¡Ay, Dios mío! La Contraloría le pegó con todo a la Setena y al Minae, revelando un panorama preocupante sobre cómo se están otorgando los permisos ambientales en este país. Parece que algunos funcionarios han andado durmiendo en sus laureles, dejando pasar cosas que simplemente no podían pasar, y ahora estamos pagándolos caro.
La cosa es así: un informe reciente destapa que el 90% de los proyectos recibieron luz verde sin siquiera molestarse en echarle un ojo a la zona. ¡Imagínate eso! Aprueban construcciones, megaproyectos, pensando que todo está bien, cuando la realidad puede ser que estén destruyendo ecosistemas valiosísimos. ¿Se dan cuenta de la magnitud de la falla?
El caso más bochornoso es el de Portalón de Quepos. Ahí, aprobaron un proyecto inmobiliario a pesar de que ya había advertencias claras sobre la presencia de bosque. Pero para colmo, la Setena aceptó un estudio forestal hecho por el mismísimo consultor del proyecto. ¡A huevo! Un gallito haciendo la evaluación para su propio beneficio. Después resulta que el SINAC confirma que sí había bosque y encontraron hasta 16 incumplimientos. ¡Qué papelón!
Y no es solo eso, diay. La auditoría también señala que en 2024 prácticamente nadie cumplió con el plan de inspecciones. Para 2025, directamente dijeron que ni siquiera habían planeado hacer ninguna. Además, el 6,7% de los expedientes estaban incompletos porque no tenían el acta de inspección correspondiente. ¡Una barbaridad!
Pero espera que hay más. El informe de la Contraloría advierte que todas estas debilidades ponen en riesgo la integridad del proceso de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA). En otras palabras, están dando permisos basados en información falsa o incompleta, lo que abre la puerta grande a la corrupción y al daño ecológico. ¡Esto nos afecta a todos, mae!
Para hacerlo aún peor, parece que no hay reglas claras sobre cómo se hacen las inspecciones. Cada funcionario hace lo que quiere, sujeto a sus propios criterios, sin una guía clara. Y como si fuera poco, este año recortaron el presupuesto para las inspecciones en un 73%. ¡Una verdadera bofetada a nuestro medio ambiente!
Setena, por supuesto, salió a decir que van a corregir la situación y que van a retomar las inspecciones. También mencionaron que quitaron la obligación de las inspecciones previas hace unos años para agilizar los trámites, pero bueno... ¡ahora nos toca pagar la factura! Aseguran que ahora van a reforzar los controles y a tomar decisiones basadas en criterios técnicos y verificables. Esperemos que no sea solo bla, bla, bla.
En fin, la situación es crítica y requiere una atención urgente. Esta falla en los controles ambientales pone en peligro nuestros bosques, ríos y la salud de las futuras generaciones. Entonces, les pregunto, mis queridos lectores del Foro: ¿Cómo creen que podemos exigir mayor responsabilidad a las autoridades y asegurarnos de que estos problemas no se vuelvan a repetir?
La cosa es así: un informe reciente destapa que el 90% de los proyectos recibieron luz verde sin siquiera molestarse en echarle un ojo a la zona. ¡Imagínate eso! Aprueban construcciones, megaproyectos, pensando que todo está bien, cuando la realidad puede ser que estén destruyendo ecosistemas valiosísimos. ¿Se dan cuenta de la magnitud de la falla?
El caso más bochornoso es el de Portalón de Quepos. Ahí, aprobaron un proyecto inmobiliario a pesar de que ya había advertencias claras sobre la presencia de bosque. Pero para colmo, la Setena aceptó un estudio forestal hecho por el mismísimo consultor del proyecto. ¡A huevo! Un gallito haciendo la evaluación para su propio beneficio. Después resulta que el SINAC confirma que sí había bosque y encontraron hasta 16 incumplimientos. ¡Qué papelón!
Y no es solo eso, diay. La auditoría también señala que en 2024 prácticamente nadie cumplió con el plan de inspecciones. Para 2025, directamente dijeron que ni siquiera habían planeado hacer ninguna. Además, el 6,7% de los expedientes estaban incompletos porque no tenían el acta de inspección correspondiente. ¡Una barbaridad!
Pero espera que hay más. El informe de la Contraloría advierte que todas estas debilidades ponen en riesgo la integridad del proceso de Evaluación de Impacto Ambiental (EIA). En otras palabras, están dando permisos basados en información falsa o incompleta, lo que abre la puerta grande a la corrupción y al daño ecológico. ¡Esto nos afecta a todos, mae!
Para hacerlo aún peor, parece que no hay reglas claras sobre cómo se hacen las inspecciones. Cada funcionario hace lo que quiere, sujeto a sus propios criterios, sin una guía clara. Y como si fuera poco, este año recortaron el presupuesto para las inspecciones en un 73%. ¡Una verdadera bofetada a nuestro medio ambiente!
Setena, por supuesto, salió a decir que van a corregir la situación y que van a retomar las inspecciones. También mencionaron que quitaron la obligación de las inspecciones previas hace unos años para agilizar los trámites, pero bueno... ¡ahora nos toca pagar la factura! Aseguran que ahora van a reforzar los controles y a tomar decisiones basadas en criterios técnicos y verificables. Esperemos que no sea solo bla, bla, bla.
En fin, la situación es crítica y requiere una atención urgente. Esta falla en los controles ambientales pone en peligro nuestros bosques, ríos y la salud de las futuras generaciones. Entonces, les pregunto, mis queridos lectores del Foro: ¿Cómo creen que podemos exigir mayor responsabilidad a las autoridades y asegurarnos de que estos problemas no se vuelvan a repetir?