¡Ay, Dios mío! Esto sí que duele, raza. Tres estudiantes superdotados de nuestro país, casi listos para representar a Costa Rica en el Mundial de Robótica en Singapur, podrían verse obligados a quedarse en casa por un problemita bien chueco: la plata. Parece mentira, ¿verdad?
Gustavo Saravia, Gabriel Díaz y Felipe Alonso Angulo, unos muchachos del Centro Educativo Niño Jesús de Belén, se ganaron a pulso un cupo para competir contra los mejores equipos del mundo en la Olimpiada Mundial de Robótica (WRO). Imagínate, chicos representando a Costa Rica frente a mentes brillantes de más de cien países… ¡qué nivel!
Todo empezó hace unos meses, cuando estos tres geniecillos quedaron segundos en la XI Olimpiada Nacional de Robótica, demostrando que tienen el potencial pa’ darle duro. El tema de este año es “El futuro de los robots”, y estos mae seguro tenían ideas innovadoras pa’ dejar a todos boquiabiertos. Pero ahí es donde viene la bronca.
Verás, clasificar es una cosa, tener el varo pa’ costear el viaje y la participación es otra muy distinta. Estamos hablando de pasajes aéreos, inscripciones, hospedaje, comida y hasta materiales pa’ la competencia. Una cifra considerable, que ni siquiera las familias de estos estudiantes pueden cubrir solas, diay.
Y lo peor de todo es que, aunque el Ministerio de Educación Pública (MEP), la Fundación STEAM y el IICA pusieron sus granitos de arena organizando el evento nacional, nadie pensó en apoyar económicamente la parte internacional. ¡Una verdadera falla! Como dicen por ahí, “el gallito ciego”... olvidaron lo más importante al final.
Ahora, las familias están haciendo lo posible por buscar patrocinios, apelando a la solidaridad de empresas e instituciones que crean en la juventud costarricense y en el poder de la educación. Están corriendo la voz por todos lados, buscando algún salvavidas que les permita a estos mae vivir esta experiencia única. Uno esperaría que alguien, alguna institución grande, se espicara y echara una mano, porque esto es una oportunidad perdida si se va al traste.
La logística del viaje es complicada. No basta con comprar el boleto; tienen que llegar con tiempo suficiente a Singapur para armar y probar sus robots allá mismo, llevando todos los componentes desmontados. Un brete, te digo, especialmente si tienes que preocuparte también por conseguir la feria pa’ comer.
Me pregunto, ¿hasta cuándo vamos a estar dejando pasar oportunidades así por falta de visión y planificación? ¿Será que debemos esperar a que otro país nos supere en temas de ciencia y tecnología para darnos cuenta de la importancia de invertir en nuestros jóvenes talentos? ¿Qué medidas creen ustedes que debería tomar el gobierno para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro?
Gustavo Saravia, Gabriel Díaz y Felipe Alonso Angulo, unos muchachos del Centro Educativo Niño Jesús de Belén, se ganaron a pulso un cupo para competir contra los mejores equipos del mundo en la Olimpiada Mundial de Robótica (WRO). Imagínate, chicos representando a Costa Rica frente a mentes brillantes de más de cien países… ¡qué nivel!
Todo empezó hace unos meses, cuando estos tres geniecillos quedaron segundos en la XI Olimpiada Nacional de Robótica, demostrando que tienen el potencial pa’ darle duro. El tema de este año es “El futuro de los robots”, y estos mae seguro tenían ideas innovadoras pa’ dejar a todos boquiabiertos. Pero ahí es donde viene la bronca.
Verás, clasificar es una cosa, tener el varo pa’ costear el viaje y la participación es otra muy distinta. Estamos hablando de pasajes aéreos, inscripciones, hospedaje, comida y hasta materiales pa’ la competencia. Una cifra considerable, que ni siquiera las familias de estos estudiantes pueden cubrir solas, diay.
Y lo peor de todo es que, aunque el Ministerio de Educación Pública (MEP), la Fundación STEAM y el IICA pusieron sus granitos de arena organizando el evento nacional, nadie pensó en apoyar económicamente la parte internacional. ¡Una verdadera falla! Como dicen por ahí, “el gallito ciego”... olvidaron lo más importante al final.
Ahora, las familias están haciendo lo posible por buscar patrocinios, apelando a la solidaridad de empresas e instituciones que crean en la juventud costarricense y en el poder de la educación. Están corriendo la voz por todos lados, buscando algún salvavidas que les permita a estos mae vivir esta experiencia única. Uno esperaría que alguien, alguna institución grande, se espicara y echara una mano, porque esto es una oportunidad perdida si se va al traste.
La logística del viaje es complicada. No basta con comprar el boleto; tienen que llegar con tiempo suficiente a Singapur para armar y probar sus robots allá mismo, llevando todos los componentes desmontados. Un brete, te digo, especialmente si tienes que preocuparte también por conseguir la feria pa’ comer.
Me pregunto, ¿hasta cuándo vamos a estar dejando pasar oportunidades así por falta de visión y planificación? ¿Será que debemos esperar a que otro país nos supere en temas de ciencia y tecnología para darnos cuenta de la importancia de invertir en nuestros jóvenes talentos? ¿Qué medidas creen ustedes que debería tomar el gobierno para evitar que situaciones como esta se repitan en el futuro?