¡Ay, mi gente! Aquí estamos, frente a una movida que te pone el vello de punta, pero que a la vez te hace pensar… a lo grande. La Asamblea Legislativa está presentando una exposición internacional llamada ‘¿Qué llevabas puesto?’ – sí, así, con comillas y todo – y no es cualquier cosa, eh. Se trata de réplicas de la ropa que usaban personas que sufrieron abusos sexuales.
Lo que pasa es que a veces, ay, Dios mío, todavía hay gente que culpa a la víctima por cómo estaba vestida cuando le pasó algo horrible. Como si un vestido corto o unos jeans rotos fueran una invitación a que alguien te haga daño. Esta exposición, que llegó desde Estados Unidos gracias al dipu Carlos Felipe García Molina (PUSC), busca ponerle fin a esa tontería de una vez por todas. Imagínate, prendas humildes, cotidianas... ¡una camiseta vieja!, ¡unos pantalones de mezclilla! Nada que gritara “ven a hacerme algo malo”.
La muestra está montada en diez paredes del Congreso. No te la imaginas, la atmósfera ahí adentro… pesada, sí, pero necesaria. Cada prenda va acompañada de fragmentos de testimonios, voces que rompen el silencio y cuentan historias que te parten el alma. No son nombres ni rostros, eso protege a las personas, pero sus palabras… sus palabras te llegan directo al corazón. Te das cuenta de la diversidad de situaciones, de que el abuso puede pasarle a cualquiera, en cualquier lugar, independientemente de qué esté usando.
Y no solo eso, la exposición también explica cuáles son tus derechos, cómo prevenir estos delitos y dónde buscar ayuda si necesitas hablar con alguien. Porque, díganlo en serio, esto no es solo una cuestión de justicia, sino de salud mental, de bienestar emocional. Hay que romper el círculo de silencio y ofrecer apoyo a quienes han pasado por estas terribles experiencias. ¡Qué pena ajena sentir, raza!
Esta idea original surgió allá por el 2010 en el Centro de Educación y Prevención de la Violencia Sexual de la Universidad de Kansas, inspirado por un poema llamado “What I Was Wearing” de Mary Simmerling. Las creadoras, Mary Wyandt-Hiebert y Jen Brockman, querían darle vuelta a la pregunta inquisitiva que tantas veces se le hace a las víctimas. En lugar de preguntar qué llevabas puesto, quieren que nos preguntemos por qué ocurrió el abuso. Una reflexión profunda, ¿eh?
Pero la onda no termina en la Asamblea. El brete va a seguir recorriendo otras partes del país. Ya tienen programado llevarla al Tecnológico de Costa Rica (en Limón, San Carlos y Cartago), a la Municipalidad de El Guarco, a la UCR en Guanacaste y a todas las sedes de la Universidad Nacional. Así que, si no puedes ir ahora, ten paciencia, porque seguramente llegará cerca de ti. ¡Así que, aguanta un poquito y espérame!
La diputada Montserrat Ruiz Guevara, del PLN, hizo hincapié en que el abuso sexual es un problema de seguridad ciudadana, tan grave como los homicidios, aunque a veces no lo veamos así porque no sale en los titulares todos los días. Remarcó que las víctimas eran personas comunes y corrientes, que iban vestidas como cualquier otra persona en la calle. ¡Una realidad dura, pero que tenemos que enfrentar! Esto es parte de la crisis de violencia que atraviesa nuestro país, y es hora de cambiar el chip, changui.
En fin, esta exposición es un golpe de realidad. Nos obliga a reflexionar sobre nuestros prejuicios, a cuestionar nuestras actitudes y a comprometernos a construir una sociedad más justa y segura para to’los. Pero dime, mi pana, ¿crees que esta exposición tendrá el impacto suficiente para cambiar la mentalidad de la gente y dejar de culpar a las víctimas? ¿O seguiremos viendo la misma telebasura en los medios?
Lo que pasa es que a veces, ay, Dios mío, todavía hay gente que culpa a la víctima por cómo estaba vestida cuando le pasó algo horrible. Como si un vestido corto o unos jeans rotos fueran una invitación a que alguien te haga daño. Esta exposición, que llegó desde Estados Unidos gracias al dipu Carlos Felipe García Molina (PUSC), busca ponerle fin a esa tontería de una vez por todas. Imagínate, prendas humildes, cotidianas... ¡una camiseta vieja!, ¡unos pantalones de mezclilla! Nada que gritara “ven a hacerme algo malo”.
La muestra está montada en diez paredes del Congreso. No te la imaginas, la atmósfera ahí adentro… pesada, sí, pero necesaria. Cada prenda va acompañada de fragmentos de testimonios, voces que rompen el silencio y cuentan historias que te parten el alma. No son nombres ni rostros, eso protege a las personas, pero sus palabras… sus palabras te llegan directo al corazón. Te das cuenta de la diversidad de situaciones, de que el abuso puede pasarle a cualquiera, en cualquier lugar, independientemente de qué esté usando.
Y no solo eso, la exposición también explica cuáles son tus derechos, cómo prevenir estos delitos y dónde buscar ayuda si necesitas hablar con alguien. Porque, díganlo en serio, esto no es solo una cuestión de justicia, sino de salud mental, de bienestar emocional. Hay que romper el círculo de silencio y ofrecer apoyo a quienes han pasado por estas terribles experiencias. ¡Qué pena ajena sentir, raza!
Esta idea original surgió allá por el 2010 en el Centro de Educación y Prevención de la Violencia Sexual de la Universidad de Kansas, inspirado por un poema llamado “What I Was Wearing” de Mary Simmerling. Las creadoras, Mary Wyandt-Hiebert y Jen Brockman, querían darle vuelta a la pregunta inquisitiva que tantas veces se le hace a las víctimas. En lugar de preguntar qué llevabas puesto, quieren que nos preguntemos por qué ocurrió el abuso. Una reflexión profunda, ¿eh?
Pero la onda no termina en la Asamblea. El brete va a seguir recorriendo otras partes del país. Ya tienen programado llevarla al Tecnológico de Costa Rica (en Limón, San Carlos y Cartago), a la Municipalidad de El Guarco, a la UCR en Guanacaste y a todas las sedes de la Universidad Nacional. Así que, si no puedes ir ahora, ten paciencia, porque seguramente llegará cerca de ti. ¡Así que, aguanta un poquito y espérame!
La diputada Montserrat Ruiz Guevara, del PLN, hizo hincapié en que el abuso sexual es un problema de seguridad ciudadana, tan grave como los homicidios, aunque a veces no lo veamos así porque no sale en los titulares todos los días. Remarcó que las víctimas eran personas comunes y corrientes, que iban vestidas como cualquier otra persona en la calle. ¡Una realidad dura, pero que tenemos que enfrentar! Esto es parte de la crisis de violencia que atraviesa nuestro país, y es hora de cambiar el chip, changui.
En fin, esta exposición es un golpe de realidad. Nos obliga a reflexionar sobre nuestros prejuicios, a cuestionar nuestras actitudes y a comprometernos a construir una sociedad más justa y segura para to’los. Pero dime, mi pana, ¿crees que esta exposición tendrá el impacto suficiente para cambiar la mentalidad de la gente y dejar de culpar a las víctimas? ¿O seguiremos viendo la misma telebasura en los medios?