Maes, a veces uno lee noticias y se le arruga el corazón, pero de vez en cuando sale una que de verdad te infla el pecho. Y esta, esta es una de esas. Olvídense por un segundo de las presas y la política, porque tenemos que hablar de cómo un par de científicos de la UCR acaban de meternos en las grandes ligas mundiales de la microbiología. Y cuando digo grandes ligas, no estoy exagerando. Hablamos de un club tan exclusivo que hasta ahora solo incluía a potencias como Noruega, Suecia y Suiza. ¡Qué nivel!
La vara es así: la Dra. Rebeca Campos y el Dr. José Arturo Molina, una biotecnóloga y un microbiólogo de la UCR, son unos cargas. Junto a dos informáticos que también son de la U, lograron que Costa Rica sea el primer país de toda Latinoamérica en entrar a una plataforma llamada Pathogens Portal. ¿Y qué es ese chunche, preguntarán? Diay, básicamente es el 'club VIP' de los que estudian los bichos más peligrosos del planeta, esos virus y bacterias que nos pueden mandar al otro barrio. Estar ahí significa que la ciencia que se hace aquí tiene el peso y la calidad para codearse con los mejores del mundo. ¡Qué chiva, mae!
Pero más allá del orgullo, esto es importantísimo. El Dr. Molina lo explicó de una forma que te deja pensando. Dijo que en Costa Rica sufrimos de la “maldición de la dimensionalidad”. Suena a película de ciencia ficción, pero es un problema real: generamos un montón de datos genómicos de bacterias y virus, pero no tenemos la capacidad para analizarlos todos. Es como tener una biblioteca gigante sin un índice ni un bibliotecario; los libros están ahí, pero no podemos encontrar la información que salva vidas. Este portal es, precisamente, la herramienta que nos faltaba para sacarle el jugo a toda esa información y ponerla a trabajar.
El brete que se viene es monumental y súper necesario, especialmente con el despiche que se está armando con la resistencia a los antibióticos. Ya no es un cuento de terror para el futuro; está pasando aquí. Ya se han encontrado bacterias comunes, como la famosa E. coli, que se le ríen en la cara a los antibióticos más fuertes que tenemos. Quedarnos sin opciones para tratar infecciones es un escenario que da pánico. Gracias a este acceso, nuestros científicos pueden usar datos de todo el mundo para mejorar diagnósticos, ayudar a crear nuevos fármacos y buscar terapias para la gente que ya casi no tiene opciones. Es, literalmente, un asunto de vida o muerte.
Así que la próxima vez que alguien diga que en Costa Rica no se hace ciencia de verdad, pueden contarle esta historia. Esto no fue un chiripazo. Es el resultado de años de brete, de cerebros que decidieron quedarse y de una universidad pública que, con todo y sus problemas, sigue produciendo profesionales de primer mundo. Esto es una prueba de que cuando se invierte en educación y ciencia, los resultados son así de tuanis. La pregunta para el foro es esta: Sabiendo que tenemos este calibre de talento, ¿estamos haciendo lo suficiente como país para apoyarlos y retenerlos, o nos conformamos con aplaudirles solo cuando logran algo así de gigante casi con las uñas?
La vara es así: la Dra. Rebeca Campos y el Dr. José Arturo Molina, una biotecnóloga y un microbiólogo de la UCR, son unos cargas. Junto a dos informáticos que también son de la U, lograron que Costa Rica sea el primer país de toda Latinoamérica en entrar a una plataforma llamada Pathogens Portal. ¿Y qué es ese chunche, preguntarán? Diay, básicamente es el 'club VIP' de los que estudian los bichos más peligrosos del planeta, esos virus y bacterias que nos pueden mandar al otro barrio. Estar ahí significa que la ciencia que se hace aquí tiene el peso y la calidad para codearse con los mejores del mundo. ¡Qué chiva, mae!
Pero más allá del orgullo, esto es importantísimo. El Dr. Molina lo explicó de una forma que te deja pensando. Dijo que en Costa Rica sufrimos de la “maldición de la dimensionalidad”. Suena a película de ciencia ficción, pero es un problema real: generamos un montón de datos genómicos de bacterias y virus, pero no tenemos la capacidad para analizarlos todos. Es como tener una biblioteca gigante sin un índice ni un bibliotecario; los libros están ahí, pero no podemos encontrar la información que salva vidas. Este portal es, precisamente, la herramienta que nos faltaba para sacarle el jugo a toda esa información y ponerla a trabajar.
El brete que se viene es monumental y súper necesario, especialmente con el despiche que se está armando con la resistencia a los antibióticos. Ya no es un cuento de terror para el futuro; está pasando aquí. Ya se han encontrado bacterias comunes, como la famosa E. coli, que se le ríen en la cara a los antibióticos más fuertes que tenemos. Quedarnos sin opciones para tratar infecciones es un escenario que da pánico. Gracias a este acceso, nuestros científicos pueden usar datos de todo el mundo para mejorar diagnósticos, ayudar a crear nuevos fármacos y buscar terapias para la gente que ya casi no tiene opciones. Es, literalmente, un asunto de vida o muerte.
Así que la próxima vez que alguien diga que en Costa Rica no se hace ciencia de verdad, pueden contarle esta historia. Esto no fue un chiripazo. Es el resultado de años de brete, de cerebros que decidieron quedarse y de una universidad pública que, con todo y sus problemas, sigue produciendo profesionales de primer mundo. Esto es una prueba de que cuando se invierte en educación y ciencia, los resultados son así de tuanis. La pregunta para el foro es esta: Sabiendo que tenemos este calibre de talento, ¿estamos haciendo lo suficiente como país para apoyarlos y retenerlos, o nos conformamos con aplaudirles solo cuando logran algo así de gigante casi con las uñas?