¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que el Consejo Universitario de la UCR ha tomado una decisión que está dando vuelta al agua, especialmente entre algunos docentes que andaban haciendo cosas turbias. Ahora, si te han sancionado por hostigamiento sexual en los últimos diez años, olvídate de meterle pata al Régimen Académico. ¡Se acabó!
Esto viene luego de un buen rato de debate, diay, parece que ya era hora de ponerle candado a este brete. Han modificado unos artículos del reglamento –los 26 y 32A– buscando crear ambientes más seguros en la universidad. Porque, vamos, nadie quiere ver a sus hermanas, primas o amigas sufriendo acoso de ningún lado, menos en la casa de estudios.
La verdad, esto no es pa’ bromear. Imagínate la tensión que pueden vivir los estudiantes si saben que alguien con esas credenciales podría estar impartiendo clases. ¡Un desastre! Entonces, ahora, cualquiera que quiera entrar al Régimen Académico o participar en un concurso para ser profe va a tener que demostrar que está limpio, limpio, sin manchones de hostigamiento. Ni a nivel nacional ni internacional, ¡ojo!
Y no crean que eso es todo. La Vicerrectoría de Docencia ahora tiene que afanarse para armar un sistema que compruebe que los candidatos no tienen historial sucio. Se les dio medio plazo, seis meses, para hacerlo. ¡A moverse! Que no anden con rodeos porque la cosa es seria. Están hablando de verificar hasta en otros países, pa' que no se escapen los coyotes.
Muchos se preguntarán, ¿por qué recién ahora? Bueno, pues dicen que se hizo un análisis bien completo, consultaron con todos los sectores de la UCR. Pero la verdad, muchos estudiantes llevaban tiempo pidiendo esto. Llevan años diciendo que hay que limpiar la casa y hacerla segura para todos. Parece que finalmente escucharon… o bueno, casi. Siempre hay algún detalle que mejorar, diay.
Este movimiento es parte de una ola más grande de conciencia social que estamos viviendo en el país. Ya no se tolera el acoso ni el abuso de poder en ninguna esfera. Y la universidad, como centro de formación y pensamiento crítico, tenía que ponerse las pilas. Está claro que todavía hay mucho camino por recorrer, pero al menos dieron un paso importante.
Algunos docentes, claro, no están muy contentos con la movida. Dicen que afecta su derecho a trabajar, que es discriminación… ¡Pero a quién le estás tratando de engañar, mae! Si sabes que hiciste algo malo, ahí tienes que asumir las consecuencias. La ley es pa’ cumplirse, y proteger a los estudiantes es prioritario.
Ahora, me pregunto… ¿Será suficiente esta medida para realmente garantizar entornos universitarios libres de acoso, o necesitamos irnos al traste implementando programas de prevención y sensibilización aún más robustos? ¿Creen que otras universidades deberían seguir el ejemplo de la UCR?
Esto viene luego de un buen rato de debate, diay, parece que ya era hora de ponerle candado a este brete. Han modificado unos artículos del reglamento –los 26 y 32A– buscando crear ambientes más seguros en la universidad. Porque, vamos, nadie quiere ver a sus hermanas, primas o amigas sufriendo acoso de ningún lado, menos en la casa de estudios.
La verdad, esto no es pa’ bromear. Imagínate la tensión que pueden vivir los estudiantes si saben que alguien con esas credenciales podría estar impartiendo clases. ¡Un desastre! Entonces, ahora, cualquiera que quiera entrar al Régimen Académico o participar en un concurso para ser profe va a tener que demostrar que está limpio, limpio, sin manchones de hostigamiento. Ni a nivel nacional ni internacional, ¡ojo!
Y no crean que eso es todo. La Vicerrectoría de Docencia ahora tiene que afanarse para armar un sistema que compruebe que los candidatos no tienen historial sucio. Se les dio medio plazo, seis meses, para hacerlo. ¡A moverse! Que no anden con rodeos porque la cosa es seria. Están hablando de verificar hasta en otros países, pa' que no se escapen los coyotes.
Muchos se preguntarán, ¿por qué recién ahora? Bueno, pues dicen que se hizo un análisis bien completo, consultaron con todos los sectores de la UCR. Pero la verdad, muchos estudiantes llevaban tiempo pidiendo esto. Llevan años diciendo que hay que limpiar la casa y hacerla segura para todos. Parece que finalmente escucharon… o bueno, casi. Siempre hay algún detalle que mejorar, diay.
Este movimiento es parte de una ola más grande de conciencia social que estamos viviendo en el país. Ya no se tolera el acoso ni el abuso de poder en ninguna esfera. Y la universidad, como centro de formación y pensamiento crítico, tenía que ponerse las pilas. Está claro que todavía hay mucho camino por recorrer, pero al menos dieron un paso importante.
Algunos docentes, claro, no están muy contentos con la movida. Dicen que afecta su derecho a trabajar, que es discriminación… ¡Pero a quién le estás tratando de engañar, mae! Si sabes que hiciste algo malo, ahí tienes que asumir las consecuencias. La ley es pa’ cumplirse, y proteger a los estudiantes es prioritario.
Ahora, me pregunto… ¿Será suficiente esta medida para realmente garantizar entornos universitarios libres de acoso, o necesitamos irnos al traste implementando programas de prevención y sensibilización aún más robustos? ¿Creen que otras universidades deberían seguir el ejemplo de la UCR?
