¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con el circo en el Banco Nacional. Resulta que unos mensajes filtrados de WhatsApp han encendido las alarmas en la Asamblea Legislativa, y no precisamente porque el brete esté difícil, sino porque parece que la junta directiva, esa que le tocó al Presidente Chaves, estaba bailándole la flauta a Zapote, como dicen por acá. Una torta lo que se armó.
Todo empezó con unas capturas de pantalla que circularon como reguero de pólvora, mostrando conversaciones entre el expresidente del BN, Maximiliano Alvarado Ramírez, y otros funcionarios. Lo que más llamó la atención fue cuando Alvarado escribe textualmente: "Son nuestros superiores". ¡Imagínate!, el director de un banco estatal poniendo por encima a la presidencia. Parece novela, ¿verdad?
Según los diputados de la oposición, estos mensajes evidencian claramente una subordinación inaceptable. El diputado Francisco Nicolás Alvarado no se anda con rodeos: dice que aunque no se diga directamente, el “Francisco” al que se refiere Alvarado podría ser el exministro Francisco Gamboa, ahora buscando entrarle al ruedo político. Y la “Yara”, bueno, ahí apunta a Yara Jiménez Fallas, secretaria del Consejo de Gobierno. ¡Pa’ qué tanta vuelta!
Andrea Álvarez Marín, también diputada liberacionista, va más allá: afirma que el Poder Ejecutivo destituyó a la junta directiva anterior –la que sí parecía tener cabeza– porque no seguían las reglas del juego que ellos querían imponer. “Esta ha sido la tónica de esta administración,” sentenció Álvarez Marín. “Quien no se alinea con los intereses de Zapote, se va.” ¡Qué salado!”, agregó, haciendo hincapié en que todo esto es contrario a la ley.
El jefe del Partido Liberal Progresista, Eliecer Feinzaig Mintz, expresó su preocupación de que esta jugada tenga como fin perseguir “fines de vendeta política”. Recuérdanos que el Presidente Chaves sugirió poner atención a un crédito específico, sin mencionar de qué empresa se trataba. Feinzaig lo resume perfecto: “Subordinar al sistema bancario público para fines políticos espurios es una falta de respeto a la democracia”. Y vaya si lo es, diay.
Pero no solo desde la oposición se levantan voces críticas. Alejandro Pacheco Castro, jefe de la fracción del PUSC, acusó al gobierno de meter “sus tentáculos en todo lado”. Además, cuestionó la idoneidad de los miembros de la junta directiva irregular, señalando que muchos ni siquiera cumplen con los requisitos mínimos. Advierte que si esto continua, los bancos públicos van a terminar yéndose al traste. Y eso, amigos, sería un dolor de cabeza para todos nosotros.
Lo curioso de todo este asunto es que incluso Alvarado, el protagonista de los mensajes, admitió su autenticidad, aunque luego trató de restarle importancia, diciendo que simplemente había problemas de coordinación. Pero, ¿qué tiene que ver el secretario general de un partido político con dar instrucciones a la junta directiva de un banco?, se preguntó Pacheco, con toda razón. ¡Eso es meterse en la parte pública y eso no le corresponde, chunche!
En fin, este caso pinta para traer cola, y nos deja pensando: ¿Hasta dónde llegará el gobierno para controlar las instituciones públicas? ¿Estamos viendo el preludio de un desastre financiero o simplemente un ajuste de cuentas político? ¿Creen que realmente existe una coordinación adecuada entre los bancos estatales y la Presidencia, o estamos ante un patrón de injerencia que pone en riesgo la estabilidad económica del país?
Todo empezó con unas capturas de pantalla que circularon como reguero de pólvora, mostrando conversaciones entre el expresidente del BN, Maximiliano Alvarado Ramírez, y otros funcionarios. Lo que más llamó la atención fue cuando Alvarado escribe textualmente: "Son nuestros superiores". ¡Imagínate!, el director de un banco estatal poniendo por encima a la presidencia. Parece novela, ¿verdad?
Según los diputados de la oposición, estos mensajes evidencian claramente una subordinación inaceptable. El diputado Francisco Nicolás Alvarado no se anda con rodeos: dice que aunque no se diga directamente, el “Francisco” al que se refiere Alvarado podría ser el exministro Francisco Gamboa, ahora buscando entrarle al ruedo político. Y la “Yara”, bueno, ahí apunta a Yara Jiménez Fallas, secretaria del Consejo de Gobierno. ¡Pa’ qué tanta vuelta!
Andrea Álvarez Marín, también diputada liberacionista, va más allá: afirma que el Poder Ejecutivo destituyó a la junta directiva anterior –la que sí parecía tener cabeza– porque no seguían las reglas del juego que ellos querían imponer. “Esta ha sido la tónica de esta administración,” sentenció Álvarez Marín. “Quien no se alinea con los intereses de Zapote, se va.” ¡Qué salado!”, agregó, haciendo hincapié en que todo esto es contrario a la ley.
El jefe del Partido Liberal Progresista, Eliecer Feinzaig Mintz, expresó su preocupación de que esta jugada tenga como fin perseguir “fines de vendeta política”. Recuérdanos que el Presidente Chaves sugirió poner atención a un crédito específico, sin mencionar de qué empresa se trataba. Feinzaig lo resume perfecto: “Subordinar al sistema bancario público para fines políticos espurios es una falta de respeto a la democracia”. Y vaya si lo es, diay.
Pero no solo desde la oposición se levantan voces críticas. Alejandro Pacheco Castro, jefe de la fracción del PUSC, acusó al gobierno de meter “sus tentáculos en todo lado”. Además, cuestionó la idoneidad de los miembros de la junta directiva irregular, señalando que muchos ni siquiera cumplen con los requisitos mínimos. Advierte que si esto continua, los bancos públicos van a terminar yéndose al traste. Y eso, amigos, sería un dolor de cabeza para todos nosotros.
Lo curioso de todo este asunto es que incluso Alvarado, el protagonista de los mensajes, admitió su autenticidad, aunque luego trató de restarle importancia, diciendo que simplemente había problemas de coordinación. Pero, ¿qué tiene que ver el secretario general de un partido político con dar instrucciones a la junta directiva de un banco?, se preguntó Pacheco, con toda razón. ¡Eso es meterse en la parte pública y eso no le corresponde, chunche!
En fin, este caso pinta para traer cola, y nos deja pensando: ¿Hasta dónde llegará el gobierno para controlar las instituciones públicas? ¿Estamos viendo el preludio de un desastre financiero o simplemente un ajuste de cuentas político? ¿Creen que realmente existe una coordinación adecuada entre los bancos estatales y la Presidencia, o estamos ante un patrón de injerencia que pone en riesgo la estabilidad económica del país?
