¡Ay, Dios mío, qué torta! Resulta que el otro lunes, allá por Barú de Pérez Zeledón, hubo un accidente de un camiónazo lleno de pollos. Un percance normal, dirán algunos... pero luego vino lo bueno, lo turbio. Mientras el chofer intentaba ver qué había pasado con el brete, unos vándalos, o como queramos llamarlos, se lanzaron encima de las cajas como si estuvieran buscando oro. ¡Más bien parecían buitres!
Según nos cuentan desde el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el incidente ocurrió alrededor de la una de la tarde. El camión, que iba rumbo a quién sabe dónde con su preciada carga avícola, se encontró con un bache inesperado. El golpe fue suficiente para dejarlo varado en la carretera, y eso, señores, activó el instinto de oportunidad de algunas personas. Imagínate la escena: un camión parado, cajas abiertas y gente corriendo con pollos en brazos. ¡Una película!”,
La investigación está en curso, pero ya hay imágenes que circulan por todos lados. Se ven varios sujetos, de todas las edades, cargando las cajas y huyendo del lugar. El dueño del cargamento, obviamente, no quedó muy contento con la situación. Está pidiendo a gritos que le regresen sus aves, porque ahí no solo iban pollos para vender, sino también gallinas ponedoras, mae. Una pérdida considerable, diay.
Lo curioso de todo esto es la actitud de estas personas. No eran niños pequeños buscando una comida rápida; eran adultos, hombres y mujeres, aprovechándose de una situación de vulnerabilidad. Parece que la crisis económica, en lugar de incentivar la honestidad, a veces trae consigo actos así. Uno se pregunta, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para sobrevivir?
El OIJ, consciente de la gravedad de la situación, ha lanzado una convocatoria pública. Piden a cualquier persona que tenga información sobre la identidad de estos “coleccionistas” de pollos que se comunique de inmediato. Hay líneas telefónicas abiertas (800-8000645 y 8800-0645 vía WhatsApp) y un centro de información confidencial dispuesto a recibir denuncias anónimas. ¡Así que si sabes algo, no te quedes callado, mael!
Y ojo, porque el OIJ quiere dejar claro que apropiarse de bienes ajenos, aunque sea en medio de un accidente, es un delito castigado por la ley. Las autoridades advierten que los responsables enfrentarán consecuencias legales si son identificados. Aquí no hay excusas, ni justificaciones. Robarle a alguien, sea un pollo o un avión privado, es robarle, punto.
Este caso nos lleva a reflexionar sobre la ética y los valores que queremos promover en nuestra sociedad. ¿Cómo podemos construir un país donde el respeto por la propiedad ajena sea una norma, y no una excepción? ¿Dónde la solidaridad prevalezca sobre el individualismo y la ambición desmedida? Este incidente, tan absurdo como triste, pone de manifiesto nuestras debilidades, pero también nos ofrece la oportunidad de fortalecernos.
Ahora dime, mi pana, ¿qué opinas tú? ¿Crees que el OIJ logrará recuperar todos los pollos? ¿Justificas de alguna manera el comportamiento de esas personas, considerando el difícil panorama económico que vivimos? ¡Déjanos tus comentarios abajo y calentemos este foro!
Según nos cuentan desde el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el incidente ocurrió alrededor de la una de la tarde. El camión, que iba rumbo a quién sabe dónde con su preciada carga avícola, se encontró con un bache inesperado. El golpe fue suficiente para dejarlo varado en la carretera, y eso, señores, activó el instinto de oportunidad de algunas personas. Imagínate la escena: un camión parado, cajas abiertas y gente corriendo con pollos en brazos. ¡Una película!”,
La investigación está en curso, pero ya hay imágenes que circulan por todos lados. Se ven varios sujetos, de todas las edades, cargando las cajas y huyendo del lugar. El dueño del cargamento, obviamente, no quedó muy contento con la situación. Está pidiendo a gritos que le regresen sus aves, porque ahí no solo iban pollos para vender, sino también gallinas ponedoras, mae. Una pérdida considerable, diay.
Lo curioso de todo esto es la actitud de estas personas. No eran niños pequeños buscando una comida rápida; eran adultos, hombres y mujeres, aprovechándose de una situación de vulnerabilidad. Parece que la crisis económica, en lugar de incentivar la honestidad, a veces trae consigo actos así. Uno se pregunta, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar para sobrevivir?
El OIJ, consciente de la gravedad de la situación, ha lanzado una convocatoria pública. Piden a cualquier persona que tenga información sobre la identidad de estos “coleccionistas” de pollos que se comunique de inmediato. Hay líneas telefónicas abiertas (800-8000645 y 8800-0645 vía WhatsApp) y un centro de información confidencial dispuesto a recibir denuncias anónimas. ¡Así que si sabes algo, no te quedes callado, mael!
Y ojo, porque el OIJ quiere dejar claro que apropiarse de bienes ajenos, aunque sea en medio de un accidente, es un delito castigado por la ley. Las autoridades advierten que los responsables enfrentarán consecuencias legales si son identificados. Aquí no hay excusas, ni justificaciones. Robarle a alguien, sea un pollo o un avión privado, es robarle, punto.
Este caso nos lleva a reflexionar sobre la ética y los valores que queremos promover en nuestra sociedad. ¿Cómo podemos construir un país donde el respeto por la propiedad ajena sea una norma, y no una excepción? ¿Dónde la solidaridad prevalezca sobre el individualismo y la ambición desmedida? Este incidente, tan absurdo como triste, pone de manifiesto nuestras debilidades, pero también nos ofrece la oportunidad de fortalecernos.
Ahora dime, mi pana, ¿qué opinas tú? ¿Crees que el OIJ logrará recuperar todos los pollos? ¿Justificas de alguna manera el comportamiento de esas personas, considerando el difícil panorama económico que vivimos? ¡Déjanos tus comentarios abajo y calentemos este foro!