¡Ay, Dios mío, qué torta! Parece que andamos viviendo en una película de acción, pero aquí en Costa Rica. Entre suplantaciones y tipos armados entrando a los colegios, uno se queda pensando: ¿hasta dónde vamos a llegar? El cuento de este jevi de “coordinador del TSE” que entró al Colegio Cedros a dar una charlota chavista es la gota que derramó el vaso, pero la verdad es que lleva tiempo gestándose esto. Más vale prevenir que lamentar, ¿verdad?
La movida es clara: la seguridad en las escuelas está hecha un maje. Resulta que cada colegio tiene su propia “normatividad interna”, o sea, cada quien hace lo que quiere. Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), los directores son los responsables de controlar quién entra y quién sale, pero parece que algunos están más preocupados por organizar el festival de matemáticas que por garantizar la seguridad de los estudiantes. ¡Y eso que los niños son pura vara!
Ahora bien, el MEP dice tener una circular –la famosa DM-0001-01-2021– que les recuerda a los directores que tengan sus normas claras y accesibles. Suena lindo en papel, pero en la práctica, parece que muchos ni saben que existe. El Supervisor del Circuito es el encargado de echarles un ojo, pero vaya, ahí hay que ponerle empeño, porque las cosas no se arreglan solas.
Volviendo al caso del Colegio Cedros, el tipo –un tal Calderón, afiliado a Juventud Jaguar del Pueblo Soberano– llegó a las 7:51 a.m., se hizo pasar por coordinador del TSE, le mostraron el visto bueno, le dieron un carnén para que pase al auditorio y empezó a vomitar ideologías revolucionarias a los estudiantes de décimo y undécimo. ¡Imagínate el susto! Afortunadamente, nadie resultó herido, pero el daño ya está hecho: nos demostró que cualquiera puede entrar a nuestros colegios haciendo un truco así.
Cristian Chaves, el director del colegio, está indignado y promete llevar el caso hasta las últimas consecuencias. Bien hecho, don Cristian. Este tipo de situaciones no se pueden dejar pasar así nomás. El TSE, por su lado, dice que no puede investigar a fondo porque podría haber una denuncia judicial, pero reafirmaron que sus visitas a las escuelas son solo para hablar del derecho al voto, no para meterse en política. Aja, aja... Ya sabemos cómo anda la cosa.
Pero no es solo este caso. Hace poco salió un video de un tipo armado intimidando a los estudiantes del Colegio Nocturno de Palmares. ¡Un detalle más para agregar a la lista de problemas! El mae gritándole a los jóvenes “vamos a ver, hijueputa, qué es la vara…” da escalofríos. Al parecer, todo se originó por una pelea de bullying, pero eso no justifica que un sujeto armado ingrese a un colegio amenazando a menores de edad. ¡Qué sal!
Todo esto pone en tela de juicio la capacidad del Estado para proteger a nuestros niños y adolescentes. Necesitamos medidas urgentes y efectivas. No basta con circulares y recomendaciones; necesitamos controles estrictos en las entradas, personal capacitado en seguridad y una mayor colaboración entre padres, maestros y autoridades. La seguridad de los estudiantes no puede ser un juego, es un derecho fundamental. Dejarlo así es irse al traste con el futuro de nuestra juventud. A fin de cuentas, estos son los futuros profesionales, los ingenieros, doctores y abogados que nos van a sacar adelante.
Con tantos incidentes recientes, uno se pregunta: ¿qué tan seguras se sienten realmente los padres al enviar a sus hijos a la escuela cada mañana? ¿Debería ser obligatorio implementar sistemas de identificación biométrica en todos los centros educativos, incluso si esto implica un costo adicional? ¿Ustedes creen que el MEP debería destinar más recursos a mejorar la seguridad escolar o priorizar otros aspectos de la educación?
La movida es clara: la seguridad en las escuelas está hecha un maje. Resulta que cada colegio tiene su propia “normatividad interna”, o sea, cada quien hace lo que quiere. Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), los directores son los responsables de controlar quién entra y quién sale, pero parece que algunos están más preocupados por organizar el festival de matemáticas que por garantizar la seguridad de los estudiantes. ¡Y eso que los niños son pura vara!
Ahora bien, el MEP dice tener una circular –la famosa DM-0001-01-2021– que les recuerda a los directores que tengan sus normas claras y accesibles. Suena lindo en papel, pero en la práctica, parece que muchos ni saben que existe. El Supervisor del Circuito es el encargado de echarles un ojo, pero vaya, ahí hay que ponerle empeño, porque las cosas no se arreglan solas.
Volviendo al caso del Colegio Cedros, el tipo –un tal Calderón, afiliado a Juventud Jaguar del Pueblo Soberano– llegó a las 7:51 a.m., se hizo pasar por coordinador del TSE, le mostraron el visto bueno, le dieron un carnén para que pase al auditorio y empezó a vomitar ideologías revolucionarias a los estudiantes de décimo y undécimo. ¡Imagínate el susto! Afortunadamente, nadie resultó herido, pero el daño ya está hecho: nos demostró que cualquiera puede entrar a nuestros colegios haciendo un truco así.
Cristian Chaves, el director del colegio, está indignado y promete llevar el caso hasta las últimas consecuencias. Bien hecho, don Cristian. Este tipo de situaciones no se pueden dejar pasar así nomás. El TSE, por su lado, dice que no puede investigar a fondo porque podría haber una denuncia judicial, pero reafirmaron que sus visitas a las escuelas son solo para hablar del derecho al voto, no para meterse en política. Aja, aja... Ya sabemos cómo anda la cosa.
Pero no es solo este caso. Hace poco salió un video de un tipo armado intimidando a los estudiantes del Colegio Nocturno de Palmares. ¡Un detalle más para agregar a la lista de problemas! El mae gritándole a los jóvenes “vamos a ver, hijueputa, qué es la vara…” da escalofríos. Al parecer, todo se originó por una pelea de bullying, pero eso no justifica que un sujeto armado ingrese a un colegio amenazando a menores de edad. ¡Qué sal!
Todo esto pone en tela de juicio la capacidad del Estado para proteger a nuestros niños y adolescentes. Necesitamos medidas urgentes y efectivas. No basta con circulares y recomendaciones; necesitamos controles estrictos en las entradas, personal capacitado en seguridad y una mayor colaboración entre padres, maestros y autoridades. La seguridad de los estudiantes no puede ser un juego, es un derecho fundamental. Dejarlo así es irse al traste con el futuro de nuestra juventud. A fin de cuentas, estos son los futuros profesionales, los ingenieros, doctores y abogados que nos van a sacar adelante.
Con tantos incidentes recientes, uno se pregunta: ¿qué tan seguras se sienten realmente los padres al enviar a sus hijos a la escuela cada mañana? ¿Debería ser obligatorio implementar sistemas de identificación biométrica en todos los centros educativos, incluso si esto implica un costo adicional? ¿Ustedes creen que el MEP debería destinar más recursos a mejorar la seguridad escolar o priorizar otros aspectos de la educación?