¡Ay, Dios mío! Qué bronca más grande se armó en el caso “Pancho Villa”. Resulta que una abogada, doña Lilianna Arguedas, está siendo acusada de intentar sobornar a una jueza para ayudar a unos vándalos que andan causando tremendo relajo en el Sur. La cosa pinta turbia, má’e.
Según la jueza Murillo, Arguedas la citó en una cafetería y luego, mientras la dejaba en un hotel acá por San José, le ofreció billetes y favores a cambio de influenciar el juicio contra Darwin González, alias “Pancho Villa”. Este señor ya tiene varios problemas con la ley y ahora esto le suma más complicaciones. Parece que quiere meterse en un brete profundo.
Pero doña Lilianna no se quedó calladita. En una declaración bastante intensa, negó rotundamente haber intentado comprar el voto de la jueza. Dijo que conoce a la jueza desde hace años, que fueron compañeras en la U y que esa reunión fue solo para tomar un cafecito y charlar, nada más. ¡Que nadie le mandó a hacer “cositas”! Claramente, busca limpiar su nombre rápido, pues la vara está difícil.
Además, la abogada sacó unas capturas de pantalla de sus conversaciones de WhatsApp con la jueza, buscando demostrar que jamás hubo ninguna oferta de dinero o favores. Dijo que sí hablaron, pero de cosas banales, de la vida cotidiana. Dice que a veces se tratan de “amiguitas” pero eso no significa que haya algún tipo de acuerdo turbio. ¡Uy, qué pelea!
Pero la cosa no termina ahí, má’e. El abogado de doña Lilianna, don Juan Carlos Peralta, salió al frente para defenderla a capa y espada. No solo negó las acusaciones, sino que también lanzó fuertes señalamientos contra la jueza Murillo. Lo acusa de mentir y de querer encubrirse detrás de su cliente para salir librada de este embrollo. ¡Se pusieron de tarea, esos dos!
Don Juan Carlos recordó que la jueza había sido apartada de otro caso judicial anteriormente, precisamente por estar distraída con el celular durante una audiencia. Dijo que pasó casi ocho minutos mirando su teléfono mientras se debatía sobre la libertad de doce personas acusadas de narcotráfico. Con razón, la defensa dice que la jueza no es ejemplo de imparcialidad y que su testimonio no puede ser tomado como cierto. ¡Qué escándalo!
Ahora, la fiscalía deberá investigar a fondo estas denuncias cruzadas. Verán si hay pruebas suficientes para probar la culpabilidad de doña Lilianna Arguedas o si realmente la jueza Murillo está inventando la historia para salvar su pellejo. Este caso va a dar mucho que hablar, sin duda. El sistema judicial está bajo lupa y todos queremos ver cómo se resuelve esta maraña legal. A fin de cuentas, la justicia debe prevalecer, diay.
Entre tanto revuelo y señalamientos, queda la gran pregunta: ¿Realmente existió un intento de soborno o estamos ante una batalla campal entre abogados buscando ventaja en el caso “Pancho Villa”? ¿Ustedes creen que la jueza está diciendo la verdad o simplemente tratando de encubrirse? Déjennos sus opiniones en el foro, ¡queremos saber qué piensan al respecto!
Según la jueza Murillo, Arguedas la citó en una cafetería y luego, mientras la dejaba en un hotel acá por San José, le ofreció billetes y favores a cambio de influenciar el juicio contra Darwin González, alias “Pancho Villa”. Este señor ya tiene varios problemas con la ley y ahora esto le suma más complicaciones. Parece que quiere meterse en un brete profundo.
Pero doña Lilianna no se quedó calladita. En una declaración bastante intensa, negó rotundamente haber intentado comprar el voto de la jueza. Dijo que conoce a la jueza desde hace años, que fueron compañeras en la U y que esa reunión fue solo para tomar un cafecito y charlar, nada más. ¡Que nadie le mandó a hacer “cositas”! Claramente, busca limpiar su nombre rápido, pues la vara está difícil.
Además, la abogada sacó unas capturas de pantalla de sus conversaciones de WhatsApp con la jueza, buscando demostrar que jamás hubo ninguna oferta de dinero o favores. Dijo que sí hablaron, pero de cosas banales, de la vida cotidiana. Dice que a veces se tratan de “amiguitas” pero eso no significa que haya algún tipo de acuerdo turbio. ¡Uy, qué pelea!
Pero la cosa no termina ahí, má’e. El abogado de doña Lilianna, don Juan Carlos Peralta, salió al frente para defenderla a capa y espada. No solo negó las acusaciones, sino que también lanzó fuertes señalamientos contra la jueza Murillo. Lo acusa de mentir y de querer encubrirse detrás de su cliente para salir librada de este embrollo. ¡Se pusieron de tarea, esos dos!
Don Juan Carlos recordó que la jueza había sido apartada de otro caso judicial anteriormente, precisamente por estar distraída con el celular durante una audiencia. Dijo que pasó casi ocho minutos mirando su teléfono mientras se debatía sobre la libertad de doce personas acusadas de narcotráfico. Con razón, la defensa dice que la jueza no es ejemplo de imparcialidad y que su testimonio no puede ser tomado como cierto. ¡Qué escándalo!
Ahora, la fiscalía deberá investigar a fondo estas denuncias cruzadas. Verán si hay pruebas suficientes para probar la culpabilidad de doña Lilianna Arguedas o si realmente la jueza Murillo está inventando la historia para salvar su pellejo. Este caso va a dar mucho que hablar, sin duda. El sistema judicial está bajo lupa y todos queremos ver cómo se resuelve esta maraña legal. A fin de cuentas, la justicia debe prevalecer, diay.
Entre tanto revuelo y señalamientos, queda la gran pregunta: ¿Realmente existió un intento de soborno o estamos ante una batalla campal entre abogados buscando ventaja en el caso “Pancho Villa”? ¿Ustedes creen que la jueza está diciendo la verdad o simplemente tratando de encubrirse? Déjennos sus opiniones en el foro, ¡queremos saber qué piensan al respecto!