¡Ay, Dios mío, qué vaina! La Ruta 32 sigue parada, y ahora encima quieren volar una roca. Sí, leyeron bien, volar. Parece sacado de película, pero así estamos, peinando canas tratando de llegar a Limón. Esto ya va siendo costumbre, ¿verdad, máes?
Todo empezó con las lluvias torrenciales de estos días, esas que nos dejan varados cada año. El agua se metió hasta donde no debiera y dejó el suelo más flojo que gallina hervida. Luego vino la sorpresa: una roca gigantesca, de esas que te hacen sentir pequeño, decidió tumbarse justo en el kilómetro 31, bloqueando totalmente el paso.
Imagínate la escena: camiones atascados, gente desesperada, y el MOPT rasándose la cabeza pensando qué hacer. Intentaron mover la piedra con maquinaria pesada, pero resultó ser una idea peor que asaltar el Banco Central. Los ingenieros dijeron que eso habría hecho más daño, moviendo el suelo y provocando un derrumbe aún más grande. ¡Una torta!
Entonces llegó la solución… explosivos. Pero ojo, no cualquier explosión. Dicen que van a hacer una “voladura de parche”, que básicamente significa ponerle dinamita a pedacitos a la roca para que se rompa y caiga sola. Suena sencillo, pero yo me pregunto, ¿quién va a garantizar que no sale volando algún trozo hacia los carros o las casas cercanas?
Desde el MOPT aseguran que todo estará bajo control, que van a tener expertos vigilando cada detalle y que la zona estará evacuada. Pero, diay, uno nunca sabe, ¿no? Ya hemos visto tantas cosas raras últimamente que cualquier cosa nos puede sorprender. Eso sí, bueno sería que dejen clara la fecha y hora exacta, pa’ poder planear si vamos a entrar o no a Limón, porque esto ya nos tiene a todos agobiados.
Y ni hablar de los negocios que dependen de la ruta. Los taxistas, los camioneros, los fruteros… todos afectados por este bloqueo. Algunos dicen que deberían invertir en mejorar la infraestructura de la carretera, que estas situaciones son recurrentes y que ya deberíamos tener mejores soluciones. Pero claro, ahí viene la vara política y los presupuestos que nunca llegan... qué frustrante.
Ahora, hablando de cosas más ligeras, ¿recuerdan cuando de niños jugábamos a volar piedras con pedazos de palo? Bueno, esto es un poco diferente, pero la esencia es la misma: ¡explosiones! Aunque, obviamente, con mucha más responsabilidad y precauciones. Esperemos que todo salga bien y que podamos volver a transitar tranquilos por la 32 pronto, sin sustos ni sobresaltos. Con la suerte que tenemos, quizás aparezca otra roca aun más grande mañana... ¡Qué sal!
En fin, máes, la pregunta del millón: ¿creen que la voladura controlada es realmente segura o deberíamos buscar alternativas más definitivas para solucionar el problema de la Ruta 32? Déjennos sus opiniones en los comentarios, ¡quiero saber qué piensan ustedes!
Todo empezó con las lluvias torrenciales de estos días, esas que nos dejan varados cada año. El agua se metió hasta donde no debiera y dejó el suelo más flojo que gallina hervida. Luego vino la sorpresa: una roca gigantesca, de esas que te hacen sentir pequeño, decidió tumbarse justo en el kilómetro 31, bloqueando totalmente el paso.
Imagínate la escena: camiones atascados, gente desesperada, y el MOPT rasándose la cabeza pensando qué hacer. Intentaron mover la piedra con maquinaria pesada, pero resultó ser una idea peor que asaltar el Banco Central. Los ingenieros dijeron que eso habría hecho más daño, moviendo el suelo y provocando un derrumbe aún más grande. ¡Una torta!
Entonces llegó la solución… explosivos. Pero ojo, no cualquier explosión. Dicen que van a hacer una “voladura de parche”, que básicamente significa ponerle dinamita a pedacitos a la roca para que se rompa y caiga sola. Suena sencillo, pero yo me pregunto, ¿quién va a garantizar que no sale volando algún trozo hacia los carros o las casas cercanas?
Desde el MOPT aseguran que todo estará bajo control, que van a tener expertos vigilando cada detalle y que la zona estará evacuada. Pero, diay, uno nunca sabe, ¿no? Ya hemos visto tantas cosas raras últimamente que cualquier cosa nos puede sorprender. Eso sí, bueno sería que dejen clara la fecha y hora exacta, pa’ poder planear si vamos a entrar o no a Limón, porque esto ya nos tiene a todos agobiados.
Y ni hablar de los negocios que dependen de la ruta. Los taxistas, los camioneros, los fruteros… todos afectados por este bloqueo. Algunos dicen que deberían invertir en mejorar la infraestructura de la carretera, que estas situaciones son recurrentes y que ya deberíamos tener mejores soluciones. Pero claro, ahí viene la vara política y los presupuestos que nunca llegan... qué frustrante.
Ahora, hablando de cosas más ligeras, ¿recuerdan cuando de niños jugábamos a volar piedras con pedazos de palo? Bueno, esto es un poco diferente, pero la esencia es la misma: ¡explosiones! Aunque, obviamente, con mucha más responsabilidad y precauciones. Esperemos que todo salga bien y que podamos volver a transitar tranquilos por la 32 pronto, sin sustos ni sobresaltos. Con la suerte que tenemos, quizás aparezca otra roca aun más grande mañana... ¡Qué sal!
En fin, máes, la pregunta del millón: ¿creen que la voladura controlada es realmente segura o deberíamos buscar alternativas más definitivas para solucionar el problema de la Ruta 32? Déjennos sus opiniones en los comentarios, ¡quiero saber qué piensan ustedes!
