Ay, Dios mío, qué lío nos cayó encima. El tema de las frecuencias de radio y tele, que tanto esperábamos para ver qué nuevas opciones nos traerían, parece que se le metió agua. Resulta que la Contraloría anda atiborrada de objeciones – ¡parece una fila en la alcaldía! – y ahora todo está en pausa mientras evalúan si la SUTEL hizo bien sus deberes al armar el concurso.
Para ponerlos al día, hace unas semanas lanzaron este concurso para repartir nuevas frecuencias, buscando modernizar el panorama de la radiodifusión en el país. La idea era refrescar el aire, darle oportunidad a nuevos jugadores y, claro, meterle unos billetes buenos a las arcas públicas. Pero, como suele pasar por acá, no todo fluye tan tersito.
Parece que varios de los “pesos pesados” del sector no quedaron contentos con las bases del juego. Un total de 29 empresas presentaron objeciones, alegando cosas así como que las reglas no son justas, que hay favoritismos ocultos, y otras cositas que ustedes ya imaginen. ¡Imagínate el coraje! Es como si fueran a jugar un partido y les pusieran un árbitro que siempre pita en contra.
Lo interesante de todo esto es que la licitación, en lugar de hacerse normalmente por la SICOP, se manejó directo en la página de la SUTEL. Algunos dicen que fue porque querían acelerar el proceso, otros que tenían miedo de tanta burocracia. Sea cual sea la razón, eso levantó sospechas desde el principio. Muchos se preguntaban qué onda con ese cambio de ruta y si había algo raro detrás.
Ahora, la pelota está en el techo de la Contraloría. Tienen hasta finales de octubre para revisar todas esas objeciones y decidir qué se hace. Eso significa que la espera se prolonga, y la incertidumbre se instala en el corazón de quienes aspiran a obtener una frecuencia. Desde la SUTEL guardan silencio, dicen que están esperando a ver qué decide la Contraloría antes de soltar prenda. ¡Más misterio todavía!
Si la Contraloría da la razón a las empresas objetantes, la SUTEL tendrá que modificar las bases del concurso o, en el peor de los casos, echarlo todo a perder y empezar de cero. Imagínate el esfuerzo perdido, el tiempo invertido, y el dinero gastado en preparativos. Sería una verdadera pena nacional, como si perdieras la llave de tu casa justo cuando llegas cansado del brete.
Y hablando de consecuencias, esto no solo afecta a las empresas que quieren entrar al mercado. También impacta a los oyentes y televidentes como nosotros. Menos opciones de entretenimiento, menos diversidad de voces, y posiblemente, precios más altos para acceder a esos servicios. Al final, siempre somos nosotros los que pagamos la factura, diay.
En fin, la trama sigue abierta. Mientras tanto, nos toca esperar y ver qué resuelve la Contraloría. ¿Creen que estas objeciones son justificadas? ¿O será que simplemente algunos no saben perder y buscan cualquier pretexto para sabotear el proceso? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan sobre este tremendo chinchorreo que tenemos entre manos!
Para ponerlos al día, hace unas semanas lanzaron este concurso para repartir nuevas frecuencias, buscando modernizar el panorama de la radiodifusión en el país. La idea era refrescar el aire, darle oportunidad a nuevos jugadores y, claro, meterle unos billetes buenos a las arcas públicas. Pero, como suele pasar por acá, no todo fluye tan tersito.
Parece que varios de los “pesos pesados” del sector no quedaron contentos con las bases del juego. Un total de 29 empresas presentaron objeciones, alegando cosas así como que las reglas no son justas, que hay favoritismos ocultos, y otras cositas que ustedes ya imaginen. ¡Imagínate el coraje! Es como si fueran a jugar un partido y les pusieran un árbitro que siempre pita en contra.
Lo interesante de todo esto es que la licitación, en lugar de hacerse normalmente por la SICOP, se manejó directo en la página de la SUTEL. Algunos dicen que fue porque querían acelerar el proceso, otros que tenían miedo de tanta burocracia. Sea cual sea la razón, eso levantó sospechas desde el principio. Muchos se preguntaban qué onda con ese cambio de ruta y si había algo raro detrás.
Ahora, la pelota está en el techo de la Contraloría. Tienen hasta finales de octubre para revisar todas esas objeciones y decidir qué se hace. Eso significa que la espera se prolonga, y la incertidumbre se instala en el corazón de quienes aspiran a obtener una frecuencia. Desde la SUTEL guardan silencio, dicen que están esperando a ver qué decide la Contraloría antes de soltar prenda. ¡Más misterio todavía!
Si la Contraloría da la razón a las empresas objetantes, la SUTEL tendrá que modificar las bases del concurso o, en el peor de los casos, echarlo todo a perder y empezar de cero. Imagínate el esfuerzo perdido, el tiempo invertido, y el dinero gastado en preparativos. Sería una verdadera pena nacional, como si perdieras la llave de tu casa justo cuando llegas cansado del brete.
Y hablando de consecuencias, esto no solo afecta a las empresas que quieren entrar al mercado. También impacta a los oyentes y televidentes como nosotros. Menos opciones de entretenimiento, menos diversidad de voces, y posiblemente, precios más altos para acceder a esos servicios. Al final, siempre somos nosotros los que pagamos la factura, diay.
En fin, la trama sigue abierta. Mientras tanto, nos toca esperar y ver qué resuelve la Contraloría. ¿Creen que estas objeciones son justificadas? ¿O será que simplemente algunos no saben perder y buscan cualquier pretexto para sabotear el proceso? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan sobre este tremendo chinchorreo que tenemos entre manos!
