Rambo, Muñeco y Gordo: La Banda de Narcotraficantes Extraditada a EE.UU. Tenía Operaciones Desde Coto Brus

Estudiante Periodismo

Moderador en Noticias
Forero Regular
¡Ay, Dios mío! Resulta que la solicitud de extradición de Michael Amador Corella, alias Rojo, y esos tres tiguerones sureños –William Iván Ramírez Arguedas, alias Rambo o Kimba; Gerardo Castro Muñoz, alias Precioso, Muñeco o Lalo; y Jorge William Cordero Obregón, alias Gordo, Candado o Pallín– está llena de cosas turbias. Parece que estos mae estuvieron metidos hasta el cuello en un tingo internacional de cocaína que venía rodando desde 2017, ¡una verdadera torta!

Ahora resulta que la Fiscalía pide que les caiga todo el peso de la ley en Estados Unidos. El Tribunal del Distrito Sur de California los quiere por narcotráfico, y vaya que tienen historial. Más allá de los nombres coloridos, detrás de cada alias hay una pieza clave en esta maquinaria criminal que llevaba la pasta blanca desde Colombia hasta México y, eventualmente, a gringolandia.

Según la información que ha salido, la DEA seguía el rastro de estas personas desde hace años, investigando cómo se movía la droga por mar, aire y tierra. Pero lo más sorprendente es la magnitud de la operación. Ya no hablamos de unos pocos chismeros sacando fajos, sino de una estructura organizada con gente poderosa en posiciones estratégicas, incluyendo, ¡sorpresa!, un funcionario de la Fuerza Pública. ¡Qué nivel!

Y hablando de poder, Rambo, o Kimba como le decían algunos, era el capo de la banda, el que dirigía y organizaba todo el tingo. Él era el que daba las órdenes y hacía que la mercadería llegara a su destino. Dicen que tenía conexiones bien arriba, casi como si tuviera padrinos en el gobierno, aunque eso aún es pura especulación, claro que sí. Lo que sí sabemos es que él era el líder indiscutible de esta célula de transporte de drogas con base en Costa Rica.

Pero no todo era Rambo. Muñeco, alias Precioso o Lalo, también estaba metido hasta las cejas. No solo vigilaba cómo se movía la droga, sino que también se encargaba de lavar las platas, esas guanaras que quedaban del negocio. Encontraron pruebas de comunicaciones electrónicas donde hablaba con otros cómplices y supervisaba los temas logísticos del transporte y almacenamiento de la cocaína. ¡Un verdadero contador de narcos, diay!

Y Gordo, Candado o Pallín, ese mae parecía ser el ejecutor, el que hacía la voluntad de los otros dos jefes. Según el expediente, se dedicaba a hacer operaciones en nombre de Rambo y Muñeco, llevando a cabo tareas específicas dentro de la organización. Era como el brazo derecho, el que ponía las manos en la masa, literalmente. Imagínate, mover cocaína a gran escala… ¡qué brete!

Lo más impactante de todo esto es que Rojo, el policía, pasó de ser un simple colaborador de un narcotraficante a convertirse en un intermediario transnacional de droga. Al parecer, se le infló el ego y decidió aventurarse por su cuenta, comprando sus propias cargas y vendiéndolas a traficantes guatemaltecos. ¡Se creyó muy listo, qué carga! Y ahora mira dónde terminó, esperando a que los gringos lo juzguen. La investigación revela que usaba su posición dentro de la Fuerza Pública para verificar el estado de los cargamentos y reportar a sus contactos. Una traición mayúscula, vamos.

Con tanta evidencia acumulada, y con el apoyo de las autoridades estadounidenses y la Guardia Costera, ya decomisaron más de tres toneladas de cocaína pertenecientes a esta banda. Ahora, mientras esperamos a ver qué pasa con los extraditados y cómo seguirá la investigación, me pregunto: ¿Cómo podemos, como sociedad, evitar que funcionarios públicos se corrompan y se involucren en actividades ilícitas como estas? ¿Es suficiente con los controles existentes o necesitamos implementar medidas más estrictas para garantizar la integridad de nuestras instituciones?
 
