¡Ay, Dios mío, qué vara! Resulta que si La Sele no logra meterse al Mundial 2026, nos vamos a comer un buen pinchazo económico. Hablamos de unos 120 millones de dólares, ¡una lana considerable para el país! Imagínate, todo el esfuerzo, las esperanzas… y eso se va por el caño si no le ganamos a Honduras mañana.
Según economistas de la Universidad Nacional (UNA), esta cifra no es inventada ni reclusa, sino que refleja todo el impacto que trae consigo la participación en una Copa del Mundo. No es solamente estar ahí corriendo detrás del balón, es un motor que mueve a toda la economía tica, desde el mae que vende plátanos fritos hasta el dueño del sport bar más grande de Barrio Escalante.
Dividiendo la cifra, tenemos unas pérdidas directas de unos 25 palos verdes. Eso incluye los premios que nos da la FIFA por clasificar, el dinero que se invierte en preparar al equipo, los patrocinios de las marcas que se pegan a La Sele y todos esos cositas relacionadas con la Federación. Pero lo gordo, el verdadero dolor de cabeza, está en las pérdidas indirectas, que ascienden a unos 70 millones.
Y ahí es donde empieza el brinco. Piensa en los sport bars que duplican o triplican sus ventas cuando hay partido de La Sele. Piénsalo, ¡es pura fiesta, cerveza volando y gritos de gol! Sin Mundial, esos negocios van a tener que apretarse el cinturón, y eso afecta a muchísima gente. Lo mismo pasa con los supermercados, que se vacían de snacks, gaseosas y carne para las parrillas. Todo ese empuje que recibimos gracias a los partidos se va al garete.
Pero no solo es el comercio, huele. También hay que considerar el daño a nuestra imagen como país. Un partido de Copa del Mundo vale más que mil campañas del ICT (Instituto Costarricense de Turismo). Nos pone en vitrina a nivel mundial, atrae turistas, genera oportunidades de negocio... Si quedamos afuera, perdemos esa oportunidad única de mostrarle al mundo lo que Costa Rica tiene para ofrecer, más allá de playas y surf.
Incluso nuestros jugadores se llevan una patada en el trasero. Menos visibilidad en el Mundial significa menos posibilidades de que los vean equipos europeos importantes, menos contratos publicitarios acá en casa y, en definitiva, un menor valor de mercado. Así que sí, el tema es serio, muy serio, y no es solo cuestión de deporte.
Ahora bien, pensando en el lado anímico, creo que esto golpea aún más duro porque hemos estado acostumbrados a ver a La Sele brillando en mundiales durante tanto tiempo. Hemos crecido viéndolos pelear con los mejores, metiéndole empeño y dando espectáculo. Que ahora estemos al borde de perder esa magia, pues qué pena, es un bajón que sentimos todos los costarricenses, sin importar si somos hinchas declarados o no. Se siente en el ambiente, diay, la tensión es palpable.
Así que mañana en el Estadio Nacional, además de un partido crucial, hay mucha plata, muchos sueños y mucho orgullo en juego. Con la incertidumbre a flor de piel, esperando a ver si se cumple el milagro deportivo. ¿Crees tú que La Sele logrará meterse al Mundial 2026, o estamos listos para asumir una jugosa –y dolorosa– factura de 120 millones?
Según economistas de la Universidad Nacional (UNA), esta cifra no es inventada ni reclusa, sino que refleja todo el impacto que trae consigo la participación en una Copa del Mundo. No es solamente estar ahí corriendo detrás del balón, es un motor que mueve a toda la economía tica, desde el mae que vende plátanos fritos hasta el dueño del sport bar más grande de Barrio Escalante.
Dividiendo la cifra, tenemos unas pérdidas directas de unos 25 palos verdes. Eso incluye los premios que nos da la FIFA por clasificar, el dinero que se invierte en preparar al equipo, los patrocinios de las marcas que se pegan a La Sele y todos esos cositas relacionadas con la Federación. Pero lo gordo, el verdadero dolor de cabeza, está en las pérdidas indirectas, que ascienden a unos 70 millones.
Y ahí es donde empieza el brinco. Piensa en los sport bars que duplican o triplican sus ventas cuando hay partido de La Sele. Piénsalo, ¡es pura fiesta, cerveza volando y gritos de gol! Sin Mundial, esos negocios van a tener que apretarse el cinturón, y eso afecta a muchísima gente. Lo mismo pasa con los supermercados, que se vacían de snacks, gaseosas y carne para las parrillas. Todo ese empuje que recibimos gracias a los partidos se va al garete.
Pero no solo es el comercio, huele. También hay que considerar el daño a nuestra imagen como país. Un partido de Copa del Mundo vale más que mil campañas del ICT (Instituto Costarricense de Turismo). Nos pone en vitrina a nivel mundial, atrae turistas, genera oportunidades de negocio... Si quedamos afuera, perdemos esa oportunidad única de mostrarle al mundo lo que Costa Rica tiene para ofrecer, más allá de playas y surf.
Incluso nuestros jugadores se llevan una patada en el trasero. Menos visibilidad en el Mundial significa menos posibilidades de que los vean equipos europeos importantes, menos contratos publicitarios acá en casa y, en definitiva, un menor valor de mercado. Así que sí, el tema es serio, muy serio, y no es solo cuestión de deporte.
Ahora bien, pensando en el lado anímico, creo que esto golpea aún más duro porque hemos estado acostumbrados a ver a La Sele brillando en mundiales durante tanto tiempo. Hemos crecido viéndolos pelear con los mejores, metiéndole empeño y dando espectáculo. Que ahora estemos al borde de perder esa magia, pues qué pena, es un bajón que sentimos todos los costarricenses, sin importar si somos hinchas declarados o no. Se siente en el ambiente, diay, la tensión es palpable.
Así que mañana en el Estadio Nacional, además de un partido crucial, hay mucha plata, muchos sueños y mucho orgullo en juego. Con la incertidumbre a flor de piel, esperando a ver si se cumple el milagro deportivo. ¿Crees tú que La Sele logrará meterse al Mundial 2026, o estamos listos para asumir una jugosa –y dolorosa– factura de 120 millones?