¡Ay, pata! Quién se hubiera imaginado que un lugar lleno de libros polvorientos podría seguir vigente en este mundo de celulares y TikToks, ¿verdad? Pues resulta que la Biblioteca Nacional de Costa Rica está cumpliendo 138 años de ser un pilar fundamental de nuestra cultura, y eso sí que amerita un brindis, mángel.
Desde su fundación allá por 1887, esta institución ha sido mucho más que un simple depósito de volúmenes. Ha sido el guardián de nuestra memoria colectiva, el refugio de intelectuales y estudiantes, y un espacio donde generaciones han descubierto mundos nuevos entre sus estanterías. Pura vaina pensar en todos los secretos y historias que albergan esas paredes, ¿eh?
Pero la celebración este año tuvo un plus: coincidió con el Día Mundial de las Bibliotecas. Y para darle más sabor a la cosa, la Banda Nacional de San José se rifó un conciertazo que dejó a todos boquiabiertos. Imagínate, acordes clásicos mezclándose con el aroma a libro viejo... ¡Una combinación celestial, diay!
Y no crean que la Biblioteca solo se dedica a acumular polvo en los libros. ¡Para nada! Resulta que también tienen una fonoteca impresionante con música nacional, archivos audiovisuales y hasta viejos programas de radio. Un tesoro escondido que pocos conocen, pero que vale oro, especialmente para los amantes de la cultura pura. Ahí te dicen que no es solo libros, ¡es un centro cultural completo!
Laura Rodríguez, la directora de la Biblioteca Nacional, nos comentó que ahora la clave está en combinar lo tradicional con lo moderno. “Necesitamos aprovechar al máximo las nuevas tecnologías para educar y preservar nuestra historia”, explicó. Parece que quieren meterle mano a lo digital, crear contenidos interactivos y llegar a un público más amplio. Que bueno que se están poniendo las pilas, porque los tiempos cambian y hay que adaptarse, ¿qué les vamos a hacer?
Además, la Biblioteca Nacional, y sobre todo las bibliotecas públicas, son espacios vibrantes que ofrecen mucho más que leer. Organizan conversatorios, conciertos, exposiciones… ¡Hasta tuvieron dos muestras increíbles de mascaradas tradicionales! Una forma de acercar la cultura a la gente, especialmente a los más jóvenes. Esto sí que es ponerle cariño al brete.
Algunos puristas quizás digan que la tecnología va a matar la lectura, pero yo creo que puede ser una herramienta poderosa si se usa bien. Imagínate poder acceder a miles de documentos históricos desde tu celular, participar en debates virtuales sobre literatura clásica o incluso crear tu propia biblioteca digital. Las posibilidades son infinitas, varongo. Lo importante es que sigamos valorando y apoyando estos lugares que nos conectan con nuestras raíces.
Así que ya saben, la próxima vez que estén buscando algo interesante para hacer, vayan a visitar la Biblioteca Nacional. Descubran los tesoros que esconden, participen en sus actividades y ayuden a mantener viva nuestra cultura. Pero dime, ¿crees que las bibliotecas físicas tendrán aún relevancia en un futuro dominado por internet o serán relegadas a museos nostálgicos?
Desde su fundación allá por 1887, esta institución ha sido mucho más que un simple depósito de volúmenes. Ha sido el guardián de nuestra memoria colectiva, el refugio de intelectuales y estudiantes, y un espacio donde generaciones han descubierto mundos nuevos entre sus estanterías. Pura vaina pensar en todos los secretos y historias que albergan esas paredes, ¿eh?
Pero la celebración este año tuvo un plus: coincidió con el Día Mundial de las Bibliotecas. Y para darle más sabor a la cosa, la Banda Nacional de San José se rifó un conciertazo que dejó a todos boquiabiertos. Imagínate, acordes clásicos mezclándose con el aroma a libro viejo... ¡Una combinación celestial, diay!
Y no crean que la Biblioteca solo se dedica a acumular polvo en los libros. ¡Para nada! Resulta que también tienen una fonoteca impresionante con música nacional, archivos audiovisuales y hasta viejos programas de radio. Un tesoro escondido que pocos conocen, pero que vale oro, especialmente para los amantes de la cultura pura. Ahí te dicen que no es solo libros, ¡es un centro cultural completo!
Laura Rodríguez, la directora de la Biblioteca Nacional, nos comentó que ahora la clave está en combinar lo tradicional con lo moderno. “Necesitamos aprovechar al máximo las nuevas tecnologías para educar y preservar nuestra historia”, explicó. Parece que quieren meterle mano a lo digital, crear contenidos interactivos y llegar a un público más amplio. Que bueno que se están poniendo las pilas, porque los tiempos cambian y hay que adaptarse, ¿qué les vamos a hacer?
Además, la Biblioteca Nacional, y sobre todo las bibliotecas públicas, son espacios vibrantes que ofrecen mucho más que leer. Organizan conversatorios, conciertos, exposiciones… ¡Hasta tuvieron dos muestras increíbles de mascaradas tradicionales! Una forma de acercar la cultura a la gente, especialmente a los más jóvenes. Esto sí que es ponerle cariño al brete.
Algunos puristas quizás digan que la tecnología va a matar la lectura, pero yo creo que puede ser una herramienta poderosa si se usa bien. Imagínate poder acceder a miles de documentos históricos desde tu celular, participar en debates virtuales sobre literatura clásica o incluso crear tu propia biblioteca digital. Las posibilidades son infinitas, varongo. Lo importante es que sigamos valorando y apoyando estos lugares que nos conectan con nuestras raíces.
Así que ya saben, la próxima vez que estén buscando algo interesante para hacer, vayan a visitar la Biblioteca Nacional. Descubran los tesoros que esconden, participen en sus actividades y ayuden a mantener viva nuestra cultura. Pero dime, ¿crees que las bibliotecas físicas tendrán aún relevancia en un futuro dominado por internet o serán relegadas a museos nostálgicos?
