¡Ay, Dios mío! Parece que algunos choferes en San José andan volando bajo, porque la Policía de Tránsito repartió multas como si fueran pan caliente durante todo el 2025. Más de 10 mil carros fueron atrapados saltándose la restricción vehicular, dejando un reguero de frustración y billetes gastados. La cosa está que arde, diay.
Como bien sabemos, la restricción vehicular es ese brete que nos pone a todos a pensar dos veces cómo movernos por la capital. El objetivo original era bajar la torta de tráfico que tenemos en el centro, pero parece que algunos prefieren pagar la multa a caminar unas cuadritas o tomar el bus. Ya saben, ahí hay maes que se creen amos de carretera y piensan que las normas no aplican para ellos, ¡qué pena!
Según los números oficiales, un total de 10.476 conductores fueron sancionados en 2025, y cada infracción les costó unos jugosos ¢26.000. Eso suma una buena lana recaudada por el Estado, pero más allá de eso, refleja una falta de conciencia generalizada sobre la importancia de respetar las señales y contribuir a un tránsito más fluido. Pura sal, realmente.
Las autoridades dicen que algunas multas se deben a despistes, lo cual es entendible, todos nos hemos distraído alguna vez. Pero también admiten que muchos simplemente ignoran la restricción, ya sea por prisa, por pereza o porque creen que pueden salir librados. ¿Será que les falta respeto a los demás usuarios de la vía pública?
Y ahora, para variar, viene la pausa navideña. A partir de este viernes 19 de diciembre, la restricción se relaja un poco para facilitar la movilización durante las fiestas. Pero ojo, que no crean que esto significa que podemos empezar a hacer lo que se nos venga en gana. Una vez pasadas las celebraciones, la ley vuelve a entrar en vigor con toda su fuerza, así que mejor ponerle atención desde ya.
Pero miren, aquí viene la pregunta importante: ¿realmente la restricción vehicular es la solución mágica a nuestros problemas de tráfico? Algunos expertos dicen que no basta con castigar a los infractores; necesitamos invertir en transporte público decente y ofrecer alternativas viables para que la gente deje de depender del carro particular. Un buen sistema de metro, carriles exclusivos para buses… ¡Eso sí sería revolucionario!
Además, la cultura vial en Costa Rica necesita un cambio radical. Vemos cosas increíbles en las calles: gente manejando distraída con el celular, adelantamientos peligrosos, conductores que no respetan los peatones... ¡Es un peligro constante! Necesitamos educación vial desde las escuelas, campañas de sensibilización y, sobre todo, más control y severidad por parte de las autoridades. Porque así no vamos a llegar a ninguna parte, chunches.
En fin, la restricción vehicular sigue siendo un tema polémico y complejo. Las multas siguen cayendo, el tráfico persiste y la conversación sobre cómo mejorar nuestra movilidad continúa abierta. Entonces, díganme ustedes, ¿creen que la restricción vehicular es efectiva para reducir el tráfico en San José, o deberíamos buscar soluciones más innovadoras y ambiciosas? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios!
Como bien sabemos, la restricción vehicular es ese brete que nos pone a todos a pensar dos veces cómo movernos por la capital. El objetivo original era bajar la torta de tráfico que tenemos en el centro, pero parece que algunos prefieren pagar la multa a caminar unas cuadritas o tomar el bus. Ya saben, ahí hay maes que se creen amos de carretera y piensan que las normas no aplican para ellos, ¡qué pena!
Según los números oficiales, un total de 10.476 conductores fueron sancionados en 2025, y cada infracción les costó unos jugosos ¢26.000. Eso suma una buena lana recaudada por el Estado, pero más allá de eso, refleja una falta de conciencia generalizada sobre la importancia de respetar las señales y contribuir a un tránsito más fluido. Pura sal, realmente.
Las autoridades dicen que algunas multas se deben a despistes, lo cual es entendible, todos nos hemos distraído alguna vez. Pero también admiten que muchos simplemente ignoran la restricción, ya sea por prisa, por pereza o porque creen que pueden salir librados. ¿Será que les falta respeto a los demás usuarios de la vía pública?
Y ahora, para variar, viene la pausa navideña. A partir de este viernes 19 de diciembre, la restricción se relaja un poco para facilitar la movilización durante las fiestas. Pero ojo, que no crean que esto significa que podemos empezar a hacer lo que se nos venga en gana. Una vez pasadas las celebraciones, la ley vuelve a entrar en vigor con toda su fuerza, así que mejor ponerle atención desde ya.
Pero miren, aquí viene la pregunta importante: ¿realmente la restricción vehicular es la solución mágica a nuestros problemas de tráfico? Algunos expertos dicen que no basta con castigar a los infractores; necesitamos invertir en transporte público decente y ofrecer alternativas viables para que la gente deje de depender del carro particular. Un buen sistema de metro, carriles exclusivos para buses… ¡Eso sí sería revolucionario!
Además, la cultura vial en Costa Rica necesita un cambio radical. Vemos cosas increíbles en las calles: gente manejando distraída con el celular, adelantamientos peligrosos, conductores que no respetan los peatones... ¡Es un peligro constante! Necesitamos educación vial desde las escuelas, campañas de sensibilización y, sobre todo, más control y severidad por parte de las autoridades. Porque así no vamos a llegar a ninguna parte, chunches.
En fin, la restricción vehicular sigue siendo un tema polémico y complejo. Las multas siguen cayendo, el tráfico persiste y la conversación sobre cómo mejorar nuestra movilidad continúa abierta. Entonces, díganme ustedes, ¿creen que la restricción vehicular es efectiva para reducir el tráfico en San José, o deberíamos buscar soluciones más innovadoras y ambiciosas? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios!