Ay, Dios mío, qué fiaca nos cayó este lunes. Resulta que la nueva plataforma del Ministerio de Hacienda, Tribu-CR, debutó con más problemas que un carrito chino cuesta abajo. Usuarios, contadores y hasta el mae más despistado andamos colgados porque el sistema parece que se echó un apagón monumental. Desde que salió el sol, las quejas explotaron en redes sociales como volcán dormido. ¡Un tremendo despiche!
La idea era buena, ¿verdad? Modernizar la gestión tributaria, dejar atrás al viejo ATV y avanzar hacia la era digital. Pero parece que le metieron mano a la máquina sin ponerle lubricante, porque ahora estamos pagando las consecuencias. Según los expertos, y también según la experiencia de todos nosotros, las claves tardan una eternidad en llegar, los saldos a favor se esconden como si fueran tesoro pirata, y las retenciones por tarjeta… bueno, ni les cuento. Luis Javier Porras, un contador público reconocido por acá, comentó que es un dolor de cabeza tratar de conciliar información.
En redes sociales, la bronca es palpable. Uno escribió: “ERROR, con el código de cédula... ‘combinación de datos no devuelve un obligado tributario’”. Otro, desesperado, preguntaba: “Logre ingresar 1 con éxito, pero hay otra cédula que da error... y todo lo estoy poniendo correctamente, ayudaaaaa”. Se respira frustración en el ambiente, mi pana. Hay gente perdiendo medio día tratando de meterle mano al sistema, y con justa razón. Algunos hasta bromeando diciendo: “Hacienda siendo Hacienda, si no hay caos definitivamente no es Hacienda”. ¡Uy, qué verdura!
Y no es solo el problema de las claves y los saldos. Parece que los tutoriales que prometían facilitar la transición fueron pura paja. Las personas que intentan hacer facturas en dólares para exportación de servicios se topan con un lío mayúsculo, porque la moneda no cambia. Los certificados de la llave criptográfica se ponen inválidos, y la exoneración... mejor ni hablar. ¡Un verdadero entuerto!
Según fuentes cercanas, las pruebas previas al lanzamiento parecieron insuficientes. Como si hubieran corrido a toda velocidad sin chequear si los frenos funcionaban. Ahora, Hacienda se encuentra con una ola de reclamos que amenazan con paralizar la administración tributaria del país. Está claro que necesitan apagar el fuego rápido, porque la cosa se puede ir al traste si no toman cartas en el asunto. De hecho, algunos están solicitando que extiendan el plazo para presentar declaraciones mientras arreglan estos problemas.
Hasta el momento, Hacienda ha respondido con un comunicado genérico, indicando que “ya se está revisando la situación reportada a fin de atenderla a la brevedad”. Pero sinceramente, esa respuesta no calma las aguas. Necesitamos soluciones concretas y un cronograma claro para saber cuándo podremos volver a respirar tranquilos. La verdad es que este tipo de situaciones demuestra la importancia de planificar y testear bien cualquier cambio tecnológico antes de lanzarlo al público. No pueden simplemente tirar un sistema nuevo a ver cómo funciona, ¡estamos hablando del dinero de todos!
Algunos recriminan el manejo de la situación, argumentando que estaban más fluidas las cosas con el sistema anterior, ATV. Otros, con un poco de humor negro, comentan que la plataforma tiene tantas fallas que podría haber sido diseñada por estudiantes de bachillerato. Es evidente que hubo una falla de comunicación entre el equipo técnico y los usuarios finales, y ahora estamos pagando el precio. Habrá que esperar y ver si logran enderezar la vara rápidamente, porque la paciencia se agota y el papeleo no espera.
Ahora dime, mi pana, ¿crees que Hacienda debería ofrecer incentivos fiscales a quienes se vieron afectados por estas fallas iniciales en Tribu-CR? ¿O deberían priorizar únicamente la corrección de los problemas técnicos, dejando de lado cualquier compensación? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡queremos saber qué piensas tú!
La idea era buena, ¿verdad? Modernizar la gestión tributaria, dejar atrás al viejo ATV y avanzar hacia la era digital. Pero parece que le metieron mano a la máquina sin ponerle lubricante, porque ahora estamos pagando las consecuencias. Según los expertos, y también según la experiencia de todos nosotros, las claves tardan una eternidad en llegar, los saldos a favor se esconden como si fueran tesoro pirata, y las retenciones por tarjeta… bueno, ni les cuento. Luis Javier Porras, un contador público reconocido por acá, comentó que es un dolor de cabeza tratar de conciliar información.
En redes sociales, la bronca es palpable. Uno escribió: “ERROR, con el código de cédula... ‘combinación de datos no devuelve un obligado tributario’”. Otro, desesperado, preguntaba: “Logre ingresar 1 con éxito, pero hay otra cédula que da error... y todo lo estoy poniendo correctamente, ayudaaaaa”. Se respira frustración en el ambiente, mi pana. Hay gente perdiendo medio día tratando de meterle mano al sistema, y con justa razón. Algunos hasta bromeando diciendo: “Hacienda siendo Hacienda, si no hay caos definitivamente no es Hacienda”. ¡Uy, qué verdura!
Y no es solo el problema de las claves y los saldos. Parece que los tutoriales que prometían facilitar la transición fueron pura paja. Las personas que intentan hacer facturas en dólares para exportación de servicios se topan con un lío mayúsculo, porque la moneda no cambia. Los certificados de la llave criptográfica se ponen inválidos, y la exoneración... mejor ni hablar. ¡Un verdadero entuerto!
Según fuentes cercanas, las pruebas previas al lanzamiento parecieron insuficientes. Como si hubieran corrido a toda velocidad sin chequear si los frenos funcionaban. Ahora, Hacienda se encuentra con una ola de reclamos que amenazan con paralizar la administración tributaria del país. Está claro que necesitan apagar el fuego rápido, porque la cosa se puede ir al traste si no toman cartas en el asunto. De hecho, algunos están solicitando que extiendan el plazo para presentar declaraciones mientras arreglan estos problemas.
Hasta el momento, Hacienda ha respondido con un comunicado genérico, indicando que “ya se está revisando la situación reportada a fin de atenderla a la brevedad”. Pero sinceramente, esa respuesta no calma las aguas. Necesitamos soluciones concretas y un cronograma claro para saber cuándo podremos volver a respirar tranquilos. La verdad es que este tipo de situaciones demuestra la importancia de planificar y testear bien cualquier cambio tecnológico antes de lanzarlo al público. No pueden simplemente tirar un sistema nuevo a ver cómo funciona, ¡estamos hablando del dinero de todos!
Algunos recriminan el manejo de la situación, argumentando que estaban más fluidas las cosas con el sistema anterior, ATV. Otros, con un poco de humor negro, comentan que la plataforma tiene tantas fallas que podría haber sido diseñada por estudiantes de bachillerato. Es evidente que hubo una falla de comunicación entre el equipo técnico y los usuarios finales, y ahora estamos pagando el precio. Habrá que esperar y ver si logran enderezar la vara rápidamente, porque la paciencia se agota y el papeleo no espera.
Ahora dime, mi pana, ¿crees que Hacienda debería ofrecer incentivos fiscales a quienes se vieron afectados por estas fallas iniciales en Tribu-CR? ¿O deberían priorizar únicamente la corrección de los problemas técnicos, dejando de lado cualquier compensación? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡queremos saber qué piensas tú!