¡Ay, Dios mío! Se armó el relajo, pues el OIJ anduvo chambeando a toda máquina y agarró a tres tipos que se dedicaban a echarle polvos al pueblo en Ríos Cuarto y Venecia de San Carlos. Tres jóvenes, así dicen, metidos en este brete turbio, y ahora van a tener que explicar sus cositas ante el Ministerio Público. ¡Qué pena ajena!
Según nos cuentan, estos señores pareciera que tenían bien montada la jugada, distribuyendo sustancia prohibida en esos barrios. No sé si saben, pero hay gente ahí que trabaja duro pa' salir adelante, y que le vengan a complicarle las cosas así... ¡qué barbaridad! Las autoridades llevaban rato siguiéndoles el rastro, recogiendo pistas como hormigas buscando pan. Parece que alguien le dio una buena vara al OIJ y les ayudó a descubrir este negocio sucio.
Estos huesitos, como decimos nosotros, tienen entre 21 y 26 años. Chacón, Quirós y Benavides, así se hacen llamar, ya están mordiendo polvo y esperando a ver qué les toca. El OIJ hizo varios allanamientos el miércoles pasado, reventando unas casitas en los sectores afectados. No sabemos exactamente qué encontraron, pero aseguran que fue suficiente para fortalecer las sospechas. Ya saben cómo son las cosas por acá, prima facie todo parece más complicado de lo que realmente es, pero habrá que esperar a que el juez diga su última palabra.
La verdad, esto me da mucha tristeza. Ríos Cuarto y Venecia son pueblos tranquilos, donde la gente se conoce y se ayuda. Que entren tipos así a meterle veneno a esas comunidades... ¡me dan ganas de llorar! Además, pinta feo porque esto demuestra que la droga sigue teniendo muchísima fuerza en nuestro país. Aunque los esfuerzos sean muchos, parece que siempre hay nuevos peces gordos tratando de sacar raja.
Dicen que el despliegue policial fue importante, con varios oficiales apostados en los alrededores de las viviendas. Fue una movida rápida y eficiente, tratando de evitar cualquier fuga o incidente. Ahora, el tema es ver si logran pillar a los proveedores de estos muchachos, porque seguro no estaban operando solitos. Esto apesta a organización, y eso es mucho peor. Necesitamos que el OIJ siga investigando a fondo para desenmascarar a todos los involucrados en esta maraña.
Muchos se preguntan, ¿por qué Ríos Cuarto y Venecia? Bueno, amigos, la respuesta es simple: porque la necesidad aguza el ingenio. En algunos lugares, la falta de oportunidades lleva a la gente a buscar alternativas poco éticas para sobrevivir. Pero eso no justifica nada, claro está. Hay otras maneras de ganarse la vida, aunque sean más difíciles. Ojalá que este caso sirva para reflexionar sobre la importancia de crear empleos dignos y programas sociales que ayuden a las familias vulnerables.
Ahora, hablando de temas legales, tengo entendido que al tipo le va a tocar enfrentar cargos muy serios. Podrían caerle varias condenas, dependiendo de la cantidad de droga que tenían y de su grado de participación en la banda. Lo bueno es que tenemos un sistema judicial que, aunque a veces tarda una eternidad, trata de hacer justicia. Esperemos que así sea en este caso, y que estos señores paguen por sus pecados. Y que sirva de ejemplo para otros que estén pensando en meterse en este juego peligroso. ¡No vale la pena, créanme!
En fin, esta vaina nos deja bastante pendiente, ¿verdad? Creo que todos estamos cansados de escuchar noticias sobre drogas y violencia. Pero, díganme ustedes, ¿creen que las políticas actuales son suficientes para combatir el narcotráfico en Costa Rica, o necesitamos medidas más drásticas para proteger a nuestras comunidades?
Según nos cuentan, estos señores pareciera que tenían bien montada la jugada, distribuyendo sustancia prohibida en esos barrios. No sé si saben, pero hay gente ahí que trabaja duro pa' salir adelante, y que le vengan a complicarle las cosas así... ¡qué barbaridad! Las autoridades llevaban rato siguiéndoles el rastro, recogiendo pistas como hormigas buscando pan. Parece que alguien le dio una buena vara al OIJ y les ayudó a descubrir este negocio sucio.
Estos huesitos, como decimos nosotros, tienen entre 21 y 26 años. Chacón, Quirós y Benavides, así se hacen llamar, ya están mordiendo polvo y esperando a ver qué les toca. El OIJ hizo varios allanamientos el miércoles pasado, reventando unas casitas en los sectores afectados. No sabemos exactamente qué encontraron, pero aseguran que fue suficiente para fortalecer las sospechas. Ya saben cómo son las cosas por acá, prima facie todo parece más complicado de lo que realmente es, pero habrá que esperar a que el juez diga su última palabra.
La verdad, esto me da mucha tristeza. Ríos Cuarto y Venecia son pueblos tranquilos, donde la gente se conoce y se ayuda. Que entren tipos así a meterle veneno a esas comunidades... ¡me dan ganas de llorar! Además, pinta feo porque esto demuestra que la droga sigue teniendo muchísima fuerza en nuestro país. Aunque los esfuerzos sean muchos, parece que siempre hay nuevos peces gordos tratando de sacar raja.
Dicen que el despliegue policial fue importante, con varios oficiales apostados en los alrededores de las viviendas. Fue una movida rápida y eficiente, tratando de evitar cualquier fuga o incidente. Ahora, el tema es ver si logran pillar a los proveedores de estos muchachos, porque seguro no estaban operando solitos. Esto apesta a organización, y eso es mucho peor. Necesitamos que el OIJ siga investigando a fondo para desenmascarar a todos los involucrados en esta maraña.
Muchos se preguntan, ¿por qué Ríos Cuarto y Venecia? Bueno, amigos, la respuesta es simple: porque la necesidad aguza el ingenio. En algunos lugares, la falta de oportunidades lleva a la gente a buscar alternativas poco éticas para sobrevivir. Pero eso no justifica nada, claro está. Hay otras maneras de ganarse la vida, aunque sean más difíciles. Ojalá que este caso sirva para reflexionar sobre la importancia de crear empleos dignos y programas sociales que ayuden a las familias vulnerables.
Ahora, hablando de temas legales, tengo entendido que al tipo le va a tocar enfrentar cargos muy serios. Podrían caerle varias condenas, dependiendo de la cantidad de droga que tenían y de su grado de participación en la banda. Lo bueno es que tenemos un sistema judicial que, aunque a veces tarda una eternidad, trata de hacer justicia. Esperemos que así sea en este caso, y que estos señores paguen por sus pecados. Y que sirva de ejemplo para otros que estén pensando en meterse en este juego peligroso. ¡No vale la pena, créanme!
En fin, esta vaina nos deja bastante pendiente, ¿verdad? Creo que todos estamos cansados de escuchar noticias sobre drogas y violencia. Pero, díganme ustedes, ¿creen que las políticas actuales son suficientes para combatir el narcotráfico en Costa Rica, o necesitamos medidas más drásticas para proteger a nuestras comunidades?
