¡Ay, Dios mío! Aquí en Tibás la cosa está que arde. Desde tempranas horas de hoy, el personal de la municipalidad decidió parar el brete, dejando todo prácticamente colgado. Parece que el ajuste salarial que tanto esperaban sigue siendo una promesa lejana y la gente, understandably, está harta.
La raíz del problema, según explican desde la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), es que la municipalidad anda arrastrando los pies con el tema del ajuste salarial correspondiente al aumento del costo de vida. Ya saben, la inflación nos está comiéndose el sueldo poquito a poco y estos compañeros también tienen derecho a pedirle al ayuntamiento que les dé lo que les corresponde.
Lo curioso del caso es que, según ANep, la alcaldía argumenta que andan esperando la aprobación del presupuesto 2026 por parte de la Contraloría. Pero, ¡qué vaina!, aseguran que todo el papeleo se hizo con lupa, siguiendo cada paso de la ley. Lo que levanta sospechas, y mucho, es que dicen tener los recursos disponibles para hacer frente a este ajuste. Un poco de buena voluntad, parece, nunca viene mal parada.
Henry Varela, el representante de ANEP en el municipio, estaba más que enfadado, pero bien justo. “Tenemos conciencia y razón en lo que pedimos”, recalcó, “Esta es una petición valorada, discutida y aprobada dentro de la ley. Fue votada por el Concejo Municipal, ratificada por el alcalde… ¡todo está listo!”. Se nota que están hartitos de promesas vacías y quieren ver la plata.
Y eso no es todo, porque Varela fue directo al grano: “Le hacemos un llamado al alcalde para que, con un poco de conciencia y ganas de dialogar, se siente con nosotros a revisar la situación y nos pague lo que ya es nuestro”. De verdad que a veces uno piensa, ¿será que no entienden que esto afecta directamente a las familias?
Mientras tanto, los servicios municipales se ven afectados. Las oficinas están cerradas, los trámites se acumulan, y los vecinos están preocupados. Algunos comentan que esto es un reflejo de la crisis económica general que está afectando a todos los hogares costarricenses. Además, se suma la frustración de sentirse olvidados por sus representantes.
Este tipo de situaciones siempre genera controversia. Por un lado, entendemos la necesidad de los empleados de mejorar sus ingresos, especialmente ante el aumento del costo de vida. Por otro lado, debemos considerar la situación financiera de la municipalidad y la importancia de mantener un equilibrio presupuestario. Aunque, honestamente, si tienen los recursos para pagar, pues deberían hacerlo, diay.
Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que la municipalidad debería ceder ante las demandas de los trabajadores, o es legítimo esperar la aprobación del presupuesto? ¿Cómo podemos equilibrar los derechos de los empleados con la responsabilidad fiscal del gobierno local? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
La raíz del problema, según explican desde la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), es que la municipalidad anda arrastrando los pies con el tema del ajuste salarial correspondiente al aumento del costo de vida. Ya saben, la inflación nos está comiéndose el sueldo poquito a poco y estos compañeros también tienen derecho a pedirle al ayuntamiento que les dé lo que les corresponde.
Lo curioso del caso es que, según ANep, la alcaldía argumenta que andan esperando la aprobación del presupuesto 2026 por parte de la Contraloría. Pero, ¡qué vaina!, aseguran que todo el papeleo se hizo con lupa, siguiendo cada paso de la ley. Lo que levanta sospechas, y mucho, es que dicen tener los recursos disponibles para hacer frente a este ajuste. Un poco de buena voluntad, parece, nunca viene mal parada.
Henry Varela, el representante de ANEP en el municipio, estaba más que enfadado, pero bien justo. “Tenemos conciencia y razón en lo que pedimos”, recalcó, “Esta es una petición valorada, discutida y aprobada dentro de la ley. Fue votada por el Concejo Municipal, ratificada por el alcalde… ¡todo está listo!”. Se nota que están hartitos de promesas vacías y quieren ver la plata.
Y eso no es todo, porque Varela fue directo al grano: “Le hacemos un llamado al alcalde para que, con un poco de conciencia y ganas de dialogar, se siente con nosotros a revisar la situación y nos pague lo que ya es nuestro”. De verdad que a veces uno piensa, ¿será que no entienden que esto afecta directamente a las familias?
Mientras tanto, los servicios municipales se ven afectados. Las oficinas están cerradas, los trámites se acumulan, y los vecinos están preocupados. Algunos comentan que esto es un reflejo de la crisis económica general que está afectando a todos los hogares costarricenses. Además, se suma la frustración de sentirse olvidados por sus representantes.
Este tipo de situaciones siempre genera controversia. Por un lado, entendemos la necesidad de los empleados de mejorar sus ingresos, especialmente ante el aumento del costo de vida. Por otro lado, debemos considerar la situación financiera de la municipalidad y la importancia de mantener un equilibrio presupuestario. Aunque, honestamente, si tienen los recursos para pagar, pues deberían hacerlo, diay.
Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que la municipalidad debería ceder ante las demandas de los trabajadores, o es legítimo esperar la aprobación del presupuesto? ¿Cómo podemos equilibrar los derechos de los empleados con la responsabilidad fiscal del gobierno local? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!