¡Ay, Dios mío! Qué pena contar esto, raza. Tragedia pura en Aguas Zarcas este lunes. Un nene de dos años, inocentemente, dejó la vida en un choque que, según los testigos, ni siquiera fue aparatoso. Pero eso ya no importa, ¿verdad?
La cosa es que el pobre chiquito iba sentado en el asiento delantero de un pick-up negro, sin ninguna silla de seguridad. Imagínense el susto, el golpe… Tremendamente lamentable. Según nos cuenta Octavio Barrantes, de RCP Noticias, quien estaba en la escena, fueron tres carros los que se tocaron, pero la peor parte la llevó el nene.
Barrantes me explicó que el impacto no fue fuerte, pero suficiente para causarle una lesión de cuello gravísima. "Cuando llegó la Cruz Roja, todavía tenía un poquito de pulso, le estaban tratando de ayudar, pero... nada, mae", dijo con mucha tristeza. Se le nota que se afectó con lo que vio ahí, porque quién no se afectaría viendo algo así?
La Cruz Roja, hasta ahora, solo ha confirmado el fallecimiento del menor y nada más. No dicen si hubo otros heridos, qué pasó con los conductores… La verdad, hay muchísimas preguntas flotando en el aire. La información oficial anda recontra escueta, como siempre. Uno quiere saber qué pasó realmente, pero parece que nadie quiere decirnos la pura verdad.
Y hablando de verdades, esto nos lleva directo a hablar de la responsabilidad de los padres y cuidadores. ¿Cómo es posible que un nene tan chiquito vaya así, solito, en la parte de adelante de un carro? Ya sabemos cómo son las carreteras acá, cambian como el clima. Un descuido y pum, pasa lo peor. Nos cuesta entender estas cosas, sinceramente.
Recuerdo cuando mi abuela decía: “Un niño es como un pájaro, necesita sus alas para volar seguro”. Pues parece que este nene no tuvo la oportunidad de tener sus alas, de ir protegido en una sillita adecuada. Que pena, qué tremenda pena que tengamos que estar hablando de esto en pleno siglo XXI. La ley existe, ¿pero se cumple? Parece que no tanto, diay.
Esto no es culpa de los carros, ni de la carretera, ni de la suerte. Esto es culpa de la falta de consciencia, de la negligencia. Tenemos que empezar a tomar cartas en el asunto. Necesitamos campañas de concientización más fuertes, multas más altas para quienes no cumplan las normas de seguridad vial infantil, controles más rigurosos… Algo tenemos que hacer para evitar que tragedias como esta se repitan. No podemos seguir perdiendo vidas inocentes por cosas que se pueden prevenir.
Después de escuchar esta historia, me pregunto: ¿Deberíamos exigir leyes más estrictas y fiscalización intensificada para garantizar la seguridad de los niños en los vehículos, o creen que la educación y la concienciación familiar son suficientes para prevenir estos accidentes devastadores?
La cosa es que el pobre chiquito iba sentado en el asiento delantero de un pick-up negro, sin ninguna silla de seguridad. Imagínense el susto, el golpe… Tremendamente lamentable. Según nos cuenta Octavio Barrantes, de RCP Noticias, quien estaba en la escena, fueron tres carros los que se tocaron, pero la peor parte la llevó el nene.
Barrantes me explicó que el impacto no fue fuerte, pero suficiente para causarle una lesión de cuello gravísima. "Cuando llegó la Cruz Roja, todavía tenía un poquito de pulso, le estaban tratando de ayudar, pero... nada, mae", dijo con mucha tristeza. Se le nota que se afectó con lo que vio ahí, porque quién no se afectaría viendo algo así?
La Cruz Roja, hasta ahora, solo ha confirmado el fallecimiento del menor y nada más. No dicen si hubo otros heridos, qué pasó con los conductores… La verdad, hay muchísimas preguntas flotando en el aire. La información oficial anda recontra escueta, como siempre. Uno quiere saber qué pasó realmente, pero parece que nadie quiere decirnos la pura verdad.
Y hablando de verdades, esto nos lleva directo a hablar de la responsabilidad de los padres y cuidadores. ¿Cómo es posible que un nene tan chiquito vaya así, solito, en la parte de adelante de un carro? Ya sabemos cómo son las carreteras acá, cambian como el clima. Un descuido y pum, pasa lo peor. Nos cuesta entender estas cosas, sinceramente.
Recuerdo cuando mi abuela decía: “Un niño es como un pájaro, necesita sus alas para volar seguro”. Pues parece que este nene no tuvo la oportunidad de tener sus alas, de ir protegido en una sillita adecuada. Que pena, qué tremenda pena que tengamos que estar hablando de esto en pleno siglo XXI. La ley existe, ¿pero se cumple? Parece que no tanto, diay.
Esto no es culpa de los carros, ni de la carretera, ni de la suerte. Esto es culpa de la falta de consciencia, de la negligencia. Tenemos que empezar a tomar cartas en el asunto. Necesitamos campañas de concientización más fuertes, multas más altas para quienes no cumplan las normas de seguridad vial infantil, controles más rigurosos… Algo tenemos que hacer para evitar que tragedias como esta se repitan. No podemos seguir perdiendo vidas inocentes por cosas que se pueden prevenir.
Después de escuchar esta historia, me pregunto: ¿Deberíamos exigir leyes más estrictas y fiscalización intensificada para garantizar la seguridad de los niños en los vehículos, o creen que la educación y la concienciación familiar son suficientes para prevenir estos accidentes devastadores?
