¡Ay, Dios mío! Esto sí que es tremendo. La noche de ayer, Reina de los Ángeles, Hatillo, amaneció con una movilización policial que dejó boquiabiertos a muchos. El Ministerio Público y la policía le dieron duro a una banda dedicada al narcotráfico, capturando a catorce sujetos que parecían tener el control del negocio en la zona.
Parece que la paciencia se agotó, diay. Según fuentes cercanas a la investigación, esta operación llevaba tiempo gestándose. Se juntó información de la comunidad – porque los vecinos siempre andan viendo, ¿verdad? – y trabajo pesado de las autoridades para identificar y desmantelar la estructura criminal. Eric Lacayo, el viceministro de Seguridad, declaró que esto es parte de un esfuerzo mayor para recuperar el control de territorios donde la violencia ha ido tomando fuerza, especialmente por el tráfico de drogas.
Lo que más preocupa, y eso lo confirmó el fiscal Carlo Díaz, es la magnitud de la operación. Estos tipos estaban generando una suma considerable de plata, estimado entre tres millones de colones diarios. ¡Imagínate!, tres millones que se iban directo a financiar otras actividades ilícitas. Este brete es más grande de lo que aparenta, pues estos puntos de venta son disputados constantemente entre varias organizaciones, creando un ambiente de inseguridad palpable para la gente que vive en la zona.
Pero, ¿cómo funciona este tinglado?, se preguntarán algunos. Según las investigaciones, hay un “administrador”, el jefe que coordina toda la operación. Él asigna tareas, distribuye la mercancía y controla a los “campanas”, los que venden la droga en la calle, y a los custodios, encargados de mantener el orden y evitar problemas. Lo curioso es que este administrador, aunque es clave en la operación, generalmente no ocupa un puesto importante en la jerarquía de la organización criminal principal. Parece que son piezas de cambio en un juego mucho más grande.
En los allanamientos participó un montón de personal policial: la UEA, el GAO, la Unidad Canina – esos perritos siempre olfateando hasta dónde llega el problema –, la DIAC, y hasta el grupo de intervención del Ministerio de la Presidencia. ¡Una maquinaria completa para limpiar la zona! Se puso el turbo, parce, para sacar a estos elementos que estaban afectando la tranquilidad de la comunidad.
Ahora bien, el objetivo principal es recuperar esos espacios públicos que habían sido tomados por estos delincuentes. Se busca devolverle a la gente la sensación de seguridad y permitir que los niños jueguen tranquilamente en la calle sin temor. Recuperar esos lugares es vital, no solo para combatir el narcotráfico, sino también para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. Es un paso importante en la lucha contra la delincuencia organizada, pero queda claro que aún hay mucho camino por recorrer.
Y hablando de caminos, me da que este caso va a dar para rato, parce. Con tanto dinero de por medio, seguramente aparecerán nuevos actores, nuevas estrategias… La verdad, qué vara tan complicada tenemos en nuestras manos. La tarea de combatir el narcotráfico es ardua y requiere de un esfuerzo constante por parte de todas las instituciones del Estado. Pero, si nos ponemos las pilas y trabajamos juntos, podemos lograrlo. Tenemos que darle con todo, como dicen por ahí.
Con todo esto, me pregunto… ¿Crees que estas capturas tendrán un impacto duradero en la reducción de la violencia en Hatillo, o es solo cuestión de tiempo antes de que aparezcan otras bandas buscando ocupar el vacío dejado por estas?
Parece que la paciencia se agotó, diay. Según fuentes cercanas a la investigación, esta operación llevaba tiempo gestándose. Se juntó información de la comunidad – porque los vecinos siempre andan viendo, ¿verdad? – y trabajo pesado de las autoridades para identificar y desmantelar la estructura criminal. Eric Lacayo, el viceministro de Seguridad, declaró que esto es parte de un esfuerzo mayor para recuperar el control de territorios donde la violencia ha ido tomando fuerza, especialmente por el tráfico de drogas.
Lo que más preocupa, y eso lo confirmó el fiscal Carlo Díaz, es la magnitud de la operación. Estos tipos estaban generando una suma considerable de plata, estimado entre tres millones de colones diarios. ¡Imagínate!, tres millones que se iban directo a financiar otras actividades ilícitas. Este brete es más grande de lo que aparenta, pues estos puntos de venta son disputados constantemente entre varias organizaciones, creando un ambiente de inseguridad palpable para la gente que vive en la zona.
Pero, ¿cómo funciona este tinglado?, se preguntarán algunos. Según las investigaciones, hay un “administrador”, el jefe que coordina toda la operación. Él asigna tareas, distribuye la mercancía y controla a los “campanas”, los que venden la droga en la calle, y a los custodios, encargados de mantener el orden y evitar problemas. Lo curioso es que este administrador, aunque es clave en la operación, generalmente no ocupa un puesto importante en la jerarquía de la organización criminal principal. Parece que son piezas de cambio en un juego mucho más grande.
En los allanamientos participó un montón de personal policial: la UEA, el GAO, la Unidad Canina – esos perritos siempre olfateando hasta dónde llega el problema –, la DIAC, y hasta el grupo de intervención del Ministerio de la Presidencia. ¡Una maquinaria completa para limpiar la zona! Se puso el turbo, parce, para sacar a estos elementos que estaban afectando la tranquilidad de la comunidad.
Ahora bien, el objetivo principal es recuperar esos espacios públicos que habían sido tomados por estos delincuentes. Se busca devolverle a la gente la sensación de seguridad y permitir que los niños jueguen tranquilamente en la calle sin temor. Recuperar esos lugares es vital, no solo para combatir el narcotráfico, sino también para mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos. Es un paso importante en la lucha contra la delincuencia organizada, pero queda claro que aún hay mucho camino por recorrer.
Y hablando de caminos, me da que este caso va a dar para rato, parce. Con tanto dinero de por medio, seguramente aparecerán nuevos actores, nuevas estrategias… La verdad, qué vara tan complicada tenemos en nuestras manos. La tarea de combatir el narcotráfico es ardua y requiere de un esfuerzo constante por parte de todas las instituciones del Estado. Pero, si nos ponemos las pilas y trabajamos juntos, podemos lograrlo. Tenemos que darle con todo, como dicen por ahí.
Con todo esto, me pregunto… ¿Crees que estas capturas tendrán un impacto duradero en la reducción de la violencia en Hatillo, o es solo cuestión de tiempo antes de que aparezcan otras bandas buscando ocupar el vacío dejado por estas?