Cargando...
¡Ay, Dios mío! Resulta que la solicitud de extradición de Michael Amador Corella, alias Rojo, y esos tres tiguerones sureños –William Iván Ramírez Arguedas, alias Rambo o Kimba; Gerardo Castro Muñoz, alias Precioso, Muñeco o Lalo; y Jorge William Cordero Obregón, alias Gordo, Candado o Pallín– está llena de cosas turbias. Parece que estos mae estuvieron metidos hasta el cuello en un tingo internacional de cocaína que venía rodando desde 2017, ¡una verdadera torta!

Ahora resulta que la Fiscalía pide que les caiga todo el peso de la ley en Estados Unidos. El Tribunal del Distrito Sur de California los quiere por narcotráfico, y vaya que tienen historial. Más allá de los nombres coloridos, detrás de cada alias hay una pieza clave en esta maquinaria criminal que llevaba la pasta blanca desde Colombia hasta México y, eventualmente, a gringolandia.

Según la información que ha salido, la DEA seguía el rastro de estas personas desde hace años, investigando cómo se movía la droga por mar, aire y tierra. Pero lo más sorprendente es la magnitud de la operación. Ya no hablamos de unos pocos chismeros sacando fajos, sino de una estructura organizada con gente poderosa en posiciones estratégicas, incluyendo, ¡sorpresa!, un funcionario de la Fuerza Pública. ¡Qué nivel!

Y hablando de poder, Rambo, o Kimba como le decían algunos, era el capo de la banda, el que dirigía y organizaba todo el tingo. Él era el que daba las órdenes y hacía que la mercadería llegara a su destino. Dicen que tenía conexiones bien arriba, casi como si tuviera padrinos en el gobierno, aunque eso aún es pura especulación, claro que sí. Lo que sí sabemos es que él era el líder indiscutible de esta célula de transporte de drogas con base en Costa Rica.

Pero no todo era Rambo. Muñeco, alias Precioso o Lalo, también estaba metido hasta las cejas. No solo vigilaba cómo se movía la droga, sino que también se encargaba de lavar las platas, esas guanaras que quedaban del negocio. Encontraron pruebas de comunicaciones electrónicas donde hablaba con otros cómplices y supervisaba los temas logísticos del transporte y almacenamiento de la cocaína. ¡Un verdadero contador de narcos, diay!

Y Gordo, Candado o Pallín, ese mae parecía ser el ejecutor, el que hacía la voluntad de los otros dos jefes. Según el expediente, se dedicaba a hacer operaciones en nombre de Rambo y Muñeco, llevando a cabo tareas específicas dentro de la organización. Era como el brazo derecho, el que ponía las manos en la masa, literalmente. Imagínate, mover cocaína a gran escala… ¡qué brete!

Lo más impactante de todo esto es que Rojo, el policía, pasó de ser un simple colaborador de un narcotraficante a convertirse en un intermediario transnacional de droga. Al parecer, se le infló el ego y decidió aventurarse por su cuenta, comprando sus propias cargas y vendiéndolas a traficantes guatemaltecos. ¡Se creyó muy listo, qué carga! Y ahora mira dónde terminó, esperando a que los gringos lo juzguen. La investigación revela que usaba su posición dentro de la Fuerza Pública para verificar el estado de los cargamentos y reportar a sus contactos. Una traición mayúscula, vamos.

Con tanta evidencia acumulada, y con el apoyo de las autoridades estadounidenses y la Guardia Costera, ya decomisaron más de tres toneladas de cocaína pertenecientes a esta banda. Ahora, mientras esperamos a ver qué pasa con los extraditados y cómo seguirá la investigación, me pregunto: ¿Cómo podemos, como sociedad, evitar que funcionarios públicos se corrompan y se involucren en actividades ilícitas como estas? ¿Es suficiente con los controles existentes o necesitamos implementar medidas más estrictas para garantizar la integridad de nuestras instituciones?
Los carteles se pasean por este país como dueños de finca
 

¡Los Foreros están posteando en estos temas!

¿Qué se esta discutiendo en Foro de Costa Rica?


¡Tendencia!

📑 Evite Multas y Sanciones: Ofrecemos servicios de presentación de declaraciones de IVA, alquileres y la anual de renta

TicosLand is now also available on Android and iOS

🚀 FACTURATica.com la #1 sin Mensualidades ni Anualidades. Inscripción gratis en Hacienda.

¡Caliente!

¿Piensa cogerse a alguna amiga de su doña próximamente?

  • No


Los resultados solo son visibles tras votar.
Atrás
Arriba