¡Ay, Dios mío, qué bronca! El país entero parece haberse prendido fuego este martes. Desde tempranas horas, grupos de manifestantes han tomado varias rutas principales hacia San José, generando un caos vehicular monumental y dejando a miles de personas varadas. Las protestas, impulsadas principalmente por transportistas, pequeños comerciantes y agricultores, son respuesta a la polémica reforma tributaria que discute actualmente la Asamblea Legislativa.
La gota que derramó el vaso, según varios líderes de los movimientos, fue la inclusión de nuevos impuestos a combustibles y productos básicos. Dicen que esto les va a matar el brete, que ya andan raspando fondo y que ahora, con estos aumentos, simplemente no van a poder sostener sus negocios. Se escucharon gritos de “¡No nos afoguen!” y “¡Fuera la reforma!”, resonando en las barricadas improvisadas hechas con piedras, ramas y hasta colchones viejos. Diay, qué panorama.
Las autoridades, por supuesto, están tratando de mantener la calma, pero la situación se puso tensa rápidamente. La Policía ha desplegado agentes en puntos estratégicos para intentar disuadir a los manifestantes, pero hasta ahora, sin mucho éxito. Hay reportes de algunos enfrentamientos menores, pero afortunadamente, hasta el momento, nadie herido grave. Lo que sí es seguro es que el tráfico está hecho polvo, y moverse por la zona central se ha convertido en una verdadera pesadilla. Pareciera que todos los carros del país decidieron ir a parar a la misma calle al mismo tiempo.
Expertos en economía advierten que la reforma tributaria busca paliar el déficit fiscal del gobierno, buscando fuentes alternativas de ingresos ante la disminución de la recaudación por la pandemia. Argumentan que es necesaria para garantizar la sostenibilidad financiera del país, aunque reconocen que puede afectar a los sectores más vulnerables. Sin embargo, los manifestantes aseguran que la medida caerá como una bomba sobre la clase media y baja, agravando aún más la crisis económica que estamos viviendo. Están convencidos de que existen otras formas de aumentar los ingresos del Estado sin perjudicar a la población.
En Cartago, la situación no es diferente. Manifestantes bloquearon la carretera a Turrialba, impidiendo el paso de vehículos hacia la capital. El alcalde de la ciudad, visiblemente preocupado, llamó a la calma y solicitó diálogo entre las partes. Según informó, se ha coordinado una reunión urgente con representantes de los manifestantes y funcionarios del gobierno para tratar de encontrar una solución pacífica a la problemática. Esperemos que esto dé frutos, porque la verdad, la cosa está bastante brava.
Lo que más preocupa a muchos ciudadanos es la incertidumbre que generan estas protestas. No saben si podrán llegar al trabajo, si podrán abastecerse de alimentos ni siquiera si podrán sacar a sus hijos de la escuela. Las redes sociales están inundadas de mensajes de angustia y desesperación. Algunos usuarios comparten fotos y videos de las largas colas de vehículos, mientras que otros denuncian la escasez de productos básicos en los supermercados. ¡Qué sal! Todo esto afecta la vida diaria de todos los costarricenses.
El Gobierno, a través de un comunicado oficial, instó a los manifestantes a levantar los bloqueos y dialogar en mesas de negociación. El Presidente aseguró que está dispuesto a escuchar todas las propuestas, pero insistió en la necesidad de mantener el orden público y garantizar la libre circulación de las personas. Prometió revisar algunos aspectos de la reforma tributaria, pero dejó claro que no cederá ante la presión irracional. Definitivamente, la cosa está complicada y no se vislumbra una salida fácil a este conflicto. Parece que vamos a estar así unos días, o quizás semanas, dependiendo de cómo se desarrollen los acontecimientos.
