¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, varados en la 32. Una roca descomunal, como si le hubieran quitado un pedazo a Montaña Rusa, se cayó en el kilómetro 31 y ahora ni coyote pasa. El MOPT ya puso alertas y todo, pero la verdad es que esto nos tiene a todos hinchados porque afecta a muchísima gente.
La cosa es que esta piedra, que dicen pesa casi dos mil quinientas toneladas –¡una locura!, ¿dónde encontró tanta masa esa roca?– bloquea totalmente el paso. Según el Ministerio, la roca representa un “riesgo inminente de caída súbita”. Inminente, diay, como cuando te avisan que va a llover y luego te sacudes un chaparrón que te moja hasta los huesos. Aparentemente, la tierra alrededor se debilitó y ahí está la evidencia, un monstruo pétreo en medio de la carretera.
Para solucionar este brete, el MOPT planea meterle unos explosivos, sí señor, ¡explosivos! Dicen que van a fisurarla para que caiga controladamente. Imagínate la bronca de coordinar eso, con expertos en geología y geotecnia encima. Van a traer vagonetas, grúas, cargadores… ¡parece película de acción! Esperemos que no se vayan las cosas al traste y que todo salga como está planeado. Están prometiendo habilitar la ruta para el lunes 10 de noviembre, con la condición de que el clima nos dé un respiro, claro.
El MOPT, en su eterno afán de comunicarnos, lanzó un comunicado diciendo que entienden que esto afecta a la ciudadanía y al transporte de mercancías. Pero claro, ¿qué iban a decir? Que se les olvidó reforzar el talud hace años, ¿verdad? No, mejor así, poner énfasis en que ponen la vida humana primero. Ya saben cómo son, siempre con el discurso bonachón.
Y quiénes sufren somos nosotros, los trabajadores, los estudiantes, los transportistas, los exportadores... ¡un montón de gente! Estudiantes llegando tarde al colegio, señores buscando llevar sus productos al mercado, familias tratando de llegar a Limón... ¡todo cabreado! Por suerte, dieron algunas rutas alternativas, aunque no todas son fáciles. Vara Blanca, claro, pero solo para carros pequeños, porque sino se va todo al garete. También pueden ir por Turrialba–Siquirres o Bajos de Chilamate–Vuelta de Kooper. Un rodeo considerable, pero qué le vamos a hacer, diay.
La Policía de Tránsito, obviamente, reforzó la vigilancia en esas rutas alternativas para evitar cualquier accidente o maniobra indebida. Especialmente por esos camiones que se creen pilotos de Fórmula Uno por Vara Blanca, ¡unos temerarios! Ojalá puedan mantener el orden, porque con tanto tráfico extra hay margen para que alguien se jalé una torta. El gobierno quiere eliminar el riesgo geológico y garantizar la seguridad, pero también sería bueno que planearan mejor estas cosas antes de que ocurran, ¿eh?
Ahora bien, hablando de planificación, me pregunto si realmente han analizado la estabilidad de todo el terreno por la 32. Esta no puede ser la primera roca rebelde que aparece por ahí. ¿No será que hay una falla geológica mucho mayor de la que nos quieren hacer creer? Y mientras tanto, seguimos pagando las consecuencias con retrasos, estrés y más kilómetros recorridos. ¡Qué vara!
En fin, parece que tendremos que armarnos de paciencia y buscar rutas alternativas durante unos días. Confiemos en que la intervención técnica tenga éxito y que pronto podamos volver a transitar tranquilamente por la 32. Pero dime, ¿crees que el gobierno debería invertir más en estudios geotécnicos preventivos en nuestras carreteras para evitar estos inconvenientes en el futuro, o prefieres esperar a que otra roca gigante nos tome por sorpresa?
La cosa es que esta piedra, que dicen pesa casi dos mil quinientas toneladas –¡una locura!, ¿dónde encontró tanta masa esa roca?– bloquea totalmente el paso. Según el Ministerio, la roca representa un “riesgo inminente de caída súbita”. Inminente, diay, como cuando te avisan que va a llover y luego te sacudes un chaparrón que te moja hasta los huesos. Aparentemente, la tierra alrededor se debilitó y ahí está la evidencia, un monstruo pétreo en medio de la carretera.
Para solucionar este brete, el MOPT planea meterle unos explosivos, sí señor, ¡explosivos! Dicen que van a fisurarla para que caiga controladamente. Imagínate la bronca de coordinar eso, con expertos en geología y geotecnia encima. Van a traer vagonetas, grúas, cargadores… ¡parece película de acción! Esperemos que no se vayan las cosas al traste y que todo salga como está planeado. Están prometiendo habilitar la ruta para el lunes 10 de noviembre, con la condición de que el clima nos dé un respiro, claro.
El MOPT, en su eterno afán de comunicarnos, lanzó un comunicado diciendo que entienden que esto afecta a la ciudadanía y al transporte de mercancías. Pero claro, ¿qué iban a decir? Que se les olvidó reforzar el talud hace años, ¿verdad? No, mejor así, poner énfasis en que ponen la vida humana primero. Ya saben cómo son, siempre con el discurso bonachón.
Y quiénes sufren somos nosotros, los trabajadores, los estudiantes, los transportistas, los exportadores... ¡un montón de gente! Estudiantes llegando tarde al colegio, señores buscando llevar sus productos al mercado, familias tratando de llegar a Limón... ¡todo cabreado! Por suerte, dieron algunas rutas alternativas, aunque no todas son fáciles. Vara Blanca, claro, pero solo para carros pequeños, porque sino se va todo al garete. También pueden ir por Turrialba–Siquirres o Bajos de Chilamate–Vuelta de Kooper. Un rodeo considerable, pero qué le vamos a hacer, diay.
La Policía de Tránsito, obviamente, reforzó la vigilancia en esas rutas alternativas para evitar cualquier accidente o maniobra indebida. Especialmente por esos camiones que se creen pilotos de Fórmula Uno por Vara Blanca, ¡unos temerarios! Ojalá puedan mantener el orden, porque con tanto tráfico extra hay margen para que alguien se jalé una torta. El gobierno quiere eliminar el riesgo geológico y garantizar la seguridad, pero también sería bueno que planearan mejor estas cosas antes de que ocurran, ¿eh?
Ahora bien, hablando de planificación, me pregunto si realmente han analizado la estabilidad de todo el terreno por la 32. Esta no puede ser la primera roca rebelde que aparece por ahí. ¿No será que hay una falla geológica mucho mayor de la que nos quieren hacer creer? Y mientras tanto, seguimos pagando las consecuencias con retrasos, estrés y más kilómetros recorridos. ¡Qué vara!
En fin, parece que tendremos que armarnos de paciencia y buscar rutas alternativas durante unos días. Confiemos en que la intervención técnica tenga éxito y que pronto podamos volver a transitar tranquilamente por la 32. Pero dime, ¿crees que el gobierno debería invertir más en estudios geotécnicos preventivos en nuestras carreteras para evitar estos inconvenientes en el futuro, o prefieres esperar a que otra roca gigante nos tome por sorpresa?