¡Ay, Dios mío, qué bronca nos cayó encima! Resulta que la Sala Constitucional, la que nos defiende a los ciudadanos cuando alguien se pasa de listo, podría quedarse prácticamente pelada de magistrados suplentes a partir del dieciséis de diciembre. Y eso, mis queridos lectores, no es un jueguito ni una cosita menor; es un problemón que nos afecta a todos.
Para que les echen el agua, los magistrados suplentes son como los seguros de respaldo de la Sala. Cuando algún juez titular está enfermo, de vacaciones o simplemente no puede asistir a una sesión, los suplentes entran a cubrirle. Son esenciales para que la Sala siga funcionando y protegiendo nuestros derechos, esos que a veces damos por sentado, pero que son la base de nuestra democracia. Imagínate, si te sacan a rastras de tu casa injustamente y no hay nadie que te defienda legalmente… ¡qué sal!
El abogado constitucionalista Luis Felipe Rodríguez, que es de los más entendidos en estos temas, ha dicho textualmente que si esto sucede, estaremos completamente expuestos. Que no habrá ningún otro tribunal que pueda asumir las funciones de la Sala IV, ni siquiera de emergencia. Su advertencia es clara: si alguien decide violar nuestros derechos, no tendremos dónde recurrir. ¡Eso es irse al traste, pura torta!
Y la razón detrás de este lío es simple: la Asamblea Legislativa no ha podido renovar las magistraturas suplentes a tiempo. Parece que hubo un poco de desorganización, que la información llegó tarde a la Comisión de Nombramientos, que el papeleo se empantanó… ¡Un brete! La diputada Alejandra Larios, presidenta de esa comisión, reconoce que es “materialmente imposible” terminar el proceso antes del vencimiento del plazo, aunque hayan estado trabajando día y noche, haciendo sesiones a toda hora. Por más que se esfuercen, parece que el tiempo se les escapó de las manos.
Ahora bien, no quiero echarle toda la culpa a la Asamblea. Según cuentan, la Corte Plena tardó en enviar la lista de candidatos, lo cual tampoco ayudó a agilizar el proceso. Parece que todos se están paseando la bola, y mientras tanto, nosotros, los ciudadanos, somos quienes terminamos pagando la cuenta. ¡Qué carga! Esto demuestra que la burocracia a veces es más importante que proteger los derechos de la gente.
Pero ojo, no todo está perdido todavía. Hay tiempo para reaccionar. La Asamblea debe encontrar una solución rápida y eficiente, aunque tenga que trabajar hasta la madrugada. No pueden dejar que la Sala Constitucional se quede a ciegas, sin poder operar plenamente. La continuidad de la Sala no es un problema administrativo, es un tema fundamental para mantener el Estado de Derecho vigente. Recordemos siempre que esa sala es nuestro último recurso, la última barrera contra abusos de poder.
En fin, esta situación debería hacer pensar a todos los costarricenses. Nos recuerda que nuestras libertades y derechos no son eternos, que debemos estar atentos y exigir a nuestros representantes que cumplan con su deber de protegernos. Porque al final del día, todos queremos vivir en un país donde la justicia prevalezca y donde nuestros derechos estén garantizados, ¿verdad?
Dicho todo esto, me pregunto: ¿Crees que la Asamblea Legislativa realmente hará todo lo posible para evitar que la Sala Constitucional se vea afectada, o estamos condenados a pasar semanas sin una corte que nos defienda? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!
Para que les echen el agua, los magistrados suplentes son como los seguros de respaldo de la Sala. Cuando algún juez titular está enfermo, de vacaciones o simplemente no puede asistir a una sesión, los suplentes entran a cubrirle. Son esenciales para que la Sala siga funcionando y protegiendo nuestros derechos, esos que a veces damos por sentado, pero que son la base de nuestra democracia. Imagínate, si te sacan a rastras de tu casa injustamente y no hay nadie que te defienda legalmente… ¡qué sal!
El abogado constitucionalista Luis Felipe Rodríguez, que es de los más entendidos en estos temas, ha dicho textualmente que si esto sucede, estaremos completamente expuestos. Que no habrá ningún otro tribunal que pueda asumir las funciones de la Sala IV, ni siquiera de emergencia. Su advertencia es clara: si alguien decide violar nuestros derechos, no tendremos dónde recurrir. ¡Eso es irse al traste, pura torta!
Y la razón detrás de este lío es simple: la Asamblea Legislativa no ha podido renovar las magistraturas suplentes a tiempo. Parece que hubo un poco de desorganización, que la información llegó tarde a la Comisión de Nombramientos, que el papeleo se empantanó… ¡Un brete! La diputada Alejandra Larios, presidenta de esa comisión, reconoce que es “materialmente imposible” terminar el proceso antes del vencimiento del plazo, aunque hayan estado trabajando día y noche, haciendo sesiones a toda hora. Por más que se esfuercen, parece que el tiempo se les escapó de las manos.
Ahora bien, no quiero echarle toda la culpa a la Asamblea. Según cuentan, la Corte Plena tardó en enviar la lista de candidatos, lo cual tampoco ayudó a agilizar el proceso. Parece que todos se están paseando la bola, y mientras tanto, nosotros, los ciudadanos, somos quienes terminamos pagando la cuenta. ¡Qué carga! Esto demuestra que la burocracia a veces es más importante que proteger los derechos de la gente.
Pero ojo, no todo está perdido todavía. Hay tiempo para reaccionar. La Asamblea debe encontrar una solución rápida y eficiente, aunque tenga que trabajar hasta la madrugada. No pueden dejar que la Sala Constitucional se quede a ciegas, sin poder operar plenamente. La continuidad de la Sala no es un problema administrativo, es un tema fundamental para mantener el Estado de Derecho vigente. Recordemos siempre que esa sala es nuestro último recurso, la última barrera contra abusos de poder.
En fin, esta situación debería hacer pensar a todos los costarricenses. Nos recuerda que nuestras libertades y derechos no son eternos, que debemos estar atentos y exigir a nuestros representantes que cumplan con su deber de protegernos. Porque al final del día, todos queremos vivir en un país donde la justicia prevalezca y donde nuestros derechos estén garantizados, ¿verdad?
Dicho todo esto, me pregunto: ¿Crees que la Asamblea Legislativa realmente hará todo lo posible para evitar que la Sala Constitucional se vea afectada, o estamos condenados a pasar semanas sin una corte que nos defienda? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!