¡Ay, Dios mío, qué cosas pasan! Resulta que un buenazo, un cazador de tesoros playero, le hizo un favorazo a una muchacha que pensaba que ya había perdido la esperanza. La historia salió a la luz desde Brasil, pero acá en Costa Rica nos dio mucho que hablar, porque demuestra que todavía hay gente con principios, ¿saben?
Mateus Natan da Silva, el mae en cuestión, es un tipo que anda buscando cositas perdidas en la arena con su detector de metales. Lo conoce mucha mosca en TikTok como "Em busca de um tesouro perdido". Pues resulta que un día, mientras andaba revolviendo la arena en Balneário Camboriú, ¡zas!, se topa con un iPhone 13 medio enterrado. Imagínate la emoción, pero también la responsabilidad.
Ahora, cualquiera, ante semejante hallazgo, se habría ido directamente a venderlo, ¿verdad? Pero no este mae. Se puso a pensar cómo encontrar a la dueña. Limpió el aparatito, lo puso en arroz como dicen por ahí pa' quitarle la humedad y, mágicamente, ¡encendió! Ahí sí que se le ocurrió la jugada maestra: puso el chip en otro celular e intentó hacer una transferencia. ¡Genio!
Con la información obtenida, descubrió que la propietaria era Isadora Alchieri, una chama joven de Capanema. Ella, al principio, no podía creerlo. Dijo que ya se había resignado a perder el teléfono y hasta había pensado en comprar uno nuevo. ¡Imagínate la sorpresa cuando empieza a sonar el celular! Una alegría tremenda para la muchacha.
Y la historia no termina ahí. Isadora, agradecida, le dijo a Mateus que iba a regalarle el iPhone a su papá. ¡Qué detalle, diay! Mateo parece estar feliz con la repercusión que ha tenido su acto de honradez. Él mismo dice que quiere juntar una boleta redonda – unos 200 mil dólares – vendiendo los objetos que encuentra en la playa. Ya va por unos 22 mil, entre anillos, collares y otras cosillas que la gente pierde en la arena.
Este caso ha levantado muchos comentarios acá en Costa Rica. Nos recuerda que, aunque haya mucha bronca y desilusión en el mundo, todavía hay gente decente que prefiere hacer lo correcto, incluso cuando podría sacarle provecho. Especialmente en estos tiempos que vivimos, cuando parece que todo gira alrededor del materialismo y la ganancia fácil, un acto de honestidad como este es refrescante como un chorrito de pipa fría.
Muchos han comentado en redes sociales que encontrar un tesoro está bien, pero devolverlo te convierte en uno. Y vaya si es cierto, ¡el mae se ganó todos los aplausos! Esta historia nos invita a reflexionar sobre nuestros propios valores y a preguntarnos qué haríamos nosotros mismos en una situación similar. ¿Nos dejaríamos llevar por la tentación o elegiríamos el camino de la integridad?
Así que, pensando en todo esto, les pregunto: ¿Ustedes creen que, en nuestra sociedad actual, la honestidad y la solidaridad son virtudes en extinción, o todavía hay esperanza de que prevalezcan? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
Mateus Natan da Silva, el mae en cuestión, es un tipo que anda buscando cositas perdidas en la arena con su detector de metales. Lo conoce mucha mosca en TikTok como "Em busca de um tesouro perdido". Pues resulta que un día, mientras andaba revolviendo la arena en Balneário Camboriú, ¡zas!, se topa con un iPhone 13 medio enterrado. Imagínate la emoción, pero también la responsabilidad.
Ahora, cualquiera, ante semejante hallazgo, se habría ido directamente a venderlo, ¿verdad? Pero no este mae. Se puso a pensar cómo encontrar a la dueña. Limpió el aparatito, lo puso en arroz como dicen por ahí pa' quitarle la humedad y, mágicamente, ¡encendió! Ahí sí que se le ocurrió la jugada maestra: puso el chip en otro celular e intentó hacer una transferencia. ¡Genio!
Con la información obtenida, descubrió que la propietaria era Isadora Alchieri, una chama joven de Capanema. Ella, al principio, no podía creerlo. Dijo que ya se había resignado a perder el teléfono y hasta había pensado en comprar uno nuevo. ¡Imagínate la sorpresa cuando empieza a sonar el celular! Una alegría tremenda para la muchacha.
Y la historia no termina ahí. Isadora, agradecida, le dijo a Mateus que iba a regalarle el iPhone a su papá. ¡Qué detalle, diay! Mateo parece estar feliz con la repercusión que ha tenido su acto de honradez. Él mismo dice que quiere juntar una boleta redonda – unos 200 mil dólares – vendiendo los objetos que encuentra en la playa. Ya va por unos 22 mil, entre anillos, collares y otras cosillas que la gente pierde en la arena.
Este caso ha levantado muchos comentarios acá en Costa Rica. Nos recuerda que, aunque haya mucha bronca y desilusión en el mundo, todavía hay gente decente que prefiere hacer lo correcto, incluso cuando podría sacarle provecho. Especialmente en estos tiempos que vivimos, cuando parece que todo gira alrededor del materialismo y la ganancia fácil, un acto de honestidad como este es refrescante como un chorrito de pipa fría.
Muchos han comentado en redes sociales que encontrar un tesoro está bien, pero devolverlo te convierte en uno. Y vaya si es cierto, ¡el mae se ganó todos los aplausos! Esta historia nos invita a reflexionar sobre nuestros propios valores y a preguntarnos qué haríamos nosotros mismos en una situación similar. ¿Nos dejaríamos llevar por la tentación o elegiríamos el camino de la integridad?
Así que, pensando en todo esto, les pregunto: ¿Ustedes creen que, en nuestra sociedad actual, la honestidad y la solidaridad son virtudes en extinción, o todavía hay esperanza de que prevalezcan? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!