¡Aguafiestas nadie! Después de años de papeleo y unas cuantas idas y vueltas, el gobierno oficializó este lunes la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Israel. Así es, muchachos, nos vamos a sumar a la movida comercial con el país de la tecnología y la innovación. Manuel Tovar, nuestro ministro de Comex, y Nir Barkat, el ministro israelí de Economía, sellaron el trato en Jerusalén, dejando atrás varios años de negociaciones que, díganlo claro, fueron de fiato.
Para ponerlos al tanto, este TLC ha sido un brete desde 2023, con parones incluidos por el conflictito que andaba teniendo Israel. Pero bueno, al final, lograron llegar a un acuerdo que promete abrirle las puertas a nuestros productos y servicios a un mercado de unos 10 millones de personas, gente con buen poderío adquisitivo, pa' que se hagan una idea. No es cualquier mercado, compas; hablamos de un país líder en cosas como ciberseguridad, agricultura de vanguardia y hasta semiconductores. Eso sí da que pensar, ¿no creen?
Comex, la Promotora de Comercio Exterior, no se anda con rodeos: dice que esto es una “oportunidad estratégica” pa' posicionarnos como proveedores competitivos en sectores de alta tecnología. Suena bien, ¿verdad? Esto implica que podríamos empezar a ver más inversión extranjera, especialmente de origen israelí. De hecho, ya hubo un aumento considerable en 2024, pasando de un millón de dólares a veinte millones. ¡Eso es subir como espuma!
Pero, ¿qué vamos a vender exactamente? Pues, aparte de los clásicos como la piña fresca, el café oro y el azúcar, que ya tienen terreno ganado, se esperan avances significativos en servicios y tecnología. Imagínense, poder ofrecer nuestros conocimientos y experiencia en áreas donde Israel es pura pólvora. Y hablando de tecnología, los semiconductores son clave, ahí Israel tiene un know-how que nosotros podemos aprovechar al máximo. Es una olla a presión de posibilidades, diay.
Ahora, no todo es miel sobre hojuelas. Tenemos que sudar la camiseta para demostrar que somos competitivos. No podemos ir allá pensando que nos van a regalar el negocio, tenemos que ofrecer productos y servicios de calidad que realmente les interesen. Ya sabemos cómo son los negocios internacionales: si no estás a la altura, te comes el polvo. Pero con esfuerzo y dedicación, creo que podemos hacer las cosas bien.
Y ojo, porque no solo se trata de venderles a ellos. Este TLC también podría traer beneficios para nosotros, como la importación de insumos agrícolas avanzados, como herbicidas e insecticidas de última generación. Esto podría ayudarnos a mejorar nuestra producción agrícola y reducir costos a largo plazo. Además, podrían llegar aparatos electrónicos e insumos industriales de aluminio y plástico. Una verdadera mezcolanza de oportunidades, vamos.
Sin embargo, la aprobación legislativa sigue siendo un obstáculo importante. Ahora le toca al parlamento darle luz verde al tratado, y eso puede ser un proceso lento y lleno de trabas, como siempre ocurre acá en el país. Hay que estar pendientes de qué dicen los diputados y si realmente están comprometidos con impulsar este acuerdo que, aunque no lo crean, podría ser una verdadera ‘carga’ de oportunidades para Costa Rica. Veremos si logran ponernos a derecho o si nos seguimos lamentando por haber perdido trenes.
En fin, amigos, este TLC con Israel parece tener potencial, pero también requiere de mucho trabajo y estrategia. ¿Ustedes creen que realmente podremos aprovechar todas estas oportunidades o nos quedaremos viendo como otros países se llevan la tajada grande? ¿Cuál sector de nuestra economía debería enfocarse primero para sacar el mayor provecho de este nuevo acuerdo comercial?
Para ponerlos al tanto, este TLC ha sido un brete desde 2023, con parones incluidos por el conflictito que andaba teniendo Israel. Pero bueno, al final, lograron llegar a un acuerdo que promete abrirle las puertas a nuestros productos y servicios a un mercado de unos 10 millones de personas, gente con buen poderío adquisitivo, pa' que se hagan una idea. No es cualquier mercado, compas; hablamos de un país líder en cosas como ciberseguridad, agricultura de vanguardia y hasta semiconductores. Eso sí da que pensar, ¿no creen?
Comex, la Promotora de Comercio Exterior, no se anda con rodeos: dice que esto es una “oportunidad estratégica” pa' posicionarnos como proveedores competitivos en sectores de alta tecnología. Suena bien, ¿verdad? Esto implica que podríamos empezar a ver más inversión extranjera, especialmente de origen israelí. De hecho, ya hubo un aumento considerable en 2024, pasando de un millón de dólares a veinte millones. ¡Eso es subir como espuma!
Pero, ¿qué vamos a vender exactamente? Pues, aparte de los clásicos como la piña fresca, el café oro y el azúcar, que ya tienen terreno ganado, se esperan avances significativos en servicios y tecnología. Imagínense, poder ofrecer nuestros conocimientos y experiencia en áreas donde Israel es pura pólvora. Y hablando de tecnología, los semiconductores son clave, ahí Israel tiene un know-how que nosotros podemos aprovechar al máximo. Es una olla a presión de posibilidades, diay.
Ahora, no todo es miel sobre hojuelas. Tenemos que sudar la camiseta para demostrar que somos competitivos. No podemos ir allá pensando que nos van a regalar el negocio, tenemos que ofrecer productos y servicios de calidad que realmente les interesen. Ya sabemos cómo son los negocios internacionales: si no estás a la altura, te comes el polvo. Pero con esfuerzo y dedicación, creo que podemos hacer las cosas bien.
Y ojo, porque no solo se trata de venderles a ellos. Este TLC también podría traer beneficios para nosotros, como la importación de insumos agrícolas avanzados, como herbicidas e insecticidas de última generación. Esto podría ayudarnos a mejorar nuestra producción agrícola y reducir costos a largo plazo. Además, podrían llegar aparatos electrónicos e insumos industriales de aluminio y plástico. Una verdadera mezcolanza de oportunidades, vamos.
Sin embargo, la aprobación legislativa sigue siendo un obstáculo importante. Ahora le toca al parlamento darle luz verde al tratado, y eso puede ser un proceso lento y lleno de trabas, como siempre ocurre acá en el país. Hay que estar pendientes de qué dicen los diputados y si realmente están comprometidos con impulsar este acuerdo que, aunque no lo crean, podría ser una verdadera ‘carga’ de oportunidades para Costa Rica. Veremos si logran ponernos a derecho o si nos seguimos lamentando por haber perdido trenes.
En fin, amigos, este TLC con Israel parece tener potencial, pero también requiere de mucho trabajo y estrategia. ¿Ustedes creen que realmente podremos aprovechar todas estas oportunidades o nos quedaremos viendo como otros países se llevan la tajada grande? ¿Cuál sector de nuestra economía debería enfocarse primero para sacar el mayor provecho de este nuevo acuerdo comercial?