¡Ay, Dios mío! Esto sí que duele, pura bronca. Parece sacado de novela, pero es real: una jovencita de 14 años, Paloma Nicole Arellano, dejó este mundo luego de una cirugía de mamas hecha en un lugarcito turbio en Durango, México. La maraña es que ni siquiera su papá sabía qué estaba pasando, ¡qué sal!
Según cuentan los periódicos allá, el señor Carlos Arellano, recién se enteró de todo cuando llegó el momento de darle el último adiós a su hija. Imagínate el susto al descubrir que le habían puesto implantes mamarios sin su consentimiento. ¡Qué torta! Un golpe bajo pa’ él, y pa’ todos nosotros, porque esto nos hace pensar en hasta dónde llega la desesperación de algunas personas y la irresponsabilidad de otros.
La niña, parece ser, buscó hacerse esos arreglitos en una clínica que no cumplía con los requisitos, un brete peligroso donde la salud pasa a segundo plano por unos cuantos pesos. Médicos sin licencia, instalaciones improvisadas… ¡una verdadera falta de respeto! Los reportes indican que sufrió complicaciones graves desde el día siguiente a la operación: paro cardíaco, hinchazón en el cerebro, coma, todo pa' terminar en la morgue. Una cadena de eventos terribles que pudieron haberse evitado si hubiera habido controles y supervisión adecuada.
Y eso no es todo, pues. Resulta que el papá sospecha de la mamá de la muchacha, acusándola de encubrimiento. Dice que ella debía saber algo y lo mantuvo oculto. Ahora, la Fiscalía va tras todos los responsables, tanto del médico que realizó la cirugía como del hospital donde ocurrió el desastre. Se buscan respuestas, pruebas, y sobre todo, se quiere que paguen quienes pusieron en riesgo la vida de una adolescente inocente. El caso ha prendido todas las alarmas y la gente está que trina por redes sociales.
Esta tragedia ha vuelto a abrir el ojo a la proliferación de clínicas estéticas clandestinas en México. Ahí, dicen, hay deudas pendientes en cuanto a regulaciones y licencias. La Cofepris, que es la encargada de vigilar estas cosas, ya cerró unas 97 de esas fonditas sospechosas en los últimos tres años, lo que demuestra que el control es prácticamente inexistente. ¡Necesitamos ponerle freno a esta clase de situaciones! Porque aunque parezca lejano, muchos compatriotas se van por turismo médico y pueden caer en trampas similares.
Para intentar frenar aún más la situación, la asociación de cirujanos plásticos mexicanos pidió que suspendan al doctor involucrado temporalmente mientras se desarrolla la investigación. Dicen que es importante enviar un mensaje claro de que estas prácticas no serán toleradas y que la seguridad de los pacientes es lo primero. Pero sinceramente, ¿qué más podemos esperar? El daño ya está hecho y la familia de Paloma Nicole vive un duelo desgarrador.
Esto nos recuerda que la belleza no lo es todo y que la salud siempre debe estar por encima de cualquier capricho. Hay que educar a los jóvenes sobre los riesgos de someterse a cirugías estéticas a temprana edad, especialmente si no tienen el consentimiento de sus padres. Además, necesitamos exigir a nuestros gobernantes que pongan orden en el sector, que hagan cumplir las leyes y que protejan a los más vulnerables. Este caso es un llamado de atención a toda la sociedad.
Ahora bien, chava y chabon, con este panorama tan oscuro, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos implementar medidas más estrictas para regular las clínicas estéticas y proteger a los adolescentes de decisiones apresuradas relacionadas con su apariencia física? ¿Es justo que los padres tengan que estar vigilando cada paso de sus hijos en estos temas o debería ser una decisión personal?
Según cuentan los periódicos allá, el señor Carlos Arellano, recién se enteró de todo cuando llegó el momento de darle el último adiós a su hija. Imagínate el susto al descubrir que le habían puesto implantes mamarios sin su consentimiento. ¡Qué torta! Un golpe bajo pa’ él, y pa’ todos nosotros, porque esto nos hace pensar en hasta dónde llega la desesperación de algunas personas y la irresponsabilidad de otros.
La niña, parece ser, buscó hacerse esos arreglitos en una clínica que no cumplía con los requisitos, un brete peligroso donde la salud pasa a segundo plano por unos cuantos pesos. Médicos sin licencia, instalaciones improvisadas… ¡una verdadera falta de respeto! Los reportes indican que sufrió complicaciones graves desde el día siguiente a la operación: paro cardíaco, hinchazón en el cerebro, coma, todo pa' terminar en la morgue. Una cadena de eventos terribles que pudieron haberse evitado si hubiera habido controles y supervisión adecuada.
Y eso no es todo, pues. Resulta que el papá sospecha de la mamá de la muchacha, acusándola de encubrimiento. Dice que ella debía saber algo y lo mantuvo oculto. Ahora, la Fiscalía va tras todos los responsables, tanto del médico que realizó la cirugía como del hospital donde ocurrió el desastre. Se buscan respuestas, pruebas, y sobre todo, se quiere que paguen quienes pusieron en riesgo la vida de una adolescente inocente. El caso ha prendido todas las alarmas y la gente está que trina por redes sociales.
Esta tragedia ha vuelto a abrir el ojo a la proliferación de clínicas estéticas clandestinas en México. Ahí, dicen, hay deudas pendientes en cuanto a regulaciones y licencias. La Cofepris, que es la encargada de vigilar estas cosas, ya cerró unas 97 de esas fonditas sospechosas en los últimos tres años, lo que demuestra que el control es prácticamente inexistente. ¡Necesitamos ponerle freno a esta clase de situaciones! Porque aunque parezca lejano, muchos compatriotas se van por turismo médico y pueden caer en trampas similares.
Para intentar frenar aún más la situación, la asociación de cirujanos plásticos mexicanos pidió que suspendan al doctor involucrado temporalmente mientras se desarrolla la investigación. Dicen que es importante enviar un mensaje claro de que estas prácticas no serán toleradas y que la seguridad de los pacientes es lo primero. Pero sinceramente, ¿qué más podemos esperar? El daño ya está hecho y la familia de Paloma Nicole vive un duelo desgarrador.
Esto nos recuerda que la belleza no lo es todo y que la salud siempre debe estar por encima de cualquier capricho. Hay que educar a los jóvenes sobre los riesgos de someterse a cirugías estéticas a temprana edad, especialmente si no tienen el consentimiento de sus padres. Además, necesitamos exigir a nuestros gobernantes que pongan orden en el sector, que hagan cumplir las leyes y que protejan a los más vulnerables. Este caso es un llamado de atención a toda la sociedad.
Ahora bien, chava y chabon, con este panorama tan oscuro, me pregunto: ¿cree usted que deberíamos implementar medidas más estrictas para regular las clínicas estéticas y proteger a los adolescentes de decisiones apresuradas relacionadas con su apariencia física? ¿Es justo que los padres tengan que estar vigilando cada paso de sus hijos en estos temas o debería ser una decisión personal?
