya sea como peatones, ciclistas o futuros conductores. ¡A darle!
Pero ahí no termina la cosa, chunches. Lo más novedoso es un plan piloto para que los estudiantes de secundaria puedan hacer la prueba teórica de manejo mientras todavía están estudiando. Imaginen, poder tener la base para sacar la licencia desde viejitos, sin andar jalándose una torta en el intento. Que tengan una idea clara de las normas de tránsito antes de soltar el acelerador, diay.
Expertos en tránsito, como William Anderson, han estado pidiendo esto desde hace años. Dicen que es una deuda histórica con la educación vial, que debería empezar desde preescolar y seguirnos acompañando hasta que nos convertimos en conductores responsables. Totalmente de acuerdo, mae. Porque la verdad es que mucha gente sale a la carretera sin saber ni siquiera qué significa una luz amarilla.
Andrea Segura, vocera de la Dirección General de la Policía de Tránsito, nos puso las cosas claras: muchos de los fallecidos en accidentes no tienen licencia, y eso es preocupante, especialmente entre los jóvenes. Con formar a los panas desde pequeños, esperarían bajar significativamente esos números tan salados que vemos todos los años en las noticias. ¡Menos llanto y más prevención!
Este cambio de enfoque, pasando de reaccionar a los accidentes a prevenirlos, es una movida a todo dar. En un país donde las estadísticas de siniestralidad siguen siendo altas, invertir en educación vial temprana puede ser una de las mejores formas de salvar vidas a largo plazo. Ojalá que esta vez sí le echen ganas y no quede solamente en anuncios bonitos.
Claro que este brete requiere recursos y compromiso. No basta con modificar la malla curricular; hay que capacitar a los maestros, crear materiales educativos atractivos y promover campañas de concientización para todos. La educación vial no es tarea de unos pocos, sino de toda la sociedad, chunches. Además, necesitamos que Cosevi trabaje mano a mano con el MEP para que este plan piloto salga bien y no termine yéndose al traste por problemas burocráticos.
Ahora, díganme, ustedes ¿qué piensan? ¿Creen que reforzar la educación vial en las escuelas realmente ayudará a reducir los accidentes de tránsito en Costa Rica o es solo otra promesa política que se olvidará pronto? ¡Dejen sus opiniones en los comentarios!
La cosa va en serio porque a partir del 2026, la malla curricular nacional tendrá un nuevo enfoque. Ya no es un “ahí nomás” lo de la educación vial; ahora, según el Ministro José Leonardo Sánchez, se va a integrar de forma transversal en varias asignaturas. Es decir, no solo en Educación Cívica, sino también en otras materias donde podamos aprender a comportarnos bien en la calle, ya sea como peatones, ciclistas o futuros conductores. ¡A darle!
Pero ahí no termina la cosa, chunches. Lo más novedoso es un plan piloto para que los estudiantes de secundaria puedan hacer la prueba teórica de manejo mientras todavía están estudiando. Imaginen, poder tener la base para sacar la licencia desde viejitos, sin andar jalándose una torta en el intento. Que tengan una idea clara de las normas de tránsito antes de soltar el acelerador, diay.
Expertos en tránsito, como William Anderson, han estado pidiendo esto desde hace años. Dicen que es una deuda histórica con la educación vial, que debería empezar desde preescolar y seguirnos acompañando hasta que nos convertimos en conductores responsables. Totalmente de acuerdo, mae. Porque la verdad es que mucha gente sale a la carretera sin saber ni siquiera qué significa una luz amarilla.
Andrea Segura, vocera de la Dirección General de la Policía de Tránsito, nos puso las cosas claras: muchos de los fallecidos en accidentes no tienen licencia, y eso es preocupante, especialmente entre los jóvenes. Con formar a los panas desde pequeños, esperarían bajar significativamente esos números tan salados que vemos todos los años en las noticias. ¡Menos llanto y más prevención!
Este cambio de enfoque, pasando de reaccionar a los accidentes a prevenirlos, es una movida a todo dar. En un país donde las estadísticas de siniestralidad siguen siendo altas, invertir en educación vial temprana puede ser una de las mejores formas de salvar vidas a largo plazo. Ojalá que esta vez sí le echen ganas y no quede solamente en anuncios bonitos.
Claro que este brete requiere recursos y compromiso. No basta con modificar la malla curricular; hay que capacitar a los maestros, crear materiales educativos atractivos y promover campañas de concientización para todos. La educación vial no es tarea de unos pocos, sino de toda la sociedad, chunches. Además, necesitamos que Cosevi trabaje mano a mano con el MEP para que este plan piloto salga bien y no termine yéndose al traste por problemas burocráticos.
Ahora, díganme, ustedes ¿qué piensan? ¿Creen que reforzar la educación vial en las escuelas realmente ayudará a reducir los accidentes de tránsito en Costa Rica o es solo otra promesa política que se olvidará pronto? ¡Dejen sus opiniones en los comentarios!