¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con estos navideños que no aprenden. Las autoridades nos están echando humo con los decomisos de licor, ¡pero qué novedad!, pues parece que este año la cosa está más cargada que regalo de primo lejano. Ya van más de diez mil botellas y latas confiscadas en operativos previos a estas fiestas, y eso es solo el comienzo, imagínate. ¡Menuda olla!
Como bien saben todos nosotros, el fin de año es el brete perfecto para los vendedores ambulantes y otros maleantes del alcohol. La gente quiere celebrar, beber, gastar… y ellos ahí, listos pa’ sacar provecho de la necesidad ajena. Se aprovechan de que estamos todos relajados, pensando en piñatas y cenas familiares, y así meten mercancía sin ningún control sanitario, pura agua ardiente barata que te deja viendo doble y con dolor de cabeza a la mañana siguiente.
Y no nos andamos con rodeos: la cerveza es la reina indiscutible de los decomisos. Pa’ muchos, una birrita fría es sinónimo de navidad, pero esos mismos se dejan engañar por cervezas adulteradas que ni siquiera saben a cebada. Luego vienen otras bebidas populares, esas que compras en el súper y que ahora, quién sabe, podrían estar hechas con ingredientes cuestionables. ¡Un peligro, diay!
El caso más reciente, y que dejó a más de uno boquiabierto, ocurrió en Puntarenas. Un mae, con toda la pinta de querer escapar, intentó evadir a la policía. Pero bueno, ¡ya saben cómo es esto!, los polis lo alcanzaron y encontraron una verdadera bodega de licor ilegal dentro del carro. Pura mercadería que iba camino a alguna reunión o fiesta donde la gente, sin saberlo, estaría consumiendo productos de dudosa calidad. ¡Qué sal!
Las fuerzas de seguridad han prometido redoblar la vigilancia durante los próximos días. Operativos sorpresa en supermercados, cantinas y hasta en los pueblos más alejados. Dicen que no descansarán hasta asegurarse de que la alegría navideña no venga acompañada de problemas de salud o intoxicaciones alimentarias. ¡Esperemos que sí, porque la verdad es que ya tenemos bastante con lo que nos toca aguantar!
Pero aquí viene lo interesante, mi gente. Este problema no es solo de las autoridades, es nuestro también. Todos somos responsables de consumir productos seguros y legales. Necesitamos dejar de comprar en ventorillo o a ese tio que te ofrece “el precio más bajo”. ¡Al final nos sale más caro, tanto en dinero como en salud!
No se diga que luego nos quejamos de dolores de estómago, resaca horrible o, peor aún, de complicaciones médicas graves. ¡Es mejor pagar un poquito más y tener la tranquilidad de saber que lo que estás tomando es seguro! Apoyemos a los negocios locales que cumplen con las normas y denunciemos cualquier actividad sospechosa. Recordemos que nuestra salud vale mucho más que unos cuantos colones ahorrados.
Ahora dime, compa, ¿crees que realmente las autoridades están haciendo lo suficiente para combatir el comercio ilegal de licor en Costa Rica? ¿O deberíamos esperar a que alguien salga gravemente enfermo para tomar cartas en el asunto? Deja tu opinión en los comentarios, ¡me interesa saber qué piensas tú!
Como bien saben todos nosotros, el fin de año es el brete perfecto para los vendedores ambulantes y otros maleantes del alcohol. La gente quiere celebrar, beber, gastar… y ellos ahí, listos pa’ sacar provecho de la necesidad ajena. Se aprovechan de que estamos todos relajados, pensando en piñatas y cenas familiares, y así meten mercancía sin ningún control sanitario, pura agua ardiente barata que te deja viendo doble y con dolor de cabeza a la mañana siguiente.
Y no nos andamos con rodeos: la cerveza es la reina indiscutible de los decomisos. Pa’ muchos, una birrita fría es sinónimo de navidad, pero esos mismos se dejan engañar por cervezas adulteradas que ni siquiera saben a cebada. Luego vienen otras bebidas populares, esas que compras en el súper y que ahora, quién sabe, podrían estar hechas con ingredientes cuestionables. ¡Un peligro, diay!
El caso más reciente, y que dejó a más de uno boquiabierto, ocurrió en Puntarenas. Un mae, con toda la pinta de querer escapar, intentó evadir a la policía. Pero bueno, ¡ya saben cómo es esto!, los polis lo alcanzaron y encontraron una verdadera bodega de licor ilegal dentro del carro. Pura mercadería que iba camino a alguna reunión o fiesta donde la gente, sin saberlo, estaría consumiendo productos de dudosa calidad. ¡Qué sal!
Las fuerzas de seguridad han prometido redoblar la vigilancia durante los próximos días. Operativos sorpresa en supermercados, cantinas y hasta en los pueblos más alejados. Dicen que no descansarán hasta asegurarse de que la alegría navideña no venga acompañada de problemas de salud o intoxicaciones alimentarias. ¡Esperemos que sí, porque la verdad es que ya tenemos bastante con lo que nos toca aguantar!
Pero aquí viene lo interesante, mi gente. Este problema no es solo de las autoridades, es nuestro también. Todos somos responsables de consumir productos seguros y legales. Necesitamos dejar de comprar en ventorillo o a ese tio que te ofrece “el precio más bajo”. ¡Al final nos sale más caro, tanto en dinero como en salud!
No se diga que luego nos quejamos de dolores de estómago, resaca horrible o, peor aún, de complicaciones médicas graves. ¡Es mejor pagar un poquito más y tener la tranquilidad de saber que lo que estás tomando es seguro! Apoyemos a los negocios locales que cumplen con las normas y denunciemos cualquier actividad sospechosa. Recordemos que nuestra salud vale mucho más que unos cuantos colones ahorrados.
Ahora dime, compa, ¿crees que realmente las autoridades están haciendo lo suficiente para combatir el comercio ilegal de licor en Costa Rica? ¿O deberíamos esperar a que alguien salga gravemente enfermo para tomar cartas en el asunto? Deja tu opinión en los comentarios, ¡me interesa saber qué piensas tú!