Con todo lo anterior, me pregunto… ¿Es la reforma tributaria realmente la única opción para resolver la crisis fiscal del país, o hay otras alternativas que podrían explorarse sin afectar tan severamente a la población? ¿Y creen que el diálogo entre el gobierno y los manifestantes será suficiente para lograr una solución pacífica y duradera, o la situación podría escalar aún más?
La gota que derramó el vaso, según varios líderes de los movimientos, fue la inclusión de nuevos impuestos a combustibles y productos básicos. Dicen que esto les va a matar el brete, que ya andan raspando fondo y que ahora, con estos aumentos, simplemente no van a poder sostener sus negocios. Se escucharon gritos de “¡No nos afoguen!” y “¡Fuera la reforma!”, resonando en las barricadas improvisadas hechas con piedras, ramas y hasta colchones viejos. Diay, qué panorama.
Las autoridades, por supuesto, están tratando de mantener la calma, pero la situación se puso tensa rápidamente. La Policía ha desplegado agentes en puntos estratégicos para intentar disuadir a los manifestantes, pero hasta ahora, sin mucho éxito. Hay reportes de algunos enfrentamientos menores, pero afortunadamente, hasta el momento, nadie herido grave. Lo que sí es seguro es que el tráfico está hecho polvo, y moverse por la zona central se ha convertido en una verdadera pesadilla. Pareciera que todos los carros del país decidieron ir a parar a la misma calle al mismo tiempo.
Expertos en economía advierten que la reforma tributaria busca paliar el déficit fiscal del gobierno, buscando fuentes alternativas de ingresos ante la disminución de la recaudación por la pandemia. Argumentan que es necesaria para garantizar la sostenibilidad financiera del país, aunque reconocen que puede afectar a los sectores más vulnerables. Sin embargo, los manifestantes aseguran que la medida caerá como una bomba sobre la clase media y baja, agravando aún más la crisis económica que estamos viviendo. Están convencidos de que existen otras formas de aumentar los ingresos del Estado sin perjudicar a la población.
En Cartago, la situación no es diferente. Manifestantes bloquearon la carretera a Turrialba, impidiendo el paso de vehículos hacia la capital. El alcalde de la ciudad, visiblemente preocupado, llamó a la calma y solicitó diálogo entre las partes. Según informó, se ha coordinado una reunión urgente con representantes de los manifestantes y funcionarios del gobierno para tratar de encontrar una solución pacífica a la problemática. Esperemos que esto dé frutos, porque la verdad, la cosa está bastante brava.
Lo que más preocupa a muchos ciudadanos es la incertidumbre que generan estas protestas. No saben si podrán llegar al trabajo, si podrán abastecerse de alimentos ni siquiera si podrán sacar a sus hijos de la escuela. Las redes sociales están inundadas de mensajes de angustia y desesperación. Algunos usuarios comparten fotos y videos de las largas colas de vehículos, mientras que otros denuncian la escasez de productos básicos en los supermercados. ¡Qué sal! Todo esto afecta la vida diaria de todos los costarricenses.
El Gobierno, a través de un comunicado oficial, instó a los manifestantes a levantar los bloqueos y dialogar en mesas de negociación. El Presidente aseguró que está dispuesto a escuchar todas las propuestas, pero insistió en la necesidad de mantener el orden público y garantizar la libre circulación de las personas. Prometió revisar algunos aspectos de la reforma tributaria, pero dejó claro que no cederá ante la presión irracional. Definitivamente, la cosa está complicada y no se vislumbra una salida fácil a este conflicto. Parece que vamos a estar así unos días, o quizás semanas, dependiendo de cómo se desarrollen los acontecimientos.
Con todo lo anterior, me pregunto… ¿Es la reforma tributaria realmente la única opción para resolver la crisis fiscal del país, o hay otras alternativas que podrían explorarse sin afectar tan severamente a la población? ¿Y creen que el diálogo entre el gobierno y los manifestantes será suficiente para lograr una solución pacífica y duradera, o la situación podría escalar aún más?
