¡Aguante, pura vida! Resulta que el Banco Central, esos señores que andan cuidando la lana del país, le dieron un buen cambio de frente a sus proyecciones económicas. Al parecer, las cosas van mejor de lo que pensábamos hace unos meses, y eso siempre da una alegría, aunque nos falte un poco de oxígeno en los bolsillos.
En julio, estaban diciendo que el Producto Interno Bruto (PIB), que es básicamente la medida de cuánto produce el país, iba a crecer un 3,8%. Un número decente, sí señor, pero ahora, pa’ sorpresa de muchos –y quizá de algunos menos–, elevan la apuesta a un 4,2%. Esto significa que estamos generando más riqueza, más empleo, y en teoría, más oportunidades para todos, ¿no?
Roger Madrigal, el jefe del Banco Central, lo anunció el viernes pasado, y bueno, la verdad es que la noticia llegó con bastante calma, como si ya estuvieran acostumbrados a estas vueltas de anillo. Nadie gritaba “¡Qué chiva!”, ni tampoco “¡Qué despiche!”. Más bien, una especie de aceptación resignada, porque sabemos que la economía es como el clima, cambia rápido y a veces te deja empapado.
Pero ojo, parce, que no todo es color de rosa. Aunque este año pinta mejor, parece que el 2025 no va a mantener el ritmo. Las proyecciones actuales indican que el crecimiento se desacelerará, quedándose lejos del 4,3% que tuvimos el año anterior. Ahí hay que ponerle atención, porque un frenazo así puede afectar a muchas familias y negocios, especialmente a esos pequeños emprendedores que sudan la gota gorda pa'lante.
Y hablando de futuro, el Banco Central también echó cuentas pa’ los años siguientes. Para el 2026, mantienen la proyección en 3,5%, nada emocionante, vamos. Y luego, para el 2026 y 2027, estiman un promedio de crecimiento de 3,6%. Aquí viene el palo, amigos: Madrigal mismo destacó esto como una “desaceleración”. Como si nos estuviera advirtiendo que las mejores épocas podrían estar quedando atrás.
La verdad es que este panorama económico es como un juego de olas: sube, baja, te levanta y te tira al agua. Hay que estar atentos a las señales, ajustar la vela y remar con ganas. Porque si bien esta subida en la proyección del PIB es un respiro, no podemos dormirnos en los laureles. El brete sigue siendo el mismo: mejorar la calidad de vida de los costarricenses, crear empleos dignos y asegurar un futuro próspero para nuestros hijos.
Algunos analistas dicen que esta recuperación podría deberse al aumento del turismo, que ha sido un motor importante para la economía en los últimos tiempos. Otros apuntan a la inversión extranjera, que también está contribuyendo al crecimiento. Pero también hay voces críticas que señalan que esta bonanza podría ser temporal y que necesitamos implementar reformas estructurales profundas para garantizar un crecimiento sostenible a largo plazo. Ya saben, la eterna discusión entre los que prefieren apagar incendios y los que quieren construir casas sólidas.
Ahora, dígame usted, mi estimado lector: ¿Le convence realmente esta subida en la proyección del PIB, o cree que es una ilusión pasajera? ¿Estamos encaminados hacia un futuro próspero o nos espera una decepción a la vuelta de la esquina? ¿Qué medidas debería tomar el gobierno para asegurar un crecimiento económico sostenible y equitativo para todos los costarricenses?
En julio, estaban diciendo que el Producto Interno Bruto (PIB), que es básicamente la medida de cuánto produce el país, iba a crecer un 3,8%. Un número decente, sí señor, pero ahora, pa’ sorpresa de muchos –y quizá de algunos menos–, elevan la apuesta a un 4,2%. Esto significa que estamos generando más riqueza, más empleo, y en teoría, más oportunidades para todos, ¿no?
Roger Madrigal, el jefe del Banco Central, lo anunció el viernes pasado, y bueno, la verdad es que la noticia llegó con bastante calma, como si ya estuvieran acostumbrados a estas vueltas de anillo. Nadie gritaba “¡Qué chiva!”, ni tampoco “¡Qué despiche!”. Más bien, una especie de aceptación resignada, porque sabemos que la economía es como el clima, cambia rápido y a veces te deja empapado.
Pero ojo, parce, que no todo es color de rosa. Aunque este año pinta mejor, parece que el 2025 no va a mantener el ritmo. Las proyecciones actuales indican que el crecimiento se desacelerará, quedándose lejos del 4,3% que tuvimos el año anterior. Ahí hay que ponerle atención, porque un frenazo así puede afectar a muchas familias y negocios, especialmente a esos pequeños emprendedores que sudan la gota gorda pa'lante.
Y hablando de futuro, el Banco Central también echó cuentas pa’ los años siguientes. Para el 2026, mantienen la proyección en 3,5%, nada emocionante, vamos. Y luego, para el 2026 y 2027, estiman un promedio de crecimiento de 3,6%. Aquí viene el palo, amigos: Madrigal mismo destacó esto como una “desaceleración”. Como si nos estuviera advirtiendo que las mejores épocas podrían estar quedando atrás.
La verdad es que este panorama económico es como un juego de olas: sube, baja, te levanta y te tira al agua. Hay que estar atentos a las señales, ajustar la vela y remar con ganas. Porque si bien esta subida en la proyección del PIB es un respiro, no podemos dormirnos en los laureles. El brete sigue siendo el mismo: mejorar la calidad de vida de los costarricenses, crear empleos dignos y asegurar un futuro próspero para nuestros hijos.
Algunos analistas dicen que esta recuperación podría deberse al aumento del turismo, que ha sido un motor importante para la economía en los últimos tiempos. Otros apuntan a la inversión extranjera, que también está contribuyendo al crecimiento. Pero también hay voces críticas que señalan que esta bonanza podría ser temporal y que necesitamos implementar reformas estructurales profundas para garantizar un crecimiento sostenible a largo plazo. Ya saben, la eterna discusión entre los que prefieren apagar incendios y los que quieren construir casas sólidas.
Ahora, dígame usted, mi estimado lector: ¿Le convence realmente esta subida en la proyección del PIB, o cree que es una ilusión pasajera? ¿Estamos encaminados hacia un futuro próspero o nos espera una decepción a la vuelta de la esquina? ¿Qué medidas debería tomar el gobierno para asegurar un crecimiento económico sostenible y equitativo para todos los costarricenses?