¡Aguante! Parece que el bolsillo del Estado va respirando un poquito, má’ porque los pagos de intereses de la deuda le dieron un buen bajón durante el primer semestre de este 2025. Según el Ministerio de Hacienda, entre enero y julio nos ahorramos unos buenos ¢105 mil millones colones, lo que equivale a casi el 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB). Eso sí, hay que ver cómo sigue la cosa porque todavía tenemos brete por delante.
Vamos por partes: si te pones a analizarlo bien, esto significa que pagamos ¢1.269 mil millones en intereses, pero eso es ¢7.7% menos que lo que gastamos en el mismo período del año pasado. Una diferencia considerable, ¿eh? Esto se debió a varias cosas: desde que los bancos extranjeros no pidieron tasas tan altas para prestarnos plata hasta que jugamos un poco con el cambio del dólar y reestructuramos algunas deudas. En resumen, nos salió más barato tener la lana prestada. Un pequeño milagro, diría yo.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. Esta rebaja en los intereses tuvo un efecto dominó. El gasto total del gobierno también disminuyó, aunque modestamente, en un 2.9%. Y para rematar, nuestros ingresos crecieron un 2.1%. Con estos números, el famoso déficit financiero – que es la diferencia entre cuánto ganamos y cuánto gastamos – se achicó de un 1.8% a un 1.3% del PIB. Así que, a simple vista, las cuentas parecen estar un poquito más ordenadas. Aunque claro, sabemos que la economía siempre tiene sorpresas.
El Ministro Rudolf Lücke, como era de esperarse, sacó pecho y dijo que todo esto refleja el 'compromiso' del gobierno con la estabilidad económica. “Costa Rica demuestra que es posible avanzar hacia un país con finanzas sanas y más oportunidades de desarrollo”, declaró. Lo dice él, imagínate. Pero bueno, es cierto que parece que estamos manejándolo un poquito mejor que antes. Aunque algunos dicen que es pura cortina de humo para poder seguir echándole mano a otros proyectos, ya sabes cómo es esto…
Ahora bien, si miramos con lupa, la reducción en los pagos de deuda interna (-7%) y externa (-10.2%) jugó un papel fundamental. Se nota que los operadores financieros vieron que estábamos buscando la forma de enderezar las cuentas y les dio un empujoncito. También influyó que la moneda nacional se mantuvo relativamente estable frente al dólar, lo cual ayuda a controlar los costos de la deuda que está expresada en dólares. Es un equilibrio delicado, vamos.
Muchos economistas señalan que esta mejora temporal podría ser un espejismo si no tomamos medidas más profundas a largo plazo. Porque, seamos sinceros, la deuda pública sigue siendo una vara muy grande que arrastramos. Dependemos mucho de los préstamos internacionales y eso nos hace vulnerables a las fluctuaciones económicas globales. Entonces, aunque ahora estemos festejando, no podemos bajar la guardia.
Además, es importante recordar que estas mejoras fiscales llegaron en medio de un panorama económico mundial incierto. Las tasas de interés siguen elevadas en Estados Unidos y Europa, lo cual puede afectar nuestra capacidad para acceder a financiamiento a precios competitivos. Y luego está la inflación, que sigue golpeando el bolsillo de todos los costarricenses. Así que, aunque el gobierno esté contento, la realidad es que el camino hacia la recuperación económica aún es largo y lleno de obstáculos. No nos afanemos demasiado rápido, diay.
En definitiva, este alivio fiscal es una buena noticia, pero no resuelve mágicamente todos nuestros problemas económicos. Es un paso en la dirección correcta, pero necesitamos políticas públicas más sólidas y sostenibles para garantizar un futuro próspero para Costa Rica. ¿Usted qué piensa? ¿Cree que este respiro fiscal es suficiente para ponerle freno a la deuda pública o deberíamos exigir al gobierno medidas más contundentes?
Vamos por partes: si te pones a analizarlo bien, esto significa que pagamos ¢1.269 mil millones en intereses, pero eso es ¢7.7% menos que lo que gastamos en el mismo período del año pasado. Una diferencia considerable, ¿eh? Esto se debió a varias cosas: desde que los bancos extranjeros no pidieron tasas tan altas para prestarnos plata hasta que jugamos un poco con el cambio del dólar y reestructuramos algunas deudas. En resumen, nos salió más barato tener la lana prestada. Un pequeño milagro, diría yo.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. Esta rebaja en los intereses tuvo un efecto dominó. El gasto total del gobierno también disminuyó, aunque modestamente, en un 2.9%. Y para rematar, nuestros ingresos crecieron un 2.1%. Con estos números, el famoso déficit financiero – que es la diferencia entre cuánto ganamos y cuánto gastamos – se achicó de un 1.8% a un 1.3% del PIB. Así que, a simple vista, las cuentas parecen estar un poquito más ordenadas. Aunque claro, sabemos que la economía siempre tiene sorpresas.
El Ministro Rudolf Lücke, como era de esperarse, sacó pecho y dijo que todo esto refleja el 'compromiso' del gobierno con la estabilidad económica. “Costa Rica demuestra que es posible avanzar hacia un país con finanzas sanas y más oportunidades de desarrollo”, declaró. Lo dice él, imagínate. Pero bueno, es cierto que parece que estamos manejándolo un poquito mejor que antes. Aunque algunos dicen que es pura cortina de humo para poder seguir echándole mano a otros proyectos, ya sabes cómo es esto…
Ahora bien, si miramos con lupa, la reducción en los pagos de deuda interna (-7%) y externa (-10.2%) jugó un papel fundamental. Se nota que los operadores financieros vieron que estábamos buscando la forma de enderezar las cuentas y les dio un empujoncito. También influyó que la moneda nacional se mantuvo relativamente estable frente al dólar, lo cual ayuda a controlar los costos de la deuda que está expresada en dólares. Es un equilibrio delicado, vamos.
Muchos economistas señalan que esta mejora temporal podría ser un espejismo si no tomamos medidas más profundas a largo plazo. Porque, seamos sinceros, la deuda pública sigue siendo una vara muy grande que arrastramos. Dependemos mucho de los préstamos internacionales y eso nos hace vulnerables a las fluctuaciones económicas globales. Entonces, aunque ahora estemos festejando, no podemos bajar la guardia.
Además, es importante recordar que estas mejoras fiscales llegaron en medio de un panorama económico mundial incierto. Las tasas de interés siguen elevadas en Estados Unidos y Europa, lo cual puede afectar nuestra capacidad para acceder a financiamiento a precios competitivos. Y luego está la inflación, que sigue golpeando el bolsillo de todos los costarricenses. Así que, aunque el gobierno esté contento, la realidad es que el camino hacia la recuperación económica aún es largo y lleno de obstáculos. No nos afanemos demasiado rápido, diay.
En definitiva, este alivio fiscal es una buena noticia, pero no resuelve mágicamente todos nuestros problemas económicos. Es un paso en la dirección correcta, pero necesitamos políticas públicas más sólidas y sostenibles para garantizar un futuro próspero para Costa Rica. ¿Usted qué piensa? ¿Cree que este respiro fiscal es suficiente para ponerle freno a la deuda pública o deberíamos exigir al gobierno medidas más contundentes?