¡Ay, Dios mío, qué carga! La Federación Costarricense de Fútbol anda moviendo canicas con un proyecto que nos tiene a todos pegadísimos: la posibilidad de traer el Mundial Sub-20 masculino a nuestra querida Centroamérica. Imagínate la vibra, los jóvenes futbolistas mostrando sus habilidades por acá... aunque claro, también hay unas cuantas chinchorritas que resolver.
Según el reconocido periodista Fabián Borbón – quien siempre nos trae la data fresquita – parece que estamos buscando armar una planilla conjunta con nuestros hermanos de Panamá, Guatemala, El Salvador y Honduras. Esta idea no es tan loca como suena, pues ya hemos visto cómo Corea del Sur y Japón le dieron duro organizando un Mundial juntos, y ahora Francia, España e Italia pretenden hacer lo mismo en 2030. Entonces, ¿por qué no nosotros?
La Fedefútbol, digámoslo así, se está esforzando a morir para ver si logramos unir a toda la región en este brete. No es tarea fácil, porque cada país tiene sus propias cositas y prioridades, pero la idea es presentar una candidatura fuerte y demostrarle a la FIFA que Centroamérica tiene mucho que ofrecer. Ya saben, queremos mostrarles que no somos solamente playas bonitas y pura vida, sino también amantes del fútbol.
Pero aquí viene el palo: tenemos que ingeniárselas para cumplir con los requisitos de la FIFA, y ahí es donde la cosa se pone un poquito más complicada. Necesitamos estadios que estén a la altura, instalaciones modernas, y por supuesto, el respaldo incondicional de nuestros gobiernos. Sin eso, la cosa se va al traste rapidito.
Y hablando de estadios, algunos andan preocupados por la situación de Honduras, donde los campos no están precisamente en las mejores condiciones. Además, en Guatemala, las remodelaciones del Estadio Doroteo Guamuch Flores van lentitas, lentitas, y parece que todavía le falta bastante para estar listo para un mundial. ¡Qué pena!
Ahora bien, no todo es negativo. Hay que darle crédito a Costa Rica por tener experiencia en esto de organizar torneos de FIFA. Recordemos que fuimos anfitriones del Mundial Femenino Sub-17 en 2014 y, más reciente, del Mundial Femenino Sub-20 en 2022. Demostramos que podemos hacerlo bien, que somos capaces de recibir a equipos internacionales y brindarles la mejor atención posible. Ese es nuestro mayor puntaje a favor.
Algunos expertos señalan que esta candidatura es una oportunidad única para impulsar el desarrollo del fútbol en la región. No solo atraeríamos inversión y turismo, sino que también podríamos inspirar a miles de niños y jóvenes a perseguir sus sueños futbolísticos. Imaginen el impacto positivo que tendría esto en nuestras comunidades, especialmente en las zonas rurales.
Así que ahí la tienen, mi gente: Costa Rica y Centroamérica apostando por un Mundial Sub-20. Un sueño ambicioso, sí, pero no imposible. Con trabajo duro, planificación estratégica y un poco de fe, podríamos lograrlo. Pero díganme ustedes, ¿creen que realmente estamos listos para asumir este desafío, o simplemente nos estamos jalando una torta con expectativas demasiado altas? ¿Cuál creen que será el mayor obstáculo para concretar este proyecto, considerando la realidad económica y política de la región?
Según el reconocido periodista Fabián Borbón – quien siempre nos trae la data fresquita – parece que estamos buscando armar una planilla conjunta con nuestros hermanos de Panamá, Guatemala, El Salvador y Honduras. Esta idea no es tan loca como suena, pues ya hemos visto cómo Corea del Sur y Japón le dieron duro organizando un Mundial juntos, y ahora Francia, España e Italia pretenden hacer lo mismo en 2030. Entonces, ¿por qué no nosotros?
La Fedefútbol, digámoslo así, se está esforzando a morir para ver si logramos unir a toda la región en este brete. No es tarea fácil, porque cada país tiene sus propias cositas y prioridades, pero la idea es presentar una candidatura fuerte y demostrarle a la FIFA que Centroamérica tiene mucho que ofrecer. Ya saben, queremos mostrarles que no somos solamente playas bonitas y pura vida, sino también amantes del fútbol.
Pero aquí viene el palo: tenemos que ingeniárselas para cumplir con los requisitos de la FIFA, y ahí es donde la cosa se pone un poquito más complicada. Necesitamos estadios que estén a la altura, instalaciones modernas, y por supuesto, el respaldo incondicional de nuestros gobiernos. Sin eso, la cosa se va al traste rapidito.
Y hablando de estadios, algunos andan preocupados por la situación de Honduras, donde los campos no están precisamente en las mejores condiciones. Además, en Guatemala, las remodelaciones del Estadio Doroteo Guamuch Flores van lentitas, lentitas, y parece que todavía le falta bastante para estar listo para un mundial. ¡Qué pena!
Ahora bien, no todo es negativo. Hay que darle crédito a Costa Rica por tener experiencia en esto de organizar torneos de FIFA. Recordemos que fuimos anfitriones del Mundial Femenino Sub-17 en 2014 y, más reciente, del Mundial Femenino Sub-20 en 2022. Demostramos que podemos hacerlo bien, que somos capaces de recibir a equipos internacionales y brindarles la mejor atención posible. Ese es nuestro mayor puntaje a favor.
Algunos expertos señalan que esta candidatura es una oportunidad única para impulsar el desarrollo del fútbol en la región. No solo atraeríamos inversión y turismo, sino que también podríamos inspirar a miles de niños y jóvenes a perseguir sus sueños futbolísticos. Imaginen el impacto positivo que tendría esto en nuestras comunidades, especialmente en las zonas rurales.
Así que ahí la tienen, mi gente: Costa Rica y Centroamérica apostando por un Mundial Sub-20. Un sueño ambicioso, sí, pero no imposible. Con trabajo duro, planificación estratégica y un poco de fe, podríamos lograrlo. Pero díganme ustedes, ¿creen que realmente estamos listos para asumir este desafío, o simplemente nos estamos jalando una torta con expectativas demasiado altas? ¿Cuál creen que será el mayor obstáculo para concretar este proyecto, considerando la realidad económica y política de la región?
