¡Ay, mae! Quién nos iba a decir que la UCR viviría un día así. Un sustito de esos que te dejan pensando si te vas a ir al traste estudiando. Después de una mañana llena de rumores y alertas, la universidad finalmente dio luz verde para volver a las clases este sábado y el lunes, pero vaya que le pegaron unos miedazos a la comunidad estudiantil.
Todo empezó con una alerta de seguridad, un tipo amenazando con hacerle una torta a la UCR. Imagínate el pánico, compa. Las clases suspendidas, todos corriendo a sus casas, los ánimos que iban que ni queriendo… La policía movilizada, los bomberos listos para cualquier cosa. ¡Un brete! Se puso la cosa tensa, vamos. Lo bueno es que la coordinación con las autoridades fue rápida, así que eso ayudó a calmar las aguas un poco.
Pero eso no era todo, porque encima, la quebrada Los Negritos decidió hacerse notar y se desbordó, dejando varios edificios bajo agua. ¡Qué sal! El agua entró a algunos laboratorios y oficinas, echando a perder papeles, computadoras... Un desastre, diay. Los trabajadores de mantenimiento andaban hasta el fondo, tratando de achicar el agua y poner todo en orden lo más rápido posible. Vaya sudor frío les tocó.
Según las autoridades de la UCR, una vez que analizaron bien la situación, tanto la amenaza como las inundaciones, determinaron que ya era seguro regresar a clases. Reforzaron la seguridad en los campus, poniendo más vigilantes y revisando cada rincón. También hicieron un llamado a la calma, diciéndonos que confiemos en la institucionalidad. Que sí, claro, pero primero hay que recuperarnos del susto, ¿verdad?
Para el sábado, van a seguir cuidando mucho los lugares donde se hagan exámenes, priorizando la seguridad de los estudiantes y profesores. “Vamos a estar ojo avizor,” aseguraron desde la dirección de la universidad. Y para el lunes, todo debería funcionar normal, siempre y cuando la quebrada Los Negritos se porte bien, que ahí sí estamos rezando pa' que no haya más sorpresas desagradables.
Ahora, cada decano va a revisar cómo quedó sus edificios afectados por la inundación y decidirá qué hacer con las clases. Algunos podrían tener que cambiar de sede temporalmente, otros quizás necesiten un poco más de tiempo para reparar los daños. Pero lo importante es que la UCR sigue firme, buscando soluciones y trabajando para recuperar la tranquilidad en el ambiente universitario. ¡Qué nivel de resiliencia tienen nuestros profes!
Este episodio nos recuerda lo importante que es estar preparados para cualquier eventualidad, y también lo valioso que es contar con instituciones sólidas que sepan responder ante situaciones difíciles. La UCR demostró que tiene los mecanismos necesarios para proteger a su comunidad, y eso es digno de reconocer. Aunque también nos deja pensando en cómo mejorar la infraestructura para evitar futuros problemas con las inundaciones, especialmente con el cambio climático afectándonos a todos.
Después de todo este revuelo, ¿creen que la UCR realmente volvió a la normalidad? ¿Les da cosita regresar a clases después de lo vivido o piensan que tomarán las precauciones necesarias para sentirse seguros? Cuéntenme qué opinan, ¡quiero saber sus ideas sobre este asunto!
Todo empezó con una alerta de seguridad, un tipo amenazando con hacerle una torta a la UCR. Imagínate el pánico, compa. Las clases suspendidas, todos corriendo a sus casas, los ánimos que iban que ni queriendo… La policía movilizada, los bomberos listos para cualquier cosa. ¡Un brete! Se puso la cosa tensa, vamos. Lo bueno es que la coordinación con las autoridades fue rápida, así que eso ayudó a calmar las aguas un poco.
Pero eso no era todo, porque encima, la quebrada Los Negritos decidió hacerse notar y se desbordó, dejando varios edificios bajo agua. ¡Qué sal! El agua entró a algunos laboratorios y oficinas, echando a perder papeles, computadoras... Un desastre, diay. Los trabajadores de mantenimiento andaban hasta el fondo, tratando de achicar el agua y poner todo en orden lo más rápido posible. Vaya sudor frío les tocó.
Según las autoridades de la UCR, una vez que analizaron bien la situación, tanto la amenaza como las inundaciones, determinaron que ya era seguro regresar a clases. Reforzaron la seguridad en los campus, poniendo más vigilantes y revisando cada rincón. También hicieron un llamado a la calma, diciéndonos que confiemos en la institucionalidad. Que sí, claro, pero primero hay que recuperarnos del susto, ¿verdad?
Para el sábado, van a seguir cuidando mucho los lugares donde se hagan exámenes, priorizando la seguridad de los estudiantes y profesores. “Vamos a estar ojo avizor,” aseguraron desde la dirección de la universidad. Y para el lunes, todo debería funcionar normal, siempre y cuando la quebrada Los Negritos se porte bien, que ahí sí estamos rezando pa' que no haya más sorpresas desagradables.
Ahora, cada decano va a revisar cómo quedó sus edificios afectados por la inundación y decidirá qué hacer con las clases. Algunos podrían tener que cambiar de sede temporalmente, otros quizás necesiten un poco más de tiempo para reparar los daños. Pero lo importante es que la UCR sigue firme, buscando soluciones y trabajando para recuperar la tranquilidad en el ambiente universitario. ¡Qué nivel de resiliencia tienen nuestros profes!
Este episodio nos recuerda lo importante que es estar preparados para cualquier eventualidad, y también lo valioso que es contar con instituciones sólidas que sepan responder ante situaciones difíciles. La UCR demostró que tiene los mecanismos necesarios para proteger a su comunidad, y eso es digno de reconocer. Aunque también nos deja pensando en cómo mejorar la infraestructura para evitar futuros problemas con las inundaciones, especialmente con el cambio climático afectándonos a todos.
Después de todo este revuelo, ¿creen que la UCR realmente volvió a la normalidad? ¿Les da cosita regresar a clases después de lo vivido o piensan que tomarán las precauciones necesarias para sentirse seguros? Cuéntenme qué opinan, ¡quiero saber sus ideas sobre este asunto